El papa Francisco recibió hoy en su residencia vaticana, la Casa Santa Marta, al ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton y ambos charlaron y se intercambiaron algunos regalos, según confirmó la Santa Sede en sus redes sociales.
El pontífice, ayudado de un bastón por sus problemas de rodilla, recibió personalmente al ex mandatario y a su delegación en su propia residencia y le dijo en inglés “muchas gracias por visitarme”.
Después se sentaron y Francisco se interesó por su agenda romana: “¿Qué habéis hecho estos días en Roma?”, le preguntó, según se escucha en el vídeo difundido por el Vaticano.
Al término de la audiencia, el papa le regaló una estatuilla y le explicó que representa “nuestro trabajo que hace la paz”.
Por su parte, el ex presidente estadounidense le entregó una bandeja con el emblema de su país.
Clinton se encuentra en Roma para pasar dos días y la pasada noche se le pudo ver en un restaurante de la ciudad, muy próximo a la embajada de su país, cenando un plato de pasta típica “cacio e peppe”, según han recogido los medios locales.
El ex mandatario ya pasó por el Vaticano en 1994, cuando estaba en el poder, para participar en una audiencia con el entonces papa Juan Pablo II acompañado por su esposa, Hillary Clinton.
Clinton, de 76 años, se convierte así en el tercer político demócrata que visita al Papa en las últimas semanas, luego del ex secretario de Estado John Kerry y del ex candidato a alcalde de Los Ángeles Rick Caruso.
En 2021, el papa mantuvo un encuentro con Biden, y el presidente estadounidense le dedicó unas palabras muy emotivas al pontífice.
“Usted es el guerrero por la paz más importante que he conocido”, dijo Biden en inglés mientras una traductora le trasmitía el mensaje a Francisco en italiano. “Y con su permiso, me gustaría poder darle una moneda. Tiene el sello de los Estados Unidos en el anverso. Lo que es diferente con esta moneda... Sé que mi hijo querría que se la diera”, agregó.
“En la parte de atrás tiene el estado de Delaware, la 261ª Unidad en la que sirvió mi hijo. La tradición es -y sólo bromeo con esto- es que la próxima vez que lo vea y no lo tenga, tendrá que pagar los tragos”, finalizó el demócrata entre risas.
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