El director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Mariano Grossi, defendió hoy la “fiabilidad” del plan japonés para procesar y verter al mar el agua contaminada de la central nuclear de Fukushima, ante la oposición al mismo de comunidades locales y de países vecinos.
El OIEA presentó hoy al Gobierno de Japón las conclusiones de su evaluación del plan para el vertido, en las que el organismo señala que el proceso ideado por Japón “cumple los estándares de seguridad internacionales” y que tendrá “un impacto radiológico insignificante” tanto para la salud humana como para el medio ambiente.
Grossi explicó que el OIEA ha analizado durante más de dos años la “fiabilidad” del sistema instalado en la central de Fukushima Daiichi para el filtrado y dilución del agua contaminada antes de su descarga al Pacífico, lo que ha sido uno de los puntos claves de su informe.
“Nuestro trabajo es ser honestos y estar disponibles para responder a todas las preguntas sobre el informe”, dijo Grossi, quien también señaló que el OIEA continuará atendiendo a la preocupación que pueda generar el vertido en otros países y también en la industria pesquera de Fukushima, que se mantiene en contra del vertido.
El diplomático argentino respondió así en rueda de prensa a las preguntas de los medios sobre la inquietud que ha generado el plan en China, país que ha criticado firmemente el vertido, y en Corea del Sur, que ha enviado una misión propia a Japón para sacar sus propias conclusiones sobre el tema.
El OIEA ha acordado además con Japón mantener una oficina permanente en las instalaciones nucleares de Daiichi para monitorizar el vertido una vez que este comience, y para analizar los niveles de radiactividad en el líquido que irá a parar al mar y en las aguas en torno a la central.
Grossi recordó asimismo que el sistema de dilución en agua marina de líquido con residuos radiactivos es una práctica habitual en la industria nuclear y que se emplea “en muchos países, incluyendo China, Corea del Sur, Estados Unidos o Francia”, y señaló que esta circunstancia se ha tenido en cuenta también a la hora de evaluar el plan nipón.
El agua altamente contaminada que se genera en Fukushima Daiichi se procesa en circuitos llamados ALPS (Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos) para retirar la mayor parte de los elementos radiactivos, a excepción del tritio, y una vez que se comprueba que los niveles de radiación restantes se encuentran dentro de límites considerados seguros, será vertida al mar a partir de este verano, según el plan del Ejecutivo nipón.
El Gobierno japonés y TEPCO, propietaria de la damnificada central atómica, tomaron esta decisión ante la incapacidad de seguir almacenando el agua en tanques instalados en terrenos de la central, por la falta de espacio físico.
“No permitiremos un vertido de aguas que pudiera afectar a la salud de los japoneses o de personas de todo el mundo y tampoco al medioambiente”, dijo el primer ministro nipón, Fumio Kishida, durante una rueda de prensa tras su reunión con Grossi.
Tras presentar las conclusiones del informe, Grossi visitará este miércoles la accidentada planta para observar in situ los preparativos para el vertido, y a partir del viernes viajará a Corea del Sur para reunirse con autoridades de este país y abordar el mismo tema.
Un pequeño grupo de manifestantes se concentró frente al edificio donde tuvo lugar la rueda de prensa de Grossi hoy en Tokio para mostrar carteles y corear eslóganes en coreano en contra del vertido.
Críticas de China
Por su parte, China urgió hoy a Japón a que detenga su plan para procesar y verter al mar el agua contaminada y acusó al país de “forzar un plan que ha levantado múltiples preocupaciones en la comunidad internacional”.
“El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) presentó unas conclusiones que Japón no debería utilizar como un pasaporte para poner en marcha su plan. No se puede probar que el vertido sea la opción más segura o la más fiable”, dijo hoy la portavoz de Exteriores Mao Ning en rueda de prensa.
Según Mao, “Japón ha actuado de forma completamente arbitraria” a la hora de “forzar” su plan.
“China urge de nuevo a Japón a que detenga este plan y sea responsable con las futuras generaciones. Deben lidiar con el problema de una manera segura, transparente y científica, bajo estricta supervisión internacional”, indicó.
(Con información de EFE)
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