El presidente Emmanuel Macron informó el sábado a Berlín de que aplazaba una visita de Estado para hacer frente a los disturbios urbanos que sacuden Francia desde hace cuatro noches, mientras se velaba al joven de 17 años cuyo asesinato a manos de la policía desencadenó las protestas.
La policía detuvo a 1.311 personas en la noche del viernes al sábado, la cifra más alta desde que comenzaron las violentas protestas por el asesinato a quemarropa por un policía de Nahel M. en el suburbio parisino de Nanterre el martes.
Se produjeron saqueos de comercios y ataques a ayuntamientos en varias localidades del país, a pesar de que el Ministerio del Interior envió 45.000 miembros de la policía y también vehículos blindados para hacer frente a los disturbios.
Las protestas por la muerte del adolescente Nahel M., de origen argelino, han vuelto a poner de manifiesto las graves tensiones raciales de la Francia moderna y han aumentado el escrutinio sobre la policía, acusada desde hace tiempo de señalar a las minorías.
La crisis es un acontecimiento enormemente inoportuno para Macron, que esperaba seguir adelante con su segundo mandato tras superar las protestas que estallaron en enero por el aumento de la edad de jubilación.
La presidencia alemana anunció que Macron habló por teléfono con el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, “y le informó de la situación en su país”, ya que pidió que se pospusiera la visita prevista para el domingo.
La medida es enormemente embarazosa para Macron, que a principios de año se vio obligado a aplazar una visita del rey británico Carlos III a Francia debido a las protestas por las pensiones.
Formas pacíficas y constructivas
La ceremonia fúnebre de Nahel comenzó en el suburbio parisino de Nanterre, donde vivía, con una gran multitud reunida en el cementerio local en un ambiente tenso, dijo un reportero de la AFP.
La familia quería estar lo más íntima posible y lejos de las cámaras. Está prevista una ceremonia a primera hora de la tarde en la mezquita de Nanterre y el entierro tendrá lugar después en el gigantesco cementerio de Mont Valerien, en la zona.
En una intervención poco habitual en un asunto social, la selección francesa de fútbol, muchos de cuyos principales jugadores pertenecen a minorías, se sumó a los llamamientos para poner fin a los enfrentamientos.
“El tiempo de la violencia debe dar paso al del luto, el diálogo y la reconstrucción”, afirmó el equipo en un comunicado publicado en las redes sociales por su capitán y superestrella del París Saint-Germain, Kylian Mbappe.
Les Bleus se declararon “conmocionados por la brutal muerte del joven Nahel”, pero pidieron que la violencia deje paso a “otras formas pacíficas y constructivas de expresarse”.
El Ministro del Interior, Gerald Darmanin, dijo que en general la escala de violencia era menos intensa que en noches anteriores, pero que seguía habiendo disturbios intensos en determinadas zonas, incluidas las ciudades de Marsella, Lyon y Grenoble, con bandas de alborotadores, a menudo encapuchados, saqueando comercios.
Las cifras provisionales del Ministerio publicadas a primera hora del sábado indicaban que 1.350 vehículos y 234 edificios habían sido incendiados durante la noche, y que se habían producido 2.560 incidentes de incendios en espacios públicos.
El Ministerio también informó de que 79 policías o gendarmes habían resultado heridos.
Explotación inaceptable
La ciudad portuaria de Marsella, en el sur del país, volvió a ser escenario de enfrentamientos y saqueos desde el centro y más al norte, en los barrios de bajos ingresos que Macron visitó a principios de semana.
En un intento de limitar la violencia y los tranvías en Francia han dejado de funcionar después de las 21:00 horas (1900 GMT) y se ha prohibido la venta de fuegos artificiales de gran tamaño y líquidos inflamables.
La primera ministra, Elisabeth Borne, también anunció la cancelación de eventos multitudinarios en todo el país, que incluían dos conciertos este fin de semana de la popularísima cantante Mylene Farmer en el estadio de Francia.
Macron, que inicialmente denunció una muerte “imperdonable”, también criticó el viernes una “explotación inaceptable de la muerte de un adolescente” en algunos sectores y se comprometió a trabajar con las redes sociales para frenar la “violencia de imitación”.
También instó a los padres a responsabilizarse de los alborotadores menores de edad, un tercio de los cuales eran “jóvenes o muy jóvenes”.
La oficina de derechos humanos de la ONU declaró el viernes que el asesinato del adolescente de ascendencia norteafricana era “un momento para que el país aborde seriamente los profundos problemas de racismo y discriminación racial en las fuerzas del orden”.
Los disturbios han suscitado preocupación en el extranjero, ya que Francia acogerá la Copa del Mundo de Rugby en otoño y, posteriormente, los Juegos Olímpicos de París en el verano de 2024.
Gran Bretaña y otros países europeos actualizaron sus consejos de viaje para advertir a los turistas que se mantuvieran alejados de las zonas afectadas por los disturbios.
“Nuestros miembros hoteleros han sufrido una oleada de cancelaciones de reservas en todos los territorios afectados por los daños y los enfrentamientos”, declaró el chef Thierry Marx, presidente de la principal asociación de empresarios de hostelería.
Un policía de 38 años ha sido acusado de homicidio voluntario por la muerte del adolescente.
Con información de AFP
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