Las fuerzas de seguridad arrestaron a 994 personas en Francia en la cuarta noche de disturbios por la muerte del adolescente baleado por la policía, informó este sábado el Ministerio del Interior francés.
Del total de detenciones, 406 se registraron en París y en los suburbios de la capital francesa, precisó a la AFP una fuente de la policía.
El ministerio del Interior reportó en un balance preliminar que hubo “79 policías y gendarmes heridos”.
Las autoridades informaron que 1.350 vehículos fueron incendiados o dañados, 234 edificios quemados o deteriorados y se registraron 2.560 incendios en la vía pública.
Marsella, la segunda ciudad más importante de Francia, en el sur, y Lyon, en el este, fueron las localidades más afectadas por la violencia.
Durante la madrugada el ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, informó que la violencia fue de “una intensidad mucho menor” que en las noches anteriores.
La cifra de detenidos reportada este sábado es la mayor desde que comenzaron los disturbios.
Francia desplegó el viernes blindados y 45.000 policías para contener los disturbios provocados por la muerte de un joven baleado por un agente que, aunque “con menor intensidad”, continuaron por cuarta noche con casi 500 detenidos.
En la víspera del funeral del joven Nahel, de 17 años, el presidente centrista Emmanuel Macron reforzó las medidas de seguridad y apeló directamente a los padres de los menores que han participado en las tres noches previas de protestas.
Su ministro del Interior, Gérald Darmanin, autorizó la movilización de unidades blindadas de la gendarmería, un cuerpo militar que tiene competencias de seguridad pública.
Sin embargo, la noche volvió a traer destrozos, saqueos y lanzamientos de proyectiles contra los furgones de la policía, que respondía con gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.
Alrededor de las 02:30 (00:30 GMT), el ministro anunció que se habían detenido a 471 personas, pero señaló que la violencia era de “una intensidad mucho menor”, con algunas regiones muy tranquilas.
La violencia y los actos vandálicos emergieron en la noche del viernes, especialmente en Lyon (este) y en Marsella, la segunda ciudad de Francia, donde el ministerio de Interior mandó refuerzos.
“Todo el mundo detesta a la policía”, cantaba un grupo de jóvenes, muchos de ellos con el rostro cubierto, en esta ciudad portuaria donde se produjeron saqueos, incendios y lanzamientos de proyectiles contra la policía, que detuvo a casi 90 personas.
Las autoridades impusieron toques de queda en al menos tres localidades de la región de París y en varias otras del país.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, pidió la suspensión de grandes eventos como conciertos, del servicio público de tranvías y autobuses a partir de las 21:00 y la venta de cohetes, bidones de combustible y productos inflamables.
Una armería ha sido asaltada este viernes por la noche en Marsella en la que han robado varios rifles de caza, pero según fuentes policiales sin munición, durante la ola de protestas que registra Francia desde que el martes muriese un adolescente en la ciudad de Nanterre por el disparo efectuado por un policía durante un control.
El dueño de la tienda ha descrito que vio a unos “30 jóvenes con una intención clara” y ha denunciado que sus provisiones “ya no están seguras”, según ha informado el periódico francés ‘Le Parisien’.
El balance de los enfrentamientos en la última noche fue elevado. El gobierno informó de la detención de 875 personas (408 en París y sus suburbios) y de 249 agentes heridos, así como de 492 edificios atacados y de 2.000 vehículos calcinados.
Luego de varias jornadas de violencia en Francia, la selección de fútbol emitió un comunicado que fue replicado por los futbolistas que componen el elenco galo. El objetivo del escrito es impulsar la paz que parece haberse perdido debido a las jornadas de protestas que sacuden al país europeo después de que un agente de Policía matara a un menor de edad.
Nuevos enfrentamientos entre policías y manifestantes tuvieron lugar en la noche en Lyon (este), en una protesta prohibida por las autoridades y en Marsella, donde las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos.
También se registraron protestas en otras ciudades como Grenoble y Estrasburgo, donde hubo saqueos. Las autoridades impusieron toques de queda en al menos tres localidades de la región de París y en varias otras del país.
Los hechos relanzaron el debate sobre la violencia policial en Francia, donde en 2022 murieron 13 personas en circunstancias similares a las de Nahel, y sobre las fuerzas del orden, vistas como racista por parte de la población.
La ONU pidió a las autoridades francesas ocuparse seriamente de los “profundos” problemas de “racismo y discriminación racial” en sus fuerzas de seguridad, unas acusaciones que el Ministerio de Exteriores calificó de “totalmente infundadas”.
Francia vive lo que parece el comienzo de un incendio social en algunos barrios populares, como ya ha habido en el pasado, tras la muerte por un tiro de la policía de un joven negro que conducía sin permiso un coche y trataba de escapar a un control.
El ministro del Interior de Francia, Gérald Darmanin, ha elevado a 917 el balance de detenidos durante las protestas llevadas a cabo el jueves contra la muerte de Nahel, un joven argelino de 17 años que fue abatido por un agente de la Policía en la localidad francesa de Nanterre.
Darmanin ha anunciado un despliegue de cerca de 45.000 policías y gendarmes durante la noche de este viernes para combatir la violencia. Asimismo, ha vuelto a poner sobre la mesa la posibilidad de decretar un estado de emergencia en el país.
“En 50 años, hemos usado el estado de emergencia cuatro veces. El presidente Chirac lo usó después de diez días de disturbios”, ha enfatizado durante una entrevista en la cadena TF1 Info, agregando que “no se descarta ninguna medida”.