Unos dos millones de peregrinos musulmanes comenzaron oficialmente el peregrinaje anual del haj el lunes, y salieron de La Meca tras rodear el lugar más sagrado del islam, la Kaaba, y congregarse en un gran campamento de carpas en el desierto cercano para un día y una noche de oración.
Una de las aglomeraciones religiosas más grandes del mundo recuperaba toda su capacidad este año por primera vez desde que se introdujeron medidas contra la pandemia del coronavirus hace tres años.
El peregrinaje es uno de los cinco pilares del islam y todos los musulmanes están obligados a hacer el viaje al menos una vez en su vida si tienen los medios físicos y económicos para hacerlo.
Para los peregrinos es una conmovedora experiencia espiritual que absuelve pecados, les acerca a Dios y une a los más de 1.800 millones de musulmanes del mundo. Algunos dedican años a ahorrar y esperar un permiso para emprender el viaje.
Mantener los lugares sagrados y acoger el haj es una gran fuente de orgullo y legitimidad para la familia real saudí, que capturó La Meca en la década de 1920. En ocasiones la peregrinación se ha visto empañada por la tragedia, como ocurrió en 2015 cuando unas 2.400 personas murieron en una estampida y aplastamiento de fieles.
Cuando el inicio de la pandemia del coronavirus provocó confinamientos en todo el mundo en 2020, las autoridades saudíes limitaron el haj a unos pocos miles de ciudadanos y residentes locales. El año anterior habían participado unos 2,5 millones de musulmanes.
Los peregrinos comienzan entrando un estado de pureza espiritual conocido como “ihram”. Los hombres llevan prendas sencillas de color blanco y las mujeres se cubren el cabello y prescinden del maquillaje. Los peregrinos rodean siete veces la Kaaba, un cubo negro, y caminan entre dos colinas, todo dentro de la Gran Mezquita de La Meca, la más grande del mundo.
La mayoría de los rituales del haj aluden a pasajes del Corán sobre Abraham, su hijo Ismael y la madre de Ismael, Agar. El recorrido entre las colinas, por ejemplo, recrea cómo Agar buscaba agua en el desierto para Ismael. Según la tradición islámica, Dios ordenó a Abraham que sacrificara a su hijo Ismael antes de detenerle en el último momento. Los musulmanes creen que después Abraham e Ismael construyeron la Kaaba, hacia la que se orientan los musulmanes para rezar sin importar dónde se encuentren.
En las tradiciones cristianas y judías, el patriarca recibió la orden de sacrificar a su otro hijo, Isaac.
Los peregrinos han hecho el recorrido ritual en torno a la Kaaba desde su llegada a La Meca en los últimos días. Mientras los últimos de la jornada lo hacían el lunes, los fieles llegaban a pie o en autobús a Mina, donde acamparán en una de las mayores ciudades de carpas del mundo. Allí rezarán un día y una noche antes de viajar el martes al monte Arafat, donde creen que el profeta Mahoma ofreció su último sermón.
Entonces recogerán guijarros de un lugar conocido como Muzdalifa para utilizarlos en la lapidación simbólica de pilares que representan al diablo en Mina. Los últimos tres días del haj coinciden con el feriado del Eid al-Adha, en el que los musulmanes de todo el mundo sacrifican ganado y reparten la carne a los pobres.
(con información de AP)
Seguir Leyendo: