El secretario de Estado de EEUU ha estimado que la crisis abierta el sábado con la rebelión del grupo de mercenarios Wagner en Rusia todavía no ha terminado dado que la operación ha supuesto un “desafío directo” contra la autoridad del presidente ruso, Vladimir Putin.
“Todavía no hemos visto el último acto”, ha declarado Blinken en una entrevista este domingo con el programa Face the Nation, de la cadena CBS, en sus primeros comentarios públicos sobre la rebelión de Wagner liderada por el jefe de la organización, Yevgeni Progozhin.
La operación comenzó a última hora del viernes con la toma de la ciudad rusa de Rostov, sede del mando sur del Ejército ruso, con la intención de dirigirse hacia Moscú para pedir explicaciones al Ministerio de Defensa por matar presuntamente a sus hombres en un bombardeo. El Ministerio negó toda implicación. El convoy de Prigozhin dio media vuelta en la tarde del sábado gracias a la mediación del presidente bielorruso, Aleksander Lukashenko. Los mercenarios han sido amnistiados y en principio Prigozhin estaría en Bielorrusia, aunque no se tienen noticias de él desde su salida de Rostov, ayer por la noche.
“Esta situación plantea preguntas muy profundas y demuestra verdaderas grietas (en el Kremlin)”, ha indicado Blinken. “No quiero especular cómo va a acabar esto exactamente pero Putin va a tener que responder muchas cuestiones de aquí a las próximas semanas o meses”, ha añadido el secretario de Estado.
Blinken confirmó que, en medio de la crisis, responsables rusos y estadounidenses mantuvieron contacto estrecho para controlar la situación de los ciudadanos estadounidenses en Rusia y evitar que resultaran afectados por la crisis.
“Di instrucciones a mi propio equipo, a instancias del presidente (Joe Biden), para que se comprometiera con los rusos ante todo para asegurarnos de que entendieran sus responsabilidades en términos de proteger a nuestro propio personal, garantizar su seguridad y bienestar, así como a cualquier ciudadano estadounidense en Rusia”, ha declarado Blinken.
Por lo demás, el secretario de Estado ha indicado para saber con exactitud que va a ocurrir con las fuerzas de Wagner a tenor de las últimas informaciones que apuntan a una posible integración en el Ejército ruso, “con lo que ello conlleva para otras partes del mundo”, dada la extendida presencia del grupo en África o Siria.
“En general, estamos ante asuntos fundamentalmente internos que los rusos deben resolver, no es nuestro lugar hacer eso. Nos corresponde asegurarnos de que Ucrania siga teniendo lo que necesita para defenderse y recuperar el territorio que Rusia ha ocupado allí”, ha zanjado.
China dijo este domingo que apoyaba a Rusia en la “protección de la estabilidad nacional”, en los primeros comentarios oficiales de Beijing sobre un levantamiento armado de corta duración liderado por el jefe del grupo mercenario Wagner Yevgeny Prigozhin.
Qin Gang, ha recibido este domingo al viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Andrei Rudenko, un encuentro marcado por la efímera rebelión protagonizada por la organización de mercenarios Wagner.
Qin y Rudenko han abordado la situación internacional y regional tratando los temas de interés común, ha explicado el Ministerio de Asuntos Exteriores chino en un comunicado. Rudenko es el ‘número dos’ del ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov.
Los mercenarios de Wagner, con su líder Yevgeni Prigozhin a la cabeza tomaron el viernes por la noche la ciudad de Rostov del Don y sus estratégicas instalaciones militares sin resistencia tras denunciar un bombardeo sobre sus fuerzas por parte de las Fuerzas Aéreas rusas.
El sábado Wagner se disponía a marchar sobre Moscú, pero a última hora de la tarde se anunció un acuerdo mediado por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, por el que cesaría la marcha a Moscú, no se perseguiría judicialmente a los implicados y Prigohzin partiría hacia Bielorrusia.
Los servicios de Inteligencia de Estados Unidos sospechan que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, había sido avisado de una posible rebelión del grupo de mercenarios Wagner y de su líder, Yevgeni Prighozin, aproximadamente un día antes de los hechos protagonizados por la organización y que comenzó la tarde-noche del viernes con la toma de la ciudad rusa de Rostov, sede del cuartel del mando sur del Ejército ruso.
Los mercenarios abandonaron la región de Lipetsk, al sur de Moscú, al día siguiente de que su jefe Yevgueni Prigozhin pusiera fin a una rebelión armada que amenazaba con llegar hasta la capital, indicaron las autoridades locales.
“Las unidades de Wagner que se desplegaron el sábado en la región de Lipetsk, abandonaron el territorio”, declaró el servicio de prensa de las autoridades regionales en Telegram. La capital regional de Lipetsk se encuentra a 400 km de Moscú.
El conocido empresario opositor ruso Mijaíl Jodorkovski, el hombre más rico de Rusia hasta su condena y exilio, lamentó hoy que con el fracaso de la sublevacion de Wagner se perdiese la oportunidad de un cambio de Gobierno en Rusia, pero llamó a estar listos para nuevas revueltas.
“Pensado con la cabeza fría: ayer tuvo lugar una situación revolucionaria. Una sublevación en Moscú podía haber cambiado el poder. Dejamos escapar la situación, esto es un menos. Pero el régimen se debilitó a consecuencia de eso, esto es un mas”, escribió en su canal de Telegram.
Según Jodorkovski, “surgirán más situaciones como esta”.
“Y hay que estar más listos para ellas”, instó.
Las fuentes de Inteligencia de EEUU entienden que, durante esta última semana, comenzaron a acumularse los “indicios suficientes” como para que el Kremlin “concluyera que ahí está pasando algo”. No obstante, y como reconocieron las fuentes de los mismos servicios, la naturaleza exacta de lo que iba a suceder, así como el momento exacto en que iba a ocurrir, era desconocida para todos excepto para Prigozhin y su gente.
“Creo que estaban preparados para algo así”, indica no obstante una fuente de Inteligencia al ‘Washington Post’.
Estas fuentes estiman que el momento clave ocurrió el 10 de junio, cuando el Ministerio de Defensa ruso ordenó a Wagner que se acogiera a la política del Gobierno por la que todos los grupos de voluntarios armados debían firmar contratos con el Ejército, algo que Prigozhin entendió como una incorporación forzosa a las filas, en la gota que colmó el vaso de meses de discrepancias con la cúpula militar rusa sobre el desarrollo de la guerra de Ucrania.
Los combatientes chechenos de la unidad Ajmat, enviados a la región rusa de Rostov para sofocar la sublevación del grupo de mercenarios rusos Wagner, regresaron al frente ucraniano tras el fin de la revuelta, informó este domingo el comandante checheno Apti Alaudínov.
“En estos momentos las unidades de Ajmat regresan paulatinamente a la zona de la operación especial militar para continuar sus misiones en la liberación de Márinka”, afirmó el comandante a la agencia rusa TASS.
Alaudínov indicó que parte de las unidades de Ajmat permaneció en el frente y “solo implicamos a aquellos que podían ser remplazados por otras unidades”.
El líder checheno, Ramzán Kadírov, informó anteriormente en su canal de Telegram que los combatientes de Ajmat emplazados en la región de Rostov “esperaban la orden para cumplir la misión encomendada”, pero “la situación se solucionó sin una confrontación directa”.
Tras declararse en rebeldía, el Grupo Wagner cruzó la frontera rusa, ocupó la ciudad de Rostov en el Don y envió cuatro columnas en una “marcha de la justicia” hacia Moscú, según la bautizó el jefe de los mercenarios, Yevgueni Prigozhin, con el fin de sustituir la cúpula militar rusa, a la que culpa de los fracasos del Ejército ruso en Ucrania.