El jefe del grupo de mercenarios rusos Wagner declarado en rebeldía contra el Ministerio de Defensa ruso, Yevgueni Prigozhin, afirmó hoy tener bajo control el Estado Mayor de las fuerzas rusas en la ciudad de Rostov, en el sur del país.
“Estamos en el Estado Mayor, 7.30 hora de Moscú (04.30 GMT), controlamos las instalaciones militares de Rostov, incluyendo el aeródromo”, afirmó en un vídeo publicado en su cuenta de Telegram.
Señaló que “los aviones parten normalmente a las misiones de combate. La aviación médica también sale. No hay ningún problema. Lo único que hacemos es impedir que la aviación de asalto nos bombardee y garantizar que bombardee a los ucranianos”.
“El puesto de mando principal trabaja normalmente, no hay ningún problema, ni un solo oficial ha sido separado (de sus funciones). Por eso, si les cuentan que Wagner entorpeció el trabajo y por eso en el frente se derrumbó algo, sepan que no fue por esto”, dijo.
“Cuando vinimos aquí, confirmamos muchas cosas. Una gran cantidad de territorio perdido, de soldados muertos, de tres a cuatro veces más de lo que se eleva en documentos (a la Presidencia rusa), y lo que se informa es diez veces menos que lo que dice la televisión”, denunció.
Según Prigozhin, las bajas ascienden algunos días hasta las mil, entre ellas “muertos, desaparecidos, heridos y los llamados ‘desertores’ que se niegan a combatir no porque se acobarden, sino por no tener otra salida: ni tienen municiones, no tienen mando”.
“El jefe del Estado Mayor huyó de aquí en cuanto supo que nos acercábamos al edificio”, añadió.
Anteriormente, otro canal de Telegram afiliado a Wagner publicó un vídeo de una reunión entre Prigozhin en Rostov en el Don con el viceministro de Defensa Yunus-Bek Evkúrov y el subcomandante del Estado Mayor, Vladímir Alexéev.
Prigozhin declaró que mientras Wagner “no tenga en su poder al jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Guerásimov, y al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, sus mercenarios “bloquearán la ciudad de Rostov” y “avanzarán hacia Moscú”.
El presidente Vladimir Putin prometió este sábado castigar la “traición” del jefe del grupo paramilitar Wagner, cuya rebelión contra el mando militar ruso significa una “amenaza mortal” y el riesgo de “guerra civil” para el país en pleno conflicto con Ucrania.
Con traje y corbata negros, semblante serio y tono marcial, el mandatario ruso se dirigió, sin nombrarlo explícitamente, al hombre que lo desafía, Yevgueni Prigozhin: “Es una puñalada por la espalda para nuestro país y nuestro pueblo”, declaró durante un discurso dirigido a la nación.
“A lo que nos enfrentamos es exactamente a una traición. Una traición provocada por la ambición desmesurada y los intereses personales” de Prigozhin, agregó.
En su discurso, Putin señaló que la situación en Rostov era “difícil”.
En respuesta a la rebelión, la fiscalía general rusa anunció la apertura de una investigación por “motín armado” contra el grupo paramilitar, cuyos efectivos (25.000, según Prigozhin) se sublevaron tras acusar al ejército ruso de haber bombardeado sus bases.
Las autoridades reforzaron las medidas de seguridad en Moscú, donde se instauró un “régimen de operación antiterrorista”, consecuencia directa de la amenaza de Prigozhin, quien en un mensaje de audio divulgado en Telegram advirtió que sus fuerzas llegarán “hasta el final” y van a “destruir todo lo que se interponga” en su camino.
Según la agencia de prensa estatal bielorrusa Belta, Putin llamó por teléfono este sábado a su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, un aliado cercano, para informarle “de la situación en Rusia”.
(Con información de EFE)
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