El jefe del grupo de mercenarios rusos Wagner, Yevgueny Prigozhin, se declaró el viernes por la noche en rebeldía contra el Ministerio de Defensa ruso y tomó el control del Estado Mayor de las fuerzas rusas en la ciudad de Rostov, en el sur del país.
“Estamos en el Estado Mayor, 7.30 hora de Moscú (04.30 GMT), controlamos las instalaciones militares de Rostov, incluyendo el aeródromo”, afirmó en un vídeo publicado en su cuenta de Telegram. “Hemos cruzado la frontera estatal en todos los lugares. Los guardafronteras salían y abrazaban a nuestros combatientes”, añadió.
A continuación, Prigozhin declaró que sus mercenarios bloquearían la ciudad de Rostov -acción que se hizo realidad poco después- para luego avanzar hacia Moscú.
Ante esto, las autoridades rusas intensificaron las medidas de seguridad en varias regiones e introdujeron medidas antiterroristas en la capital.
Inclusive, helicópteros del ejército se vieron obligados a abrir fuego contra una columna armada de Wagner que avanzaba por delante de la ciudad de Voronezh con vehículos de transporte de tropas y al menos un tanque en un camión de plataforma. Voronezh se encuentra a más de la mitad de la carretera de 1.100 km que une Rostov con Moscú.
De igual manera, no tardó en llegar la confirmación del gobernador de la provincia rusa de Lipetsk de que el grupo mercenario Wagner había entrado en la región, ubicada a tan sólo unos 300 kilómetros al sur de Moscú, con la intención de derrocar a la cúpula militar.
“Los mercenarios del grupo Wagner se desplazan por el territorio de la región de Lipetsk”, declaró el gobernador Igor Artamonov en Telegram. “Les recuerdo que se recomienda encarecidamente a los residentes que no salgan de sus casas ni hagan viajes en ningún medio de transporte”, agregó.
En medio de esta crisis, el presidente ruso Vladimir Putin prometió castigar la “traición” de Prigozhin, cuya rebelión calificó como “amenaza mortal” y que representaba un riesgo de “guerra civil” para el país en pleno conflicto con Ucrania.
Con traje y corbata negros, semblante serio y tono marcial, el mandatario ruso se dirigió, sin nombrarlo explícitamente, al desafiante Yevgueny Prigozhin: “Es una puñalada por la espalda para nuestro país y nuestro pueblo”, declaró durante un discurso dirigido a la nación.
“A lo que nos enfrentamos es exactamente a una traición. Una traición provocada por la ambición desmesurada y los intereses personales” de Prigozhin, agregó.
Entretanto, numerosos informes reportaron, también, que el avión presidencial de Putin despegó del aeropuerto Vnukovo en la capital rusa durante el sábado, con dirección al noroeste, y aterrizó en el área de Tver, donde el mandatario tiene una residencia.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, dijo que es falso que Putin haya abandonado la capital rusa para desplazarse de emergencia a San Petersburgo en medio de la rebelión. “Putin está trabajando en el Kremlin”, sostuvo Peskov en declaraciones a la agencia rusa Tass después de que el asesor del Ministerio del Interior ucraniano, Anton Gerashchenko, publicara en su cuenta de Twitter un presunto trayecto de uno de los aviones presidenciales de Putin desde Moscú a San Petersburgo.
Por otra parte, el empresario Leonid Nevzlin aseguró que Putin se esconde en el búnker de su residencia en Valdai. Además dijo que “sus amigos y colaboradores más cercanos (de Putin) también han volado hasta allí (Valdai)”.
“El dictador ha entrado en pánico. Tropas adicionales avanzaron hacia Valdai para protegerlo”, añadió Nevzlin.
En medio de esta situación, las autoridades de la capital rusa pidieron a la gente que paseaba por la Galería Tretyakov, el Museo Pushkin y la Casa de la Cultura GES-2 que abandonen esos sitios. El centro comercial Mega Belaya Dacha y el Kvartal también fueron evacuados.
Asimismo, el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, habló en medio de esta revuelta y dijo que se trataba de una situación “difícil” y decretó el lunes próximo día no laborable. “Queridos ciudadanos, en Moscú se ha declarado un régimen de operaciones antiterroristas. La situación es difícil”, escribió en su canal de Telegram.
Sin embargo, mientras el Kremlin daba batalla al avance de Wagner y hasta el ex presidente Dmitri Medvédev aseguraba que no permitiría que esta rebelión se convirtiera en un golpe de Estado, Prigozhin sorprendió con un anuncio, entrada la noche del sábado: “Estamos dando la vuelta a nuestras columnas y regresando a los campamentos de campaña”.
Momentos más tarde, se constató la retirada de la fuerza mercenaria de la ciudad de Rostov del Don y el abandono del cuartel general militar del distrito, que habían tomado horas antes.
La rivalidad entre Prigozhin y el mando militar es evidente desde hace meses. Prigozhin ha desarrollado un culto gracias a sus diatribas en vídeo contra la corrupción y la incompetencia de los altos mandos (pero en un principio no directamente del propio Putin, aunque más tarde calificó al presidente de “profundamente equivocado”). Sus fuerzas, repletas de ex convictos a los que prometió futuros indultos, han demostrado a menudo ser mejores combatientes que las unidades rusas regulares. Prigozhin ha acusado en varias ocasiones a figuras como Sergei Shoigu, ministro de Defensa, y Valery Gerasimov, jefe del Estado Mayor del Ejército, de cobardía y de privar deliberadamente a Wagner de armas y municiones.
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