Un amigo de un pasajero a bordo del sumergible turístico desaparecido que realizaba inmersiones en los restos del Titanic afirma que canceló su propio viaje debido a la preocupación por la seguridad de la embarcación.
El sumergible Titan, del tamaño de un monovolumen y operado por la empresa estadounidense OceanGate Expeditions, lleva cinco días desaparecido con cinco personas a bordo.
Chris Brown, amigo del multimillonario y aventurero británico Hamish Harding, también había reservado una plaza en la excursión, pero dijo que se retiró por las dudas que tenía sobre el ensamblaje y los elementos de seguridad de la embarcación.
“Algunas partes del submarino que había visto en las pruebas de las Bahamas me parecieron un poco precarias”, dijo en una entrevista con Reuters. “Utilizan tuberías industriales para el lastre, un mando de Xbox para la barra de dirección, la iluminación es algo de una tienda de bricolaje. Espacios pequeños y estrechos. No me gustó nada el diseño’'.
Según Brown, quien también es un experimentado aventurero, también dijo que pensó que la ubicación de los propulsores, cerca de unos cables, podría aumentar el riesgo de que el vehículo pudiera enredarse o quedar atascado.
Aún así, lo que más lo hizo dudar fue que desde OceanGate, la empresa que organizaba los viajes, “se negaban rotundamente a obtener algún tipo de certificación y parecía que no tenían ninguna intención de obtener alguna certificación por descender a esas profundidades”.
“No se ve bien”
Brown también reconoció que la situación de los pasajeros “no se ve bien”.
“El oxígeno es obviamente muy bajo, pero no es sólo el oxígeno”, dijo. “Otro problema de seguridad para mí, es que [el sumergible] sólo se puede abrir desde el exterior. Así que si está en la superficie, van a seguir teniendo el problema del oxígeno”, explicó.
Por otro lado, aseguró que su amigo Hamish sería un ‘’faro de tranquilidad’' para los demás miembros de la tripulación.
“No me sorprendería que él estuviera detrás de los golpes que creemos que ocurrían cada 30 minutos”, dijo, en referencia a los sonidos captados el martes y el miércoles por aviones de búsqueda canadienses.
El Titan partió con 96 horas de aire, según la empresa, por lo que es probable que sus tanques de oxígeno se agoten en algún momento de la mañana del jueves, aunque el momento exacto depende de factores como si la embarcación aún tiene energía y lo tranquilos que estén los que van a bordo, dicen los expertos, y supone que la embarcación sigue intacta.
“Operación kamikaze”
Las declaraciones de Brown fueron en la misma línea de las realizadas por Arthur Loibl, un aventurero alemán que describió la inmersión que hizo con el Titan hace dos años.
“Hay que estar un poco loco para hacer esta clase de cosa”, dijo en declaraciones a la agencia AP.
“Imagine un tubo de metal de unos pocos metros de largo y una placa de metal como suelo. No se puede estar de pie. No se puede estar de rodillas. Todo el mundo se sienta cerca o encima de otro”, dijo Loibl. “No se puede ser claustrofóbico”.
Durante las 2,5 horas de ascenso y descenso se apagaron las luces para conservar energía, señaló, y toda la iluminación procedía de una varita fluorescente.
La inmersión se retrasó varias veces para arreglar un problema con la batería y el lastre de equilibrio. En total, el viaje tomó 10,5 horas.
Loibl describió a Stockton Rush, el CEO de OceanGate, como una persona hábil para hacer reparaciones que intentaba resolver problemas con lo que tuviera disponible para realizar las inmersiones, aunque en retrospectiva señaló que “era un poco cuestionable”.
“Viéndolo ahora, fui un poco ingenuo”, dijo Loibl. “Era una operación kamikaze”.
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