El desempleo de los jóvenes alcanza niveles récord en China, donde algunos están tan desanimados por no encontrar trabajo que se filman tirando sus diplomas universitarios a la basura.
El desempleo juvenil es un nuevo rompecabezas para el gobierno, que trata de relanzar una economía maltrecha a pesar de la supresión a finales de 2022 de las restricciones sanitarias que regían por la pandemia del covid-19.
Para los diplomados, los empleos bien remunerados son escasos, incluso en el sector privado.
La falta de puestos conduce a muchos jóvenes a seguir sus estudios o a buscar un empleo como funcionario público, según declararon varios de ellos a la AFP.
Es el caso de Sampson Li, recientemente titulado con una maestría en ingeniería informática. Tras semanas buscando empleo sin resultado, decidió proseguir con un doctorado.
El joven de 24 años cuenta a la AFP que pasó varias entrevistas para una gran empresa tecnológica con sede en Shenzhen (sur), conocida como la “Silicon Valley china”, pero que la compañía decidió finalmente suspender las nuevas incorporaciones.
“Otras tres empresas me propusieron un salario inferior al del mercado”, suspira. “Pero no puedo sobrevivir con este sueldo en esta ciudad”, añade.
El desempleo entre jóvenes de 16 a 24 años alcanzó en mayo 20,8%, según cifras oficiales. Se trata de un nuevo récord después del que se alcanzó en abril (20,4%).
La cifra podría aumentar en julio, cuando 11,6 millones de nuevos diplomados de la enseñanza superior se incorporarán al mercado laboral, anticipó Larry Hu, economista de Macquarie Group.
Control estatal
El primer ministro Li Qiang, en una reunión del Consejo Estatal de abril, prometió oportunidades de empleos estables para los jóvenes.
Sin embargo, el esperado estímulo para la economía, incluida la ayuda para impulsar el mercado de trabajo, no tuvo resultado, como ocurrió con el corte en el tipo de interés del martes, que fue inferior a lo esperado.
Una causa de la desaceleración del sector privado chino son las medidas gubernamentales para restringir a las empresas inmobiliarias, los gigantes tecnológicas y empresas de enseñanza.
“Mientras Beijing administra una economía estatal, las empresas privadas aportan hasta 80% del empleo urbano”, escribió Yu Jie, investigadora sobre China del centro de estudios londinense Chatham House.
Tales sectores dependían de “jóvenes dispuestos a trabajar largas horas por bajos salarios”, agregó.
Liu Qian, con un título en tecnología financiera, ha buscado empleo los últimos seis meses.
“Había decenas de emprendimientos en tecnología financiera cuando entré a la universidad, pero muchos han desaparecido los últimos dos años luego de que el gobierno endureció las reglas para el sector”, explicó la joven.
“Mis padres ahora quieren que estudie para el examen del servicio civil para ver si consigo empleo en una empresa estatal”.
Pero eso también parece difícil. Más de 7,7 millones de postulantes hicieron el examen este año para aplicar a unos 200.000 empleos gubernamentales a nivel nacional y provincial, según la prensa estatal.
La frustración con la competencia por puestos bien remunerado generó una ola de memes de jóvenes botando sus títulos, o fotos de jóvenes que expresan su desesperación.
Desajuste
Suele darse un desajuste entre las cualificaciones de los jóvenes que buscan empleo y las demandas del mercado, señaló la analista Yu, de Chatham House.
La falta de oportunidades de capacitación vocacional hace que muchos jóvenes no estén equipados para trabajar en el sector de servicios, uno de los más dinámicos en China, señaló Yu.
Y muchos de los empleos disponibles son mal pagados y arduos.
Tan Yong, de 17 años, se mudó el año pasado a Shenzhen desde la vecina Meizhou después de abandonar el colegio.
Primero encontró empleo en una línea de ensamblaje fabricando aparatos de aire acondicionado, pero perdió el puesto después de seis meses cuando la línea de producción se trasladó a Vietnam.
Ahora es repartidor de una empresa de entrega de alimentos.
“El empleo es difícil y ganamos menos de cinco yuanes en la mayoría de las entregas”, dijo.
“Pero muchos jóvenes no quieren trabajar en fábricas, donde debes estar de pie casi siete horas”, sostuvo.
(Con información de AFP)
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