El conjunto monumental de templos milenarios romanos de Largo Argentina, el lugar donde según la tradición fue asesinado Julio César y que permanecía olvidado entre el tráfico caótico del centro de la capital italiana, abre mañana, martes, sus accesos al público por primera vez desde su descubrimiento, a principios del siglo pasado.
“Ha sido posible abrir un recorrido que ilustra toda la historia del lugar y que no se limita a la historia antigua, sino que ha tenido fases sucesivas de destrucción y reconstrucción durante siglos”, explicó este lunes en la presentación el superintendente de Bienes Culturales de Roma Claudio Parisi.
Se trata de un área con una historia de más de dos milenos de antigüedad: desde la Roma republicana e imperial hasta aquella en la que se reutilizaban las familias aristocráticas, iglesias y monasterios y que hasta ahora, los visitantes debían conformarse con observar desde las alturas.
Durante décadas, los curiosos tenían que mirar hacia abajo desde las bulliciosas aceras que bordean Largo Argentina (Plaza Argentina) para admirar los templos de abajo. Esto se debe a que, a lo largo de los siglos, la ciudad se ha ido construyendo, capa a capa, hasta situarse a varios metros por encima de la zona donde César ideó sus estrategias políticas y más tarde fue apuñalado mortalmente en el 44 a.C.
Tras varios años de trabajo, desde este martes podrán también acercarse hasta las mismas puertas de unos templos cuyo origen se remonta al siglo IV aC. en un recorrido completamente accesible para personas con movilidad reducida y que incluye representaciones tridimensionales de algunos de los elementos expuestos que pueden ser tocados por invidentes.
El conjunto sacro consta también de dos áreas expositivas en las que se muestran sarcófagos, decoraciones arquitectónicas, epígrafes y dos cabezas monumentales pertenecientes a las divinidades de los templos y encontradas en las excavaciones de la zona.
Detrás de dos de los templos hay unos cimientos y parte de un muro que, según los arqueólogos, formaban parte de la Curia de Pompeyo, una gran sala de forma rectangular que acogió temporalmente al Senado romano cuando César fue asesinado.
¿Qué lleva a los arqueólogos a señalar las ruinas como la Curia de Pompeyo? “Lo sabemos con certeza porque se encontraron letrinas a los lados” de la Curia de Pompeyo, y los textos antiguos mencionaban las letrinas, dijo Claudio Parisi Presicce, arqueólogo y máximo responsable del patrimonio cultural de Roma.
Los templos surgieron durante la demolición de edificios medievales a finales de la década de 1920, como parte de la campaña del dictador Benito Mussolini para rehacer el paisaje urbano. Una torre en uno de los extremos de Largo Argentina coronaba un palacio medieval.
Los templos se denominan A, B, C y D, y se cree que estaban dedicados a divinidades femeninas. Se cree que uno de los templos, al que se accede por una imponente escalera de forma circular y con seis columnas, se erigió en honor de Fortuna, diosa del azar asociada a la fertilidad.
Algunas de las hipótesis más asentadas señalan que en estos espacios se recordaba a la diosa Feronia, controladora de los bosques, la ninfa Juturna, deidad menor de las aguas y manantiales, los Lares Permarini, que protegían a los romanos cuando estaban de viaje, y la diosa Fortuna en una de sus múltiples formas.
En conjunto, los templos constituyen “uno de los restos mejor conservados de la República Romana”, declaró Parisi Presicce después de que el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, cortara la cinta ceremonial el lunes por la tarde. En un pasillo cercano a los templos se exhibe una fotografía en blanco y negro en la que se ve a Mussolini cortando la cinta en 1929 tras la presentación de las ruinas excavadas.
También pueden verse los adoquines de travertino que el emperador Domiciano hizo colocar después de que un incendio en el año 80 d.C. arrasara una gran franja de Roma, incluida el Área Sagrada.
Las obras de remodelación fueron financiadas por la firma de lujo Bulgari con el dinero sobrante de la restauración de las famosas escaleras de la plaza de España de Roma y se prolongaron durante varios años.
En las últimas décadas, una colonia de gatos floreció entre las ruinas. Los felinos descansaban sin ser molestados, y los amantes de los gatos podían darles de comer. El lunes, un gato blanco y negro se echó perezosamente de espaldas sobre el tocón de piedra de lo que fue una gloriosa columna.
Bulgari ayudó a pagar la construcción de las pasarelas y la iluminación nocturna. Un alivio para los turistas que pisan con cuidado los antiguos adoquines irregulares del Foro Romano. Las pasarelas de madera del Área Sagrada son aptas para sillas de ruedas y carritos de bebé. Para quienes no puedan bajar las escaleras desde la acera, hay disponible una plataforma con ascensor.
La atracción abre todos los días excepto los lunes y algunos festivos importantes, y las entradas generales cuestan 5 euros (5,50 dólares).
Curiosamente, la plaza de Largo Argentina no debe su nombre al país sudamericano, sino al nombre latino de Estrasburgo (Francia), que fue la sede de un cardenal alemán del siglo XV que vivía cerca y que ejerció de maestro de ceremonias de pontífices como Alejandro VI, el Papa Borgia.
(Con información de EFE y AP)
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