Boris Johnson llegó al poder británico para rescatar al Partido Conservador. Su buena performance le valió en 2019 obtener una mayoría histórica de 80 escaños en las elecciones en el Reino Unido. Años después, acorralado por denuncias de corrupción y mala conducta, debió renunciar hasta a su mandato como diputado. Este lunes, la Cámara de los Comunes confirmó que Johnson debía entregar su pase de acceso al Parlamento por haber mentido tras el “partygate”.
Sin embargo, nadie puede confirmar si su final político está sellado. La sanción sin precedentes que los parlamentarios británicos votaron, después de la entrega del informe condenatorio, ratifica su suspensión de noventa días, recomendada por la comisión que concluyó el jueves pasado que había mentido deliberadamente al Parlamento en el asunto de las fiestas en Downing Street durante el Covid.
Las esquirlas del “partygate” continuaron el lunes, luego de que apareciera por primera vez el fin de semana un video de una de estas “celebraciones”.
A pesar de lo acontecido, el alcance de la decisión parlamentaria tiene sentido testimonial. Antes de hacerse pública la sanción, Boris Johnson prefirió renunciar a su mandato como diputado. Por eso, la votación era una prueba del alcance del apoyo que el ex primer ministro todavía tiene en la Cámara de los Comunes.
El informe del Comité de Privilegios se discutió en una sesión de 5 horas antes de ser aprobado por 354 contra 7. Por lo tanto, las recomendaciones del comité se implementaron. A pesar de la contundencia, muchos miembros electos de la Cámara de los Comunes, que tiene un total de 650 miembros electos, se abstuvieron. Y entre ellos destaca el primer ministro Rishi Sunak, que estuvo ausente del plenario.
Desde los inicios de la investigación, Johnson se ha quejado de lo desproporcionado de asunto y de la “cacería de brujas” de la que era víctima, argumentaciones que muchos relacionaron con la narrativa elegida como defensa por su amigo Donald Trump en Estados Unidos.
Muchos simpatizantes de Johson siempre han dejado correr la posibilidad de un retorno del ex premier, y muchos recuerdan en el Reino Unido que no fueron pocas las chances de que regresara a Downing Street para reemplazar a Liz Truss. De hecho, Johnson salió de la compulsa en el último tramo de la contienda cuando Rishi Sunak se perfilaba como el favorito.
De todas formas, el cuadro político conservador británico no es sencillo. En principio sus posibilidades no son muchas. Cuando pretendió generar una serie de renuncias en el Parlamento, sólo fue seguido Nadine Dorries y el diputado Nigel Adams. Otros legisladores optaron por manifestar su apoyo pero sin dimitir. El “brexiter” Michael Gove, actualmente ministro de Vivienda, que podía ser una gran apoyo para Johnson, optó por la abstención.
Además, deberá sortear los obstáculos del sistema eleccionario británico. Primero obtener el apoyo de su partido, para luego lograrlo en la Cámara de los Comunes.
Por otro lado, la popularidad de Johnson dependerá mas de la desgracia de Sunak por rescatar a la economía británica. Si bien el actual primer ministro no ha logrado una corrección del rumbo del pais, ha sorteado en principio el derrumbe de su partido. En tanto, antes de considerar su regreso, Boris Johnson tendrá que obtener la nominación del Partido Conservador en una circunscripción para seguir en carrera.
Las encuestas aún no lo muestran con ventajas. De acuerdo a un sondeo de YouGov, sólo al 25% de los británicos y al 49% de los votantes conservadores les gustaría verlo regresar al Parlamento. Algunos tampoco descartan que arme su partido, aunque la historia del bipartidismo inglés lo hace un escenario aún más complejo.
Mientras todo esto sucede, Boris Johnson es columnista todos los fines de semana, en la página 19 del Daily Mail. Buscar la centralidad parece ser la primera gran estrategia para mantenerse en “línea” y en carrera.
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