La agencia de seguridad interior alemana advirtió este martes contra el riesgo de una “agresiva operación de espionaje ruso” mientras Moscú lleva a cabo su invasión a gran escala de Ucrania.
Las sanciones occidentales contra Rusia y su apoyo a los esfuerzos militares de Ucrania significan que el Kremlin tiene un “mayor interés” en la recopilación de información, dijo la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV) en su informe anual.
“La guerra de Rusia en Ucrania representa una nueva era también para la seguridad interior”, dijo la ministra del Interior, Nancy Faeser, en el prólogo del informe, retomando un término utilizado por el canciller Olaf Scholz para describir la postura más activa de Alemania en política exterior tras la invasión.
“En tiempos de guerra, los dirigentes del Kremlin confían en el trabajo de los servicios de inteligencia rusos”, afirmó Faeser.
“En el futuro, cabe esperar una operación de espionaje ruso más clandestina y agresiva, así como actividades en el ciberespacio procedentes de Rusia”, afirmó el BfV.
Los servicios de inteligencia rusos estaban intentando “traer nuevos empleados a Alemania”, así como proseguir o renovar las actividades con el personal existente.
A mediados de abril, Berlín expulsó a varios diplomáticos rusos por motivos de espionaje, lo que provocó la expulsión de 20 diplomáticos alemanes de Moscú.
Un mes más tarde, Rusia limitó a 350 el número de alemanes autorizados a trabajar en su territorio, lo que obligó a cientos de funcionarios y empleados locales que trabajaban para instituciones alemanas en Rusia a abandonar el país. Berlín tomó rápidamente represalias, ordenando el cierre de cuatro de los cinco consulados de Moscú en Alemania.
China también espía
Aunque la guerra de Moscú había marcado la labor de contraespionaje de la BfV, la agencia también señaló a China como uno de los cuatro “principales actores” que espiaban a Alemania.
Beijing era la “mayor amenaza en relación con el espionaje económico y científico y las inversiones extranjeras directas en Alemania”.
“La estructura, el armamento y la formación” del ejército alemán también estaban en la agenda de los servicios de inteligencia chinos, dijo la BfV.
Las otras dos principales amenazas de espionaje eran Turquía e Irán, mientras que Faeser señalaba también a Corea del Norte como un país “muy implicado en operaciones de inteligencia” en Alemania.
Tanto Irán como Turquía se centraron en individuos y grupos considerados parte de la oposición política al gobierno, dijo el BfV.
La ultraderecha, la mayor amenaza a la democracia
Los servicios secretos alemanes también registraron un aumento de la extrema derecha, tanto en lo que respecta a su militancia como a actos violentos desde este espectro, considerado el “principal peligro” sobre el orden democrático puesto que su propósito es derogarlo.
El número de delitos y actos violentos de la ultraderecha subió un 3,8 % en 2022 hasta alcanzar los 23.493, informó la ministra Faeser al presentar el informe anual.
El extremismo derechista “es un peligro para el orden democrático y eso le diferencia del resto de grupos extremistas”, enfatizó el presidente del BfV, Thomas Haldenwag, quien añadió que eso “no implica relativizar” la violencia de la izquierda, sino “calibrar con precisión” el potencial de ambos radicalismos.
El número de miembros de la extrema derecha subió el año pasado a 38.800, un 14,5 % más que en 2021, entre los que se incluyen a 10.200 militantes de Alternativa para Alemania (AfD), única formación de este espectro con escaños en el Bundestag (Parlamento federal) con un total de 28.500 afiliados.
Especialmente preocupantes son los seguidores de la denominada “ala” -“Flügel”, en alemán-, una corriente interna extremadamente radicalizada de la AfD, aunque sin estructura determinada, cuyo cabecilla es el líder en el “Land” (estado federado) de Turingia, Björn Höcke.
El BfV estima que entre un 30 y un 40 % del total de militantes de la AfD a escala nacional, y no solo en ese estado federado, “abraza” la línea marcada por Höcke.
“La línea divisoria entre la ideología y la disposición a la violencia se ha diluido”, afirmó Haldenwag, para recalcar que la militancia más radicalizada es, a la vez, “cada vez más joven y más agresiva”.
El total de delitos y criminalidad con trasfondo político registrados en 2022 -es decir, incluidos el yihadismo, la extrema izquierda o las acciones de hackeos y ciberataques- fue de 58.916, de los cuales los mencionados 23.493 correspondieron a la ultraderecha. Dentro de este grupo, es especialmente destacable el incremento de los correspondientes a los llamados “Reichsbürger” -o “Ciudadanos del Reich”, que no reconocen el orden constitucional ni las autoridades de la República Federal de Alemania (RFA)-, con un total de 1.856 delitos en 2022, frente a los 1.330 de 2021.
Los atribuidos a la izquierda radical fueron 6.976, lo que supone un considerable descenso respecto al año anterior, con 10.113.
El cómputo de delitos del islamismo se mantuvo estable -372 en 2021 y 361 al año siguiente.
(Con información de AFP y EFE)
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