La represa de Kakhovka fue destruida el martes 6 de junio, lo que obligó a evacuar a miles de personas en la región de Kherson. Tanto Kiev como Moscú se culparon mutuamente de su destrucción, pero ahora nuevas evidencias clarifican el panorama. Las pruebas analizadas por The New York Times, desde los planos originales de ingeniería hasta entrevistas con ingenieros que estudian los fallos de las represas, sugieren que el colapso de la represa no fue un accidente.
Dadas las detecciones sísmicas y por satélite de explosiones en la zona, la causa más probable del colapso fue una carga explosiva colocada en el pasillo de mantenimiento, o galería, que atraviesa el corazón de hormigón de la estructura, según dos ingenieros estadounidenses, un experto en explosivos y un ingeniero ucraniano con amplia experiencia en el funcionamiento de la presa.
“Si tu objetivo es destruir la presa en sí, sería necesaria una gran explosión”, dijo al NYT Michael W. West, ingeniero geotécnico y experto en seguridad de presas y análisis de fallos, que es director jubilado de la empresa de ingeniería Wiss, Janney, Elstner. “La galería es un lugar ideal para colocar esa carga explosiva”.
Los ingenieros advirtieron que sólo un examen completo de la represa después de que el agua drene del embalse puede determinar la secuencia precisa de acontecimientos que condujeron a la destrucción. La erosión provocada por las cascadas de agua a través de las compuertas podría haber provocado un fallo si la presa estuviera mal diseñada o el hormigón fuera de mala calidad, pero los ingenieros lo calificaron de improbable.
Ihor Strelets, un ingeniero que fue subdirector de recursos hídricos del río Dnipro desde 2005 hasta 2018, dijo que, como proyecto de construcción de la Guerra Fría, los cimientos de la presa estaban diseñados para resistir casi cualquier tipo de ataque externo. Strelets dijo que él también había llegado a la conclusión de que una explosión dentro de la galería destruyó parte de la estructura de hormigón, y que otras secciones luego fueron arrancadas por la fuerza del agua.
“No quiero que mi teoría sea correcta”, dijo Strelets. Una gran explosión en la galería podría significar la pérdida total de la presa. “Pero es la única explicación”, añadió.
Los expertos consultados por The New York Times explicaron que las compuertas y la carretera sobre la línea de flotación parecían un blanco fácil para un ataque, pero la mayor parte de la enorme masa de la represa estaba oculta bajo la superficie del agua.
Según Strelets, que pasó meses en la re presa de Kakhovka y en los alrededores del embalse, esa masa consistía en una torre redondeada de hormigón casi macizo de unos 20 metros de altura y hasta 40 metros de grosor en la parte inferior. Construida por secciones, esa colosal barrera discurría entre terraplenes de tierra a ambos lados del canal y realizaba gran parte del trabajo de contener las aguas del embalse.
Las compuertas se situaban encima de la barrera y se abrían y cerraban para ajustar el nivel del agua. Las pruebas visuales reunidas por The Times muestran daños evidentes en la calzada y en algunas de las compuertas de un lado del canal en los meses anteriores a la rotura de la presa.
Pero a pesar de esos daños, los ingenieros dijeron que era más probable que el hundimiento de toda una sección de la presa estuviera relacionado con las explosiones captadas por los sensores sísmicos y con una señal infrarroja que, según las autoridades estadounidenses, fue captada por un satélite e indicaba el calor de una explosión.
Las señales sísmicas fueron captadas por dos sensores, uno en Rumania y otro en Ucrania, y se produjeron a las 2.35 y a las 2.54, hora de Ucrania, según Ben Dando, sismólogo de Norsar, organización noruega especializada en sismología y vigilancia sísmica. Según Dando, ambas señales eran coherentes con una explosión y no, por ejemplo, con el colapso de la represa por sí sola, como intentó instalar Rusia.
Dijo que la red podía determinar la hora de una explosión con una precisión de un par de segundos, pero que la localización de las explosiones era menos segura. Por ejemplo, Norsar pudo determinar que la señal de las 2.54 horas se había originado en una zona de 20 ó 30 kilómetros que incluía la presa.
No se disponía de la hora concreta de la señal infrarroja, pero un alto cargo militar estadounidense dijo que se captó poco antes de que se derrumbara la presa.
El militar también reveló que Estados Unidos descartó un ataque externo, como un misil, una bomba o algún otro proyectil, y ahora evalúa que la explosión se produjo por una o varias cargas colocadas en su interior, muy probablemente por agentes rusos.
Gregory B. Baecher, profesor de ingeniería de la Universidad de Maryland y miembro de la Academia Nacional de Ingenieros, dijo también que la magnitud de la brecha indicaba que la barrera de hormigón subyacente había fallado, lo que sugería que se habían colocado cargas en lo más profundo de la estructura. “Si colocaron explosivos en la galería, eso explicaría muchas cosas”. Una gran explosión allí, dijo, “simplemente arrancaría toda la estructura de hormigón”.
Nick Glumac, profesor de ingeniería y experto en explosivos de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, dijo que el tamaño de la carga necesaria podría variar mucho según la forma exacta en que se colocaran los explosivos y el objetivo preciso. “Vale la pena recordar que no es necesario pulverizar la sección de la presa, basta con romperla lo suficiente como para que la presión del agua baste para arrancarla”, explicó..
Aún así, el profesor Glumac dijo que, basándose en los diagramas de la presa y en las últimas imágenes de los cimientos destruidos, aseguró: “Me resulta difícil ver cómo otra cosa que no sea una explosión interna en el pasadizo podría explicar los daños”. Y añadió: “Es una enorme cantidad de hormigón para mover”.
El uso de la galería podría tener otra ventaja para quien quiera ocultar sus huellas. Según el Strelets, la galería sólo tenía dos entradas, una de ellas dentro de la sala de máquinas situada en un edificio a un lado de la presa. West, que también es un antiguo oficial de ingenieros de combate del ejército, señaló que eso permitiría manipular la presa fuera de la vista de satélites espía, drones o testigos sobre el terreno.
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