El futuro y la estabilidad de Taiwán van de la mano con las relaciones políticas y económicas globales. También con el desenlace de la guerra ucraniana y el destino de presidente ruso Vladimir Putin. La invasión de Rusia sobre Ucrania elevó las tensiones entre Occidente y China, pero además, las maniobras militares a gran escala de Beijing sobre Taiwán agravaron en cierta medida el escenario de crisis.
Sin embargo, aunque muchos analistas creen que una invasión de Taiwán por parte de China es un riesgo concreto en el mediano plazo, otros sostienen que, de momento un evento militar de tal naturaleza por parte de China no se condice con un escenario concreto y que ello no sucederá, a pesar de las informaciones militares y publicaciones que indican que Beijing y Washington se encuentran en el peor momento de tensión por la conducta china sobre Taiwan.
En relación a China, su presidente Xi Jinping, refirió en varios de sus discursos a las probabilidades de una posible incursión militar sobre su pequeño vecino, al tiempo que se mostró irritado con ciertas acciones estadounidenses a las que definió como las de un “oponente real” para los objetivos estratégicos, políticos y militares chinos respecto de la reunificación con Taiwán.
Lo concreto es que según el Departamento de Defensa de Estados Unidos el presupuesto de defensa de China se elevo al doble de lo conocido en los últimos cinco años y es tres veces más a lo estimado diez años atrás. Hoy China supera los presupuestos militares de todos los aliados de Washington en la región (Japón, Corea del Sur, Australia, Filipinas y Tailandia).
También las maniobras militares por mar y aire de los chinos sobre Taiwán crecieron de manera alarmante en términos reales y las acciones de Washington tampoco ayudaron en los últimos tiempos en que los estadounidenses han agitado las cosas -en alguna forma-. Esto sucede desde los tiempos del presidente Trump y continuó con la llegada a la Casa Blanca del presidente Joe Biden. Es innegable que la administración Biden profundizó la línea de Trump, aunque trata de mostrar más dialogo diplomático con Beijing, al tiempo que estimuló una fuerte retórica anti-china y confronta fuertemente el avance de China en términos de exportaciones de su tecnología y componentes eléctricos, por lo que ha bloqueado un gran número de empresas chinas dentro y fuera de Estados Unidos.
En línea de considerar un posible conflicto, un sector de la política y las fuerzas armadas estadounidenses ha reiterado duras críticas y declaraciones en las que no descartan que Beijing se atreva a lanzar una invasión sobre Taiwán en algún momento cercano. El propio Jefe de la Marina de Guerra de Estados Unidos sugirió a finales de 2022 que era factible un ataque sobre Taiwán antes de finales 2024. Por otro lado, las maniobras militares chinas mantienen expectante a Washington y sus aliados regionales, quienes siguen con atención los movimientos militares chinos.
También han sido varios los políticos estadounidenses que han ido un poco más lejos del análisis de los ejercicios militares chinos en sus respuestas. Por ejemplo, el senador republicano Lindsey Graham ha pedido que se desplacen más tropas en países aliados como Japón y Corea del Sur para disuadir a China de acciones militares descabelladas contra Taiwán. El mismo senador ha solicitado el envio urgente de cazas de combate F16 a Taipéi y que se equipe a los submarinos estadounidenses en aquella zona con ojivas nucleares para defender Taiwán en caso de ser necesario.
Del mismo modo, otros políticos de altas jerarquías y trayectorias como la representante demócrata por California, Nancy Pelosi, que aportó lo suyo en su tiempo para agitar la situación con su visita a Taiwán y reunirse con la presidente del país. De todas maneras, han sido varios los senadores estadounidenses creen que por ahora todo se reduce a tiempos de una crísis geopolítica y económica de magnitud con China, la que de escalar militarmente seria mucho peor que la guerra de Ucrania. Aun así, el escenario que dibujaría una invasión china de Taiwán no parece inminente, al menos durante el año en curso.
Otros sectores de Washington y aliados como Japón y Corea del Sur no han descartado la posibilidad mas concreta de que se produzca una invasión militar dado que Xi Jinping transita no pocos problemas internos a los que no está encontrando soluciones. En vista de ello, bien podría utilizar una invasión sobre Taiwán para cambiar el foco de atención de esos problemas y unificar la voluntad de la población china. Sin embargo, lo cierto es que rara vez China ha mostrado de forma directa una política exterior agresiva en tiempos de problemas políticos internos. Contrario a ello, normalmente, Beijing ha moderado siempre su postura internacional desde 1949 a 1993. También repasando los antecedentes de manejo de sus crísis China mostró concesiones a través del dialogo diplomático en más de una docena de conflictos territoriales que ha tenido con países vecinos y que logró resolver desde la década de los ´50.
No obstante, la posición de Occidente bajo un criterio de unidad entre Washington y la OTAN en la guerra de Ucrania es evaluada como un elemento negativo para China, habida cuenta que ello le está causando serios problema a Rusia. China entiende que su socio Putin calculó erróneamente la planificación y la estrategia de la guerra en Ucrania para enfrentar a países occidentales, y sabe que una guerra le ocasionaría un derrumbe importante de sus exportaciones (de las que su economía depende en gran medida) dado que el malestar de una invasión sobre Taiwan generaría un alto nivel de inestabilidad que puede mandar a pique su economía y con ello, el peligro de una gran recesión para el país, la que daría lugar a una depresión difícil de re-ordenar.
Si China invade Taiwán no hay duda que se auto-infligiría graves dificultades para mantener su actual producción tecnológica y comerciar sus productos con el mundo, ya sea por sanciones económicas internacionales o a falta de ellas eso sería muy negativo para Beijing.
En caso de una invasión a Taiwán -el mayor productor mundial de semiconductores y chips- serían numerosas las empresas internacionales de países occidentales que se verían afectadas fuera de Taiwán, por lo que China sabe que es altamente probablemente que una poderosa y gran alianza militar puede crearse en su contra en defensa de los intereses económicos de sus respectivos países, Beijing conoce lo grave que eso puede resultar para la estabilidad de su gobierno dado que China se abastece de la mayoría de sus chips de Taiwán y una respuesta militar en su contra a una invasión derrumbaría la mayor parte de sus exportaciones lo que sería un suicidio para su economía.
En éste escenario tecnológico, hay que reconocer que China avanzó de manera importante y en algunos casos igualó a Estados Unidos, pero los estadounidenses siguen siendo la potencia militar número uno y cuenta con socios poderosos en aquella región lo cual con prescindencia de sus capacidades nucleares, sería excesivamente costosa una victoria militar de Beijing en términos de una guerra convencional.
Así las cosas y viendo la experiencia negativa de Putin en una guerra convencional que él decidió lanzar unilateralmente, las posibilidades de que Beijing decida lanzar un ataque militar e invadir Taiwán por mar, tierra y aire no parece que vaya a ocurrir en lo inmediato. Es posible que Xi Jinping quiera evitar el conflicto de momento, ello en virtud de consideraciones internas y ante un poderio militar que aún está a favor de Estados Unidos y sus aliados con la idea de que las oportunidades militares de China mejorarán a mediano plazo. Aun así, Beijing es bastante más impredecible que Moscú y todavía puede decidir ejecutar acciones militares si el lider chino cree que está perdiendo definitivamente Taiwán por no enfrentar el apoyo de Washington y sus aliados a Taipéi.
El desenlace de la guerra en Ucrania será la medida de lo que se avecine en el mediano y largo plazo entre China y Taiwán. Es altamente improbable que el liderazgo chino se decida por acciones militares hasta tanto el teatro operacional de la invasión de Putin a Ucrania se vea más claro, cualquiera sea su salida o finalización.
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