Mientras crecía a pasos agigantados, Shein, la aplicación de moda rápida china, decidió desligarse de su país origen. Se mudó a Singapur y canceló el registro de su empresa original en Nanjing. También estableció operaciones en Irlanda y Estados Unidos, donde, de acuerdo a información de The New York Times, contrató a grupos de difusión para dar a conocer sus planes de expansión en el país.
Sin embargo, en mayo pasado un grupo de legisladores estadounidenses instó a la autoridad de contralor de Wall Street que exijan a la empresa china de vestimenta que compruebe y certifique que no utiliza el trabajo forzado de integrantes de la etnia de los uigures como condición para una oferta pública accionaria.
Dos docenas de miembros republicanos y demócratas de la Cámara de Representantes (baja) instaron al jefe de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos a tomar medidas sobre Shein que, según reportes, utiliza algodón de la Región Autónoma Uigur de Xinjiang.
“Shein está recaudando capital agresivamente y planea ejecutar una oferta pública inicial antes de que finalice este año calendario”, dijeron los legisladores en una carta redactada el 1 de mayo.
“Le solicitamos que establezca regulaciones y ordene a Shein que certifique a través de una verificación independiente que la empresa no utiliza el trabajo forzado uigur como condición para registrarse en la emisión de valores en Estados Unidos”, subrayaron.
Los políticos estadounidenses consideran a la empresa de vestimenta como herramienta del Partido Comunista Chino.
“Nadie debería dejarse engañar por los esfuerzos de Shein para cubrir sus huellas”, dijo el senador Marco Rubio, republicano por Florida, en una carta a otros legisladores.
Un portavoz de Shein señaló que la compañía no tiene proveedores en la región de Xinjiang y que tiene “tolerancia cero” para el trabajo forzado.
Fundada en 2008 en China y actualmente con sede en Singapur, Shein se ha convertido en uno de los símbolos de la moda de bajo costo y del crecimiento económico chino.
Con el aumento de las tensiones entre Estados Unidos y China, cada vez más compañías del gigante asiático eligen distanciarse del régimen de Beijing. Muchas establecieron nuevas fábricas y sedes en el extranjero y eliminaron menciones a “China” en sus sitios web, según The New York Times.
TikTok, por ejemplo, se estableció Los Ángeles y Singapur, mientras que Temu ha trasladado su sede a Boston y su empresa matriz a Irlanda.
Las empresas solares chinas abandonaron su país para evitar aranceles estadounidenses y reducir la exposición a Xinjiang en relación a las denuncias de uso de mano de obra forzada. JinkoSolar creó una cadena de suministro fuera de China para atender el mercado estadounidense.
Asimismo, otras firmas, incluidas las de propiedad extranjera, se separan de sus operaciones chinas de sus negocios globales para cuidar su reputación. Sequoia Capital, una empresa de capital de riesgo, anunció la separación de su negocio en entidades independientes para China e India.
Según los expertos, este fenómeno se explica a partir de la decisión de las empresas de tener un mejor acceso a clientes extranjeros y el temor a que las autoridades chinas tomen medidas enérgicas.
Para los empresarios chinos, la internacionalización no es nuevo. El régimen chino impulsó una política de “salida al exterior” a principios de los 2000 para animar a las compañías estatales a invertir en el extranjero con el objetivo de ganar mercados exteriores, recursos naturales y tecnología.
Las empresas privadas como Lenovo, el fabricante de electrodomésticos Haier y el gigante del comercio electrónico Alibaba también hicieron los mismo en busca de nuevas inversiones y clientes.
Además de los aranceles y la prohibición de productos de Xinjiang, Estados Unidos impuso restricciones comerciales y revisiones de seguridad más estrictas para las inversiones chinas. Por su parte, el régimen de Beijing dispuso medidas para evitar la transferencia de datos y divisas fuera del país y puso barreras a las intenciones de algunas empresas chinas de cotizar en bolsas estadounidenses, según The New York Times.
Xi Jinping ha detenido y acosado a ejecutivos de empresas extranjeras y ha impuesto cierres estrictos durante la pandemia, lo que ha dejado claro que las empresas que operan en China están sujetas al control del régimen.
“El mensaje de nuestra investigación sobre Shein, Temu, Adidas y Nike es claro: o se aseguran de que sus cadenas de suministro son limpias -no importa lo difícil que sea- o salen de países como China implicados en trabajos forzados”, afirmó el representante Mike Gallagher, presidente republicano de la comisión que investiga los vínculos de Temu y Shein con el trabajo forzado en China.
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