El jefe nuclear de la ONU, Rafael Grossi, dijo durante un viaje a Kiev el martes que estaba “muy preocupado” de que la planta de energía nuclear Zaporizhzhia en Ucrania, ocupada por Rusia, pudiera quedar atrapada en la contraofensiva de Kiev contra las fuerzas rusas.
En una sesión informativa en Kiev, Grossi dijo que se dirigiría a la planta nuclear para evaluar la situación y que planeaba pasar unas horas allí.
“Estoy muy preocupado porque, por supuesto, esta es una zona que está, bastante cerca de la planta, hay combate activo, por lo que nos preocupa que pueda ser, quiero decir, obviamente, matemáticamente, hay posibilidades de recibir un golpe”, dijo Grossi.
La Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) dijo el domingo que accedería a un sitio cerca de la planta para verificar los niveles de agua después de que el embalse perdiera una gran parte de su agua debido a la destrucción de la represa Kakhovka río abajo.
Ambas partes se han acusado mutuamente de sabotear la represa, lo que provocó inundaciones catastróficas. Los países occidentales dicen que todavía están reuniendo pruebas, pero creen que Ucrania no habría tenido motivos para infligirse tal desastre a sí misma.
“Algunos de nuestros expertos están regresando a Viena y los estamos reemplazando con un nuevo grupo de expertos, estamos ampliando el equipo, por lo que estamos tratando de hacer que nuestro proceso sea lo más visible, lo más impactante posible para evitar un accidente nuclear”, dijo el jefe del OIEA.
Grossi, viajó a Ucrania para entrevistarse con su presidente, Volodímir Zelensky, y presentar un programa de asistencia ante la reducción del flujo de agua hacia la central nuclear de Zaporizhzhia por la voladura de la presa de Kajovka.
El diplomático argentino indicó que visitará en persona la planta nuclear para evaluar la situación allí y dirigir la rotación y reforzar el equipo que el OIEA tiene en esa instalación, bajo control militar de Rusia desde febrero de 2022.
La rotura del embalse de la presa, del que se acusan mutuamente Rusia y Ucrania, ha reducido el nivel del agua almacenada que se emplea para refrigerar los reactores nucleares.
El nivel era ayer de 11,27 metros, cinco por debajo del habitual antes de la rotura, pero aún suficiente para que las bombas que suministran el agua sigan funcionando.
Además, el estanque junto a la planta y el canal de descarga de la cercana central térmica de Zaporizhzhia están llenos y pueden proveer suficiente agua para varios meses, según el OIEA.
El Organismo indicó ayer que hay una discrepancia de dos metros en las mediciones del nivel de agua, algo que podría deberse a que haya una masa de agua aislada y separada de la principal del embalse, pero que es necesario comprobar.
Para ello, Grossi pidió ayer que sus técnicos tengan acceso a la central térmica, a varios kilómetros de la planta nuclear, para poder evaluar la situación.
El OIEA lleva meses alertando del riesgo que suponen las explosiones que se suceden cerca de la central nuclear, la mayor de Europa, y ha insistido en la necesidad de crear una zona de seguridad y evitar que haya combates o se almacenen armas en la instalación, entre otras medidas para evitar un accidente.
(Con información de Reuters y EFE)
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