El régimen de Irán aumentó significativamente en los últimos meses sus reservas de uranio enriquecido, aunque continúa negando querer dotarse de la bomba atómica, según un informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
La agencia de la ONU apuntó no obstante los “avances” en la cooperación y decidió cerrar el expediente sobre la presencia de materia nuclear en uno de los tres sitios no declarados, un tema que entorpecía desde hacía años las relaciones entre el OIEA y el régimen iraní.
El año pasado, las relaciones entre Irán y las potencias occidentales se deterioraron y la República Islámica limitó sus comunicaciones con el OIEA y desenchufó las cámaras de seguridad.
Además, continuó incumpliendo sus compromisos adoptados en el acuerdo internacional de 2015 a raíz de la salida unilateral de Estados Unidos del pacto, en 2018.
Sus reservas de uranio enriquecido son ya más de 23 veces superiores al límite autorizado: el 13 de mayo, alcanzaban los 4.744,5 kg, frente a los 3.760,8 kg reportados en octubre; según el informe presentado a los Estados miembros días antes de la reunión del Consejo de Gobernadores del OIEA.
El régimen de Irán continúa enriqueciendo el uranio a unos niveles altos, superiores al umbral fijado (3,67%): tiene 470,9 kg enriquecidos al 20% (frente a los 434,7 kg con que contaba hasta ahora) y 114,1 kg enriquecidos al 60% (en comparación con los 87,5 kg registrados en octubre).
Respecto al sitio de Marivan, en el sur de Irán, el OIEA indicó que Teherán le había comunicado “explicaciones plausibles” y que la organización “no tiene más cuestiones” sobre ese asunto, “considerado como solucionado por el momento”.
Sin embargo, el organismo se atiene a sus precedentes evaluaciones sobre la cuestión, según las cuales, Irán había previsto en 2003 almacenar allí materias nucleares para pruebas de explosivos.
Según lo acordado con el director general OIEA, Rafael Grossi, en un declaración conjunta en marzo, Irán ha permitido la reinstalación de cámaras de vigilancia en dos plantas de enriquecimiento y en un taller donde produce compuestos para el procesamiento de uranio
En todo caso, destaca Grossi en el informe, siguen abiertas y pendientes dudas acerca de trazas encontradas en otras dos instalaciones no declaradas como atómicas en Irán.
Sin el esclarecimiento de estos asuntos pendientes, en el marco del acuerdo de salvaguardias (controles) entre Irán y el OIEA, la agencia nuclear no puede dar garantías sobre la naturaleza exclusivamente pacífica del programa nuclear iraní.
A comienzos de 2021 Irán recortó notablemente el acceso de los expertos del OIEA a las instalaciones nucleares en Irán, lo que compromete la capacidad de los inspectores de verificar las actividades nucleares en la República Islámica.
Estados Unidos, entonces bajo el presidente republicano Donald Trump, abandonó en 2018 el acuerdo conocido como JCPOA (por sus siglas en inglés), mientras que Irán empezó a incumplir sus obligaciones un año más tarde, tanto en cuanto a producción de uranio como en al acceso concedido a los inspectores del OIEA.
El actual jefe de la Casa Blanca, el demócrata Joe Biden, intentó reactivar el acuerdo pero las negociaciones con Irán y las demás potencias del JCPOA (China, Rusia, Francia, Alemania y Reino Unido) se estancaron.
Desde el inicio de la guerra en Ucrania y la represión violenta de las protestas en Irán las conversaciones quedaron suspendidas por completo, sin avisos de poder que se vayan a reactivar por ahora.
(Con información de AFP y EFE)
Seguir leyendo: