Los líderes del G7 decidieron este sábado, en una cumbre en Hiroshima (Japón), la formación de un futuro “grupo de trabajo” para abordar el “uso responsable” de la Inteligencia Artificial (IA) y los riesgos que plantea, incluida la desinformación.
“Encomendamos a los ministros competentes que establezcan el Proceso de Hiroshima sobre IA, a través de un grupo de trabajo creado en cooperación con organizaciones internacionales, con miras a debatir sobre IA generativa a finales de año”, según el comunicado del G7, cuya reunión concluirá el domingo.
Al igual que ChatGPT, el más conocido actualmente, los programas de IA generativa (capaces de producir texto, imágenes, sonido, video...) están en plena expansión en el mundo, al tiempo que suscitan profunda preocupación en numerosos sectores.
Las discusiones del grupo de trabajo del G7 sobre el asunto podrán también debatir sobre la “gobernanza, la protección de los derechos de propiedad intelectual” y la “utilización responsable” de estas nuevas tecnologías, pero también sobre los medios de contrarrestar la “manipulación de información” y la “desinformación” a través de estas herramientas.
“Nos comprometemos a avanzar en los enfoques múltiples para la elaboración de normas sobre IA, dentro del respeto de marcos jurídicos vinculantes”, agregó.
“Reconocemos la importancia de los procedimientos que promueven la transparencia, la apertura, los procesos equitativos, la imparcialidad, el respeto a la privacidad y la inclusión para promover una IA responsable”, insistió el G7, que reúne a las mayores democracias industrializadas (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá).
Académicos y personalidades mundiales han advertido de los peligros que supone esta nueva tecnología.
Yuval Noah Harari, el historiador israelí y autor de “Sapiens”, es uno d elos intelectuales más alarmados y más actvos en su denuncia. Tan preocupado está que el mes pasado se sumó a una carta firmada por miles de expertos, entre ellos Elon Musk, en la que se pedía una moratoria de la investigación en programas como Chat GPT, un modelo de IA capaz de interactuar con humanos en textos creativos con matices casi inquietantes.
“Se trata de una amenaza especialmente grave para las democracias, más que para los regímenes autoritarios, porque las democracias dependen de la conversación pública”, afirmó Harari en una entrevista publicada en el medio británico The Telegraph. “La democracia es básicamente conversación. Personas que hablan entre sí. Si la IA se apodera de la conversación, se acabó la democracia”, afirmó.
Y alertó sobre el efecto que podría tener la tecnología si se desatara maliciosamente en el campo de batalla, por parte de regímenes totalitarios. “El régimen nazi se basaba en tecnologías como los trenes, la electricidad y las radios. No tenían herramientas como la inteligencia artificial. Un nuevo régimen en el siglo XXI tendrá herramientas mucho más poderosas. Así que las consecuencias podrían ser mucho más desastrosas. Es algo a lo que no sé si la humanidad podrá sobrevivir”.
El director ejecutivo y cofundador de Open AI, desarrolladora del programa de generación de texto ChatGPT, Sam Altman, pidió este martes al Congreso de Estados Unidos que regule el desarrollo y los usos de la inteligencia artificial (IA).
En una comparecencia ante un subcomité del Senado, Altman hizo un listado de las aplicaciones beneficiosas de la tecnología, desde la medicina hasta la lucha contra la crisis climática, y confió en que la IA puede ser utilizada para el beneficio de la humanidad. Pero matizó que es necesaria la intervención de los gobiernos del mundo para asegurar que estas herramientas se desarrollan de manera que protejan y respeten los derechos y las libertades de los ciudadanos.
“Creemos que los beneficios de las herramientas que hemos desarrollado hasta ahora superan ampliamente los riesgos”, defendió el empresario durante la audiencia.
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