“Los libros que ofrecemos para que los residentes tomen prestados son los que recomendamos. Nunca recomendaríamos libros que sean ilegales y violen los derechos de autor. Nunca recomendaríamos aquellos que consideramos que presentan malas ideologías”.
Así trataba de justificar John Lee, el jefe ejecutivo de Hong Kong, un fenómeno que está corroyendo el acceso de los ciudadanos de la isla al conocimiento, y su libertad de leer sobre cualquier temática que les interese: docenas de libros en bibliotecas públicas fueron retirados sin una explicación clara, entre ellos textos que lidian con la represión de la Plaza Tiananmen de 1989.
Medios de comunicación de Hong Kong reportaron sobre un marcado aumento en el número de sustracciones de libros y documentos de bibliotecas públicas, una tendencia que va al ritmo de la mayor represión gubernamental y la introducción de la estricta ley de seguridad nacional en 2020, luego de las protestas masivas a favor de la democracia en 2019.
Las libertades políticas de los hongkoneses se han reducido considerablemente como resultado, y sus estantes, como suele pasar bajo el autoritarismo, han sido los objetivos más evidentes. Pero luego de la ley de seguridad nacional, los sectores culturales comenzaron a denunciar atropellos.
Un informe de la comisión de auditoría del gobierno dado a conocer a fines de abril anunció que el Departamento de Servicios Culturales y Ocio, bajo cuyo mando recaen las bibliotecas, necesitaba “intensificar los esfuerzos para examinar los materiales de la biblioteca para salvaguardar la seguridad nacional y tomar medidas de seguimiento”.
Completaron una revisión preliminar de los libros, centrada especialmente en autores y editores “sospechosos de publicar libros sobre la ‘independencia de Hong Kong’ anteriormente”. La revisión completa comenzó en 2021 y no se sabe cuándo finalizará.
De esta manera, esta semana medios locales que investigaron los catálogos de las bibliotecas públicas descubrieron que se habían eliminado cientos de libros sobre la masacre de estudiantes que protestaban el 4 de junio de 1989 en la Plaza de Tiananmen.
El periódico Ming Pao calculó que un 40% de los libros, revistas y videos de temática política disponibles a fines de 2020 ya no estaban más, además de una serie de documentales.
“Los libros con contenido sospechoso de infringir la ley de seguridad nacional u otras leyes locales se eliminan de inmediato para su revisión”, dijo simplemente un portavoz del Departamento de Servicios Culturales y de Ocio al South China Morning Post .
Pero Lee defendió esta medida radical, aunque no aclaró qué es lo que consideraban “malas ideologías” ni por qué se eliminaron los libros.
Agregó que los libros aún estaban disponibles para su compra en librerías privadas, pero activistas y residentes aseguran que varias librerías han cerrado o retirado libros por temor a contravenir la ley de seguridad nacional.
Es que la polémica ley prevé penas de hasta cadena perpetua y ha sido utilizada en reiteradas ocasiones para perseguir a activistas prodemocráticos y desmantelar organizaciones de la sociedad civil. Amnistía Internacional, entre otras agrupaciones internacionales de derechos humanos, han advertido sobre el peligro de esta normativa.
El caso de “Zunzi”
La retirada de los libros fue informada por los medios locales después de que el periódico chino Ming Pao dejara de publicar obras del caricaturista político más destacado de Hong Kong a pedido del gobierno luego de más de 40 años de colaboración del artista con el medio. Sus trabajos tampoco pueden encontrarse ahora en bibliotecas públicas.
Las obras de “Zunzi”, cuyo verdadero nombre es Wong Kei-kwan, serían parte de la “revisión”, y las autoridades estarían determinando si violan la ley de seguridad nacional. Zunzi es uno de sus mayores críticos.
Las ilustraciones del caricaturista fueron criticadas por departamentos gubernamentales por “tergiversar los hechos y difamar a las autoridades”. Una caricatura publicada el martes fue tildada de “engañosa, discriminatoria y distorsionar las propuestas del Gobierno” por la Oficina de Asuntos de Interior y Juventud de Hong Kong.
Lee dijo que decidirán si las obras de Zunzi violan la ley, pueden tener un impacto adverso en la comunidad o si son “obscenos e indecentes”.
La guerra contra los libros
En septiembre de 2022, cinco terapeutas del habla -Lai Man-king, Melody Yeung, Sidney Ng, Samuel Chan y Fong Tsz-ho- fueron condenados en Hong Kong por producir “publicaciones sediciosas” en forma de una serie de libros ilustrados para niños que mostraban ovejas tratando de defender su aldea de los lobos. Los fiscales dijeron que los animales eran analogías para los residentes de Hong Kong y los chinos continentales, respectivamente, y que los libros “incitaban al odio”.
A finales del mes pasado, Google reveló en un informe que la policía de Hong Kong había intentado sacar de la web contenido relacionado con el libro de los fisioterapeutas por considerarlo “sedicioso”, pero el buscador se negó.
En julio de 2022, editores de Hong Kong denunciaron censura luego de que libreros que vendían textos considerados políticamente sensibles fueran excluidos de la tradicional feria anual de la industria.
Según advirtieron, editoriales que durante 2021 habían exhibido libros sobre las protestas de 2019 habían sido excluidos y no podrían participar de la edición de 2022, sin explicación alguna. Entre ellas estaban al menos Hillway Culture, Humming Publishing y Kind Of Culture, que vieron sus solicitudes rechazadas sin motivo.
Hillway Culture decidió entonces organizar su propia “Feria del Libro de Hong Kong” y ya había varias editoriales y librerías independientes que se habían sumado a la propuesta pero, días antes del evento, el propietario del lugar rescindió el contrato de arrendamiento con excusas endebles.
Seguir leyendo: