Tras una dura derrota en las elecciones locales inglesas, Rishi Sunak está bajo presión

El primer ministro británico es acusado por ser sólo un administrador de la debacle del país

Guardar
El primer ministro, Rishi Sunak,
El primer ministro, Rishi Sunak, es acusado por "administrar" la debacle del país

La crispación ha regresado a la politica británica después de las jornadas festivas por la coronación del rey Carlos III. Esos momentos históricos sólo han logrado disimular unos días la catastrófica derrota conservadora en las elecciones locales del 4 de mayo. Los resultados dejaron al oficialismo sin más de un millar de escaños municipales que pasaron a manos de laboristas, liberales demócratas y ambientalistas.

El alboroto está principalmente en las filas del Partido Conservador lo que aumenta la presión para que el primer ministro Rishi Sunak escoja otra hoja de ruta para evitar repetir un escenario tan amargo en las elecciones generales de 2024. Para sus colegas partidarios, luego de casi siete meses en el poder, no es suficiente haber logrado evitar el colapso conservador.

Después del breve mandando de Liz Truss, el nuevo inquilino de Downing Street 10 era convocado con dos objetivos: equilibrar el país y devolverles a los tories chances electorales o, en todo caso, alejarlos de otro derrumbe como el del 4M. Sin embargo, para estas metas Sunak debía reconciliar la idea que la prosperidad económica llega con los conservadores en el poder.

Rishi Sunak (Reuters)
Rishi Sunak (Reuters)

Como pilar de esta recuperación, el ex banquero de Goldman Sachs tenía que recuperar la confianza del pueblo británico, golpeado por una crisis económica, además de la complacencia de los sectores empresariales que esperaban mucho del nuevo primer ministro “millonario”.

Pero en los últimos días, Sunak ha sufrido los cuestionamientos del sector ultraconservador de su partido, que echan de menos a Boris Johnson, dado que ven en el jefe de Gobierno a un “tibio” incapaz de reordenar al partido. Al mismo tiempo, lo responsabilizan por la sensación anti-Brexit que se multiplica debido a lo que entienden es una mala aplicación de los acuerdos para hacer valer las ventajas por la salida de la Unión Europea.

El sábado 13 de mayo, activistas conservadores se encontraron en la localidad de Bournemouth, un balneario en el sur de Inglaterra, llamados por la Organización Democrática Conservadora, una facción partidaria cercana a Boris Johnson. Aunque el escandaloso ex primer ministro no acudió a la cita, los presentes coincidieron en múltiples mensajes destinados a esmerilar la autoridad de Sunak reivindicando las habilidades personales de Johnson, incluso a pesar de su tormentosa conducta y polémica salida del poder.

En el mismo mitin recordaron los valores de la politica conservadora, las promesas para recortar impuestos y la necesidad de los lazos con los sectores empresariales. Para los británicos, uno de los efectos económicos más apreciable del Brexit es la caída de la inversión. La curva se alteró 2016, durante el referéndum de salida de la UE, en un contexto de incertidumbre sobre el resultado de las negociaciones para desvincularse del bloque comunitario.

A pesar de estos reclamos, Sunak se ve imposibilitado de cumplir estos mandatos debido a las frágiles finanzas del pais, en parte por las consecuencias de la pandemia del Covid, las derivaciones de la guerra en Ucrania y finalmente por el desastroso desempeño de su antecesora, Liz Truss.

Boris Johnson no supone una
Boris Johnson no supone una amenaza inmediata para Rishi Sunak. Aún pesan sobre el ex primer ministro las investigaciones por las fiestas durante la pandemia del coronavirus (Reuters)

Los conservadores, no obstante, creen que ya existe una suerte de lista de incumplimientos de Sunak. El actual líder británico es tildado como “centrista”, aun cuando ha querido revitalizar una dura política de deportación de asilo a Ruanda o hasta su reciente decisión de enviar misiles de largo alcance a Ucrania.

En estas horas la crítica más dura llegó de la ex secretaria del Interior de Boris Johnson. Priti Patel acusó Sunak de simplemente “gestionar el declive” del Partido Conservador y sugirió que pasará más tiempo con los activistas conservadores “para estar más en contacto con la gente” y con valores tory conservadores.

En este clima, y a pesar de que su imagen se recompone frente al sentimiento de crisis latente, Boris Johnson no supone una amenaza para Downing Street. Johnson debe antes esperar las conclusiones de la comisión de investigación parlamentaria sobre los “partygate” durante la epidemia de Covid-19. La comisión definirá en junio el futuro político de ex jefe de Gobierno.

Contrariamente, quien empieza a mostrar sus ambiciones es Suella Braverman, la ministra del Interior. Este mismo lunes reclamó que se exhiban las cifras sobre la politica de visados e inmigración. “No hay ninguna razón por la que no podamos capacitar a más conductores o carniceros en lugar de traerlos del extranjero”, insistió la funcionaria mientras la falta de mano de obra en ciertos empleos provoca faltantes en las góndolas.

Pese a todo esto, Sunak insiste en apegarse a las cinco prioridades que presentó a principios de 2023: reducir la inflación a la mitad, reducir la deuda pública, mejorar las citas y esperas en la salud pública, evitar la recesión reactivando la economia y detener la llegada de inmigrantes cruzando en botes el Canal de la Mancha. De todos modos, ninguno de estos objetivos puede garantizarle que los ruidos que inquietan a la derecha conservadora se detengan.

Seguir leyendo:

Guardar