Las intensas oleadas de bombardeos rusos sobre Kiev ya no alcanzan la devastación que se proponía Moscú. En el último de ellos, con más de 15 misiles de distintos tipos y numerosos drones, la mayoría fueron interceptados. ¿Qué cambió desde que hace dos meses Ucrania se declaraba incapaz de frenar los ataques?
La Fuerza Aérea ucraniana destacó esta semana la eficacia de los sistemas antiaéreos, después de que éstos interceptaran de madrugada 6 misiles supersónicos Kinzhal. “Es un número impresionante”, dijo el vocero Yuriy Ignat, en una intervención en la que recordó que Kiev sigue siendo “un objetivo prioritario para el enemigo”.
Aunque la ciudad no salió ilesa, los expertos coinciden en que se trata de un avance extraordinario en defensa.
Solo hace unas semanas, un documento filtrado del Pentágono apuntaba que las reservas ucranianas estaban a punto de agotarse. Incluso, desde el propio gobierno de Volodimir Zelensky reconocían las falencias, luego de las duras pérdidas de los bombardeos del 9 de marzo, cuando Rusia lanzó más de 80 misiles contra las principales ciudades. Ese día, los misiles balísticos eludieron con facilidad las defensas aéreas.
Hoy, el panorama es otro. Desde ese entonces, los aliados suministraron diversos equipos.
Los sofisticados sistemas de defensa antiaérea occidentales, incluidos los misiles Patriot de fabricación estadounidense, han contribuido a evitar en Kiev el tipo de destrucción que se observa a lo largo de la principal línea del frente en el este y el sur del país. Aunque la mayor parte de los combates terrestres están estancados a lo largo de esa línea del frente, ambos bandos están atacando otros territorios con armas de largo alcance.
Las defensas aéreas reforzadas de Ucrania han disuadido a la aviación rusa de adentrarse en el país vecino. Están salvando infraestructuras y vidas e impidiendo que Rusia alcance la superioridad aérea, un paso fundamental mientras los ucranianos se preparan para una contraofensiva.
“Han determinado en gran medida el curso de la guerra”, escribió Ian Williams este mes en un análisis para el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
A inicios de mayo, Kiev anunció por primera vez que había logrado derribar al misil hipersónico más avanzado de Rusia, un arma que hasta entonces Ucrania consideraba imparable. Una batería Patriot de fabricación estadounidense recién adquirida lo hizo posible.
Cómo comenzó
El primer día de la invasión, Rusia atacó los sistemas de defensa antiaérea terrestres de Ucrania, primero con una oleada de misiles y luego con docenas de bombardeos apoyados por medidas de guerra electrónica que básicamente cegaron los radares ucranianos, escribió Justin Bronk en un trabajo de abril para el Centro de Análisis Navales, con sede en Virginia.
Pero Ucrania había recibido información de los aliados antes de los ataques rusos, lo que permitió a los defensores ucranianos desplazar unidades móviles fuera de peligro, aunque algunas posiciones fijas fueron destruidas.
Las unidades se dispersaron, y durante un breve periodo Rusia pudo volar en oleadas de helicópteros, apoyados por cazas, e infligir grandes pérdidas a los aviones ucranianos enviados para interceptarlos.
Pero los rusos no hicieron un seguimiento de sus ataques iniciales, lo que permitió a Ucrania reagruparse rápidamente, dijo Douglas Barrie, especialista en defensa aeroespacial del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres.
“No volvieron a comprobarlo: ¿Lo destruimos? ¿Lo desactivamos? ¿Tenemos que volver a hacerlo? ¿Se han reubicado?”, dijo.
El comandante de brigada del comando de defensa aérea “Centro” es un coronel que sólo pudo ser identificado por su indicativo, “Granito”, de acuerdo con la política del ejército ucraniano de proteger la identidad de los soldados. Durante una visita de The Associated Press a su unidad, contó que su brigada fue alcanzada el primer día de la guerra por 20 misiles rusos, que destruyeron cuarteles y puestos de mando y mataron a personas.
Tras abandonar las posiciones fijas, ahora operan estrictamente como equipos móviles que pueden entrar rápidamente en acción y escabullirse con la misma rapidez, una táctica comúnmente conocida como “disparar y escabullirse”.
Tras los reveses iniciales sufridos por las defensas antiaéreas ucranianas, al tercer día de guerra ya funcionaban suficientes unidades móviles como para derribar varios aviones, lo que obligó a Rusia a retirar sus aviones de ataque y le privó de una ventaja clave.
Pero muchos de los misiles rusos seguían entrando.
Granite estimaba en los primeros meses que Ucrania estaba interceptando alrededor del 50% de los misiles rusos entrantes. El informe del CSIS sugería que la cifra podría haber sido en realidad mucho menor.
Nueva realidad
Con la llegada de los nuevos sistemas de defensa antiaérea de fabricación occidental en octubre y noviembre, así como la creciente destreza de las baterías ucranianas, Ucrania declaró haber interceptado alrededor del 80% de los misiles de crucero rusos en diciembre.
Ahora, Granite afirma que la cifra se acerca al 90%, y afirmó días atrás que los sistemas de defensa alrededor de Kiev han derribado el 100% de los misiles disparados contra la ciudad desde el 28 de abril. “Kiev está protegida”, aseguró.
Los dos sistemas clave utilizados por Ucrania desde el comienzo de la guerra han sido el S300 de largo alcance y el Buk de medio alcance, también conocidos como SA-10 y SA-11, de la era soviética.
Ucrania ha ido incorporando gradualmente nuevos sistemas de aliados occidentales, como las baterías IRIS-T de Alemania en octubre y las NASAMS de fabricación estadounidense y noruega en noviembre.
También ha recibido sistemas SAMP/T de fabricación europea y misiles HAWK de fabricación estadounidense, y el mes pasado incorporó dos baterías Patriot de fabricación estadounidense.
Los equipos de defensa antiaérea están configurados con anillos de alcance superpuestos, empezando por defensas cortas, casi a bocajarro, que utilizan misiles lanzados desde el hombro y cañones antiaéreos, hasta distancias mayores.
Según Barrie, una sola capa no bastaría para detener todos los ataques, ni siquiera la mayoría. “Pero cuantas más capas tengas, más posibilidades tendrás”.
Aunque se han frustrado todos los ataques recientes contra Kiev, los restos de misiles y drones que han caído han causado heridos y daños en la capital. Pero eso no es nada comparado con lo que podría haber ocurrido, dijo Granite. En los ataques del 28 de abril, un misil alcanzó un edificio de apartamentos en la ciudad central de Uman, matando a 23 personas.
Con tantos ataques rusos, algunos especulan con que la estrategia de Moscú es intentar agotar los recursos de defensa antiaérea de Ucrania hasta el punto de que Rusia pueda volver a explotar su ventaja con cazas y bombarderos. Pero también hay indicios de que Rusia se está quedando sin misiles.
Hasta ahora, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, ha presionado con éxito a sus aliados para obtener más suministros de defensa antiaérea. Estados Unidos anunció el lunes 1.200 millones de dólares más en ayuda militar a largo plazo, incluidos nuevos sistemas HAWK, aviones no tripulados y municiones de defensa aérea.
“El paquete también contiene munición para derribar sistemas aéreos no tripulados, servicios comerciales, de imágenes por satélite y apoyo a las actividades de formación, mantenimiento y sostenimiento”, añadió el Pentágono.
Por su parte, el Reino Unido confirmó el lunes el envío de cientos de misiles de defensa antiaérea a Ucrania. En Londres, Zelensky admitió que Ucrania todavía no dominaba los cielos del país, una situación que poco a poco va cambiando.
(Con información de AP)
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