Uno de los bombardeos más fuertes que Rusia llevó a cabo la última noche tuvo lugar en la ciudad ucraniana de Khmelnytsky, precisamente sobre una instalación industrial donde se almacenaban armas para asistir en el combate.
“Desgraciadamente, hay impactos de drones enemigos en infraestructuras de la región de Khmelnytsky. Las autoridades y servicios locales están trabajando para evaluar los daños y hacen todos los preparativos preliminares para restaurar la propiedad dañada”, informó en un primer momento la Fuerza Aérea ucraniana y llamó a la gente de la zona a “permanecer en los refugios y mantenerse a salvo”.
Las imágenes difundidas horas más tarde muestran el momento exacto en el que impactan los misiles sobre este sitio y, a continuación, se genera una intensa nube negra de humo que se propaga por la zona.
La portavoz del presidente Volodimir Zelensky, Iuliia Mendel, confirmó que se trató de ataques provenientes tanto del norte como del sur y que se empleó en ellos los vehículos aéreos no tripulados Shahid-136/131, de fabricación iraní.
Como consecuencia de esta operación, cinco personas resultaron heridas por fragmentos de cristal y se registraron daños en ventanas, puertas, techos e instituciones educativas y médicas -entre otros- por las fuertes ondas expansivas.
Dos de los heridos fueron hospitalizados y los restantes tres fueron asistidos por personal sanitario y trasladados a un centro para recibir tratamiento ambulatorio, sumó el alcalde de Khmelnytsky.
De todas formas, gracias a que no se trata de una zona altamente poblada, las víctimas humanas fueron menos que las que suelen darse cuando Moscú atenta directamente contra la población civil.
Se cree, además, que la instalación bombardeada era un depósito de armas -muchas de ellas, las provistas por Occidente-, cuyas érdidas podrían ser millonarias.
Este ataque tuvo lugar la misma noche en la que el Kremlin ordenó una nueva ola de ofensivas sobre el país, en los que empleó 21 drones provistos por el régimen persa.
Sin embargo, esta tecnología parecería ser cada vez menos efectiva para las tropas de Putin ya que el ejército de Zelensky logró exitosamente derribar 17 de ellos con sus nuevas unidades de defensa antiaérea. Precisamente, utilizaron armas de misiles antiaéreos, cazas y grupos móviles de fuego.
Durante la última alerta aérea sobre la capital, que duró 2,5 horas, “todos los drones enemigos que se dirigían a Kiev fueron destruidos con éxito. No se registraron daños ni heridos en la capital”, celebró por su parte el jefe de la administración militar local, Serhii Popko.
Este episodio le siguió a otra fuerte derrota para Moscú el 4 de mayo en la que Ucrania derribó un misil hipersónico enemigo con uno de los sistemas de defensa Patriot.
Se trató de la primera vez que el país logró alcanzar un proyectil Kh-47 que, según Putin, es imposible de interceptar.
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