Naciones Unidas anunció este martes que va a seguir el proceso judicial contra el ex primer ministro de Pakistán Imran Khan, detenido este martes, para garantizar que sea justo.
Khan, desalojado en una moción de censura por su rivales hace más de un año, es el líder político con mayor simpatía en el país pese a los numerosos casos judiciales presentados en su contra y su arresto ha provocado el estallido de protestas y violencia en las principales ciudades del país.
“Conocen nuestras preocupaciones para garantizar que todas las figuras políticas en Pakistán sean tratadas de forma justa y, por supuesto, que se siga un debido proceso”, dijo el portavoz de la ONU Farhan Haq al ser preguntado por este caso en una conferencia de prensa diaria.
“Así que seguiremos este proceso a medida que avance para asegurarnos de que nuestras preocupaciones son tenidas en cuenta”, añadió.
La detención de Khan fue llevada a cabo este martes por fuerzas paramilitares en la sede de una corte de la capital paquistaní cuando el político se dirigía al tribunal para solicitar una medida de libertad bajo fianza para uno de los casos presentados en su contra.
Estados Unidos pidió este martes “respeto” a la democracia y el Estado de derecho tras el arresto del ex primer ministro. “He visto los reportes. Lo que nosotros queremos es asegurarnos de que lo que ocurra en Pakistán sea consistente con el imperio de la ley y con la Constitución”, dijo en una rueda de prensa el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.
En otra comparecencia, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, aseguró que “Estados Unidos no tiene una posición a favor de un candidato político o un partido frente a otro”.
Las palabras de Estados Unidos se suman a otras declaraciones de preocupación, incluidas las de la Unión Europea (UE), quien instó este martes a Pakistán a mostrar “moderación” después del arresto de Khan.
Según la Policía, el arresto está relacionado con un caso de corrupción vinculado con un fondo para la educación, por unos 177 millones de dólares, conocido en el país como “el caso de Qadir Trust”.
La acción de las fuerzas de seguridad derivó en seguida en violencia en varias ciudades del país, con el Pakistán Tehreek-i-Insaf (PTI), la mayor fuerza política de Pakistán, la formación de Khan, llamando a sus partidarios a salir a las calles.
El Gobierno impuso medidas de excepción en Islamabad y la provincia de Punjab, restringiendo la reunión y el libre movimiento para contener las protestas, al tiempo que se han reportado en varias localidades cortes en las comunicaciones y en internet.
Aún así las calles de las ciudades de Lahore y Karachi se han ido llenando de partidarios de la antigua estrella del criquét paquistaní convertido luego en político.
Decenas de personas con varas en mano se aproximaron a las inmediaciones cuartel general del Ejército de Pakistán ubicado en la ciudad de Rawalpindi, en Punjab, y golpearon las puertas de entrada hasta abrirlas, según pudo verse en varios vídeos compartidos en medios paquistaníes.
La última y la única vez que se produjo un asalto en el cuartel general del Ejército paquistaní fue en 2009 con un ataque del principal grupo talibán paquistaní, el Tehreek-e-Taliban Pakistán (TTP).
Los simpatizantes de Khan también ingresaron con palos en las residencias oficiales de oficiales militares en las ciudades de Lahore y Peshawar, destrozando ventanas, puertas e inmuebles que se iban encontrando a su paso, según vídeos compartidos en medios locales.
(Con información de EFE)
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