El Ministerio de Defensa de Taiwán informó que diez aviones de combate y seis buques de guerra del régimen chino fueron detectados en las inmediaciones de la isla durante la madrugada de este domingo.
Uno de los cazas violó el espacio aéreo en el sudoeste de la isla, lo que obligó a que las Fuerzas Armadas taiwanesas respondieran con el despliegue de aeronaves, embarcaciones y sistemas de misiles terrestres, según publicaron en su cuenta de Twitter.
Este viernes, el Ministerio de Defensa de Taiwán denunció que dos drones de reconocimiento del Ejército Popular de Liberación sobrevolaron la isla “por primera vez” poco después de informar que casi veinte aviones del Ejército chino entraran en su espacio aéreo.
Durante la misma jornada, las Fuerzas Armadas de China detectaron un caza de la Fuerza Aérea de Estados Unidos sobrevolando el estrecho de Taiwán.
Ante la escalada de tensiones, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, pidió a los países miembros del bloque involucrarse en el conflicto entre Taiwán y China y los instó a patrullar el estrecho con sus fuerzas navales.
Europa debe estar “muy presente en este dossier que nos atañe en el plano económico, comercial y tecnológico. Por ello, insto a las marinas europeas a patrullar en el estrecho de Taiwán para mostrar el apego de Europa a la libertad de navegación en esta zona absolutamente crucial”, escribió Borrell en el periódico francés Journal du Dimanche.
El pasado martes, durante la apertura de un debate centrado en China en el Parlamento Europeo, Borrell aseguró que Taiwán y este conflicto son “cruciales para Europa” ya que está en juego “el estrecho más estratégico del mundo, en especial, en cuanto al comercio”.
“Debemos estar presentes allí a través de operaciones de libertad de navegación”, agregó Borrell, al tiempo que aseguró que Taipéi “forma parte absolutamente de nuestro perímetro estratégico para garantizar la paz, para defender nuestros intereses”.
La postura de Borrell puede ser entendida, a su vez, como una sutil respuesta a las polémicas declaraciones que, semanas atrás, emitió el presidente francés, Emmanuel Macron, durante un viaje a China.
En medio de su visita de tres días a Beijing, que llamó la atención por su tono optimista en el marco de las hostilidades rusas en Ucrania y la ambigua postura adoptada por Xi Jinping, el funcionario francés consideró que el conflicto sobre Taiwán es externo a Europa.
“La pregunta que nos hacemos los europeos es la siguiente: ¿Nos interesa acelerar cuando se trata de Taiwán? No. Lo peor sería pensar que los europeos debemos convertirnos en seguidores en este tema y seguir el ritmo de Estados Unidos y una reacción exagerada de China”, dijo entonces.
Así, Macron explicó su temor de que el continente quede “atrapado en crisis que no son nuestras, lo que le impide construir una autonomía estratégica” y que lo pone en riesgo de convertirse en un “vasallo” de Washington.
La escalada de las tensiones en la región se inició con el viaje a la isla de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, en agosto del pasado año.
La situación empeoró tras la visita de la presidenta de Taiwán, Tsai Ing Wen, a EEUU donde se reunió con varios congresistas estadounidenses a pesar de las advertencias de Beijing.
Taiwán cuenta con un Gobierno independiente desde 1949, pero China considera el territorio bajo su soberanía.
La política fundamental del Gobierno chino respecto a Taiwán ha sido hasta ahora la de una reunificación pacífica bajo el principio “un país dos sistemas”.
(Con información de Europa Press y AFP)
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