A prácticamente dos semanas de comenzados los enfrentamientos en Sudán, la violencia y los ataques parecen no dar tregua y las partes se mantienen firmes en sus posturas.
Este viernes, el jefe del Ejército, Abdelfatah al Burhan, se negó a abrir una instancia de negociaciones con el comandante del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), Mohamed Hamdan Dagalo, ya que “no hay lugar para esta milicia salvo la desaparición”.
Desde las Fuerzas Armadas difundieron un comunicado en el que explicaron que con el paramilitar “no se puede hablar de democracia y transformación” porque está al frente de “una milicia tribal” y, por tanto, la única salida a esta rebelión es que la cuestión sea resuelta de una vez por todas.
Por otro lado, Burhan fue muy crítico con Dagalo, a quien acusó de querer “gobernar Sudán, apoderarse de sus recursos y magnificar su riqueza”.
Las declaraciones del líder militar llegan en un momento en el que la comunidad internacional -principalmente Egipto, Sudán del Sur, Estados Unidos y Arabia Saudita- trabajan junto a los jefes de ambos bandos para conseguir la apertura de una instancia de diálogo que permita alcanzar una solución al conflicto.
Parte de estos esfuerzos se vieron consumados con una tregua de 72 horas -que ya lleva su primer día de prórroga- medida por Riad y Washington aunque, al igual que en oportunidades anteriores, no ha sido respetada y los combates y ataques continuaron ocurriendo en la capital sudanesa de Khartum así como en otras zonas del país, como Darfur.
A pesar de que los fuertes enfrentamientos aún se prolonguen día y noche, Burhan asegura estar cerca de conseguir un golpe decisivo que le represente la victoria sobre las RSF y, con ello, el control de la tercera nación más grande de África. El Ejército “controla todo Sudán excepto unos pocos puntos en Darfur”, comentó y confió en que la situación allí “se resolverá pronto”.
Desde el inicio de los combates el 15 de abril, Sudán ha sido escenario de batallas callejeras que incluyen descargas de artillería, ataques aéreos y disparos que dejaron a millones de sudaneses atrapados en sus hogares y miles de muertos.
El Ministerio de Salud sudanés estima en 512 las víctimas fatales hasta el momento, sumados a los 4.200 heridos. En tanto, la ONU informó que cerca de 40.000 refugiados que vivían en Khartum se han visto forzados a huir de la capital en peligrosas condiciones y, ahora, sobreviven en campos en las provincias de Nilo Blanco, Al Qadarif y Kassala, precisó el portavoz de ACNUR, Fathi Kasina.
Este escenario derivó, a su vez, en un colapso del sistema sanitario que ha dejado a decenas de hospitales fuera de servicio y a los profesionales evacuados de los centros médicos. Las imágenes de cuerpos yaciendo en las calles se vuelven más comunes cada día.
En tanto, quienes permanecen en las zonas en conflicto lo hacen en condiciones que se deterioran con el correr de las horas, sin alimentos, agua o acceso a recursos básicos como la electricidad y con temor a ser saqueados por los combatientes que deambulan por las calles e ingresan con total impunidad en las viviendas y tiendas.
Problemas en la evacuación
Turquía denunció que, apenas horas después de que ambas partes enfrentadas aceptaran la prórroga de 72 horas de la tregua para continuar con las tareas de evacuación, uno de sus aviones fue alcanzado por disparos en las afueras de la capital.
Según reportó el Ministerio de Defensa de Ankara, “se dispararon armas ligeras” contra un avión C-130 cuando se dirigía a la base aérea Wadi Sayyidna aunque mencionaron que no se registraron víctimas y la nave pudo aterrizar sin problemas.
Desde el Ejército sudanés negaron haber estado implicados en este episodio y apuntaron contra la RSF.
El Reino Unido, por su parte, definió el fin de sus vuelos de evacuación para el sábado por la noche ya que el número de británicos solicitando un puente aéreo ha disminuido. De momento, el Ejecutivo de Sunak ha conseguido sacar del país a 1.573 personas, que fueron llevadas a Chipre.
“Tienen otras 24 horas para dirigirse al aeropuerto y les meteremos en un avión”, comentó el viceprimer ministro Oliver Dowden en una suerte de último llamado.
El Ejército francés también asiste -aunque con gran dificultad- en las tareas de evacuación desde el jueves por la noche, destinadas principalmente a decenas de empleados de la ONU y otros organismos internacionales de ayuda desde Al Fasher.
El nuevo blanco: los médicos
Como si los saqueos y los ataques indiscriminados no fueran suficientes, la facción paramilitar ha incorporado a sus operaciones el secuestro de médicos.
Personal sanitario en Khartum denunció que la RSF sustrae a sus colegas para que atiendan a los combatientes heridos.
Nada Fadul, una médica sudanesa-estadounidense, comentó conocer a cinco pares víctimas de esta maniobra y explicó que, para prevenir que estas situaciones se sigan repitiendo, se les ha advertido que en la vía pública no portaran sus uniformes de trabajo ni entregaran identificaciones que dieran cuenta de su profesión.
Otro médico secuestrado -que permanece en el anonimato por razones de seguridad- dijo haber sido llevado a la fuerza a un lugar desconocido en la capital a principios de la semana, donde vio a decenas de combatientes heridos, un arsenal de suministros médicos y otros dos profesionales secuestrados trabajando. Allí pasó tres días atendiendo a heridos de bala, quemaduras y otras lesiones.
Los violentos combates se desataron tras semanas de tensión entre Al Burhan y Dagalo por el proceso de reforma de las Fuerzas Armadas y la integración de las RSF en las fuerzas regulares. Esta situación constituye el principal escollo para la firma de un acuerdo político definitivo que permita poner fin a la situación de excepción vigente desde el golpe de Estado de 2021.
Entonces, ambos líderes participaron de la represión de activistas pro democráticos y expulsaron a civiles del Gobierno instaurado tras la caída del dictador Omar al Bashir en 2019, tras tres décadas aferrado al poder.
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