El papa Francisco viaja desde mañana, y hasta el 30 de abril, a Hungría, donde espera encontrar en el primer ministro, Viktor Orbán, un aliado para convencer a Rusia a detener la guerra en Ucrania, pero también para hacer un llamamiento para que Europa afronte la crisis migratoria.
El pontífice había visitado Budapest sólo unas horas en 2021 para celebrar la misa de clausura del Congreso Eucarístico y se reunió con Orbán junto en un momento en el que había cierta tirantez debido al puño duro del mandatario húngaro con la migración, un tema que ni se abordó entonces.
Sin embargo, con el estallido de la guerra en Ucrania las cosas han cambiado y Orbán es el único líder europeo cercano a la Rusia de Vladimir Putín, o al menos neutral, y Francisco le agradeció la acogida de los refugiados ucranianos cuando le recibió hace un año en el Vaticano.
En febrero, durante su discurso sobre el estado de la nación, Orbán afirmó que Hungría no estaba “sola en el terreno de la paz”, después de que Alemania comenzase a abastecer de armas a Ucrania eligiendo el “campo de batalla”, porque también estaba el Vaticano.
Hungría ha acogido a cientos de miles de ucranianos que huyen de la guerra, pero no ha enviado ninguna ayuda militar y tampoco ha aplicado las sanciones impuestas a Rusia, de la que además depende en materia energética.
”El próximo viernes viajaré a Budapest, Hungría, durante tres días. Completaré el viaje realizado en 2021 para el Congreso Eucarístico Internacional. Será también un viaje al centro de Europa, sobre el que siguen cayendo gélidos vientos de guerra, mientras el desplazamiento de tantas personas pone en el orden del día urgentes cuestiones humanitarias”, adelantó este domingo el papa sobre los motivos de su viaje.
Según el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, “la visita estaba planeada desde hace tiempo, no se debe directamente en la actualidad de hoy, pero creo que el papa aprovechará como siempre lo hace para intentar a ver si hay posibilidad de dar unos pasos hacia la paz, también dada la posición de Hungría en la comunidad internacional”.
También el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni señaló: “Estaremos a unos cientos de kilómetros de Ucrania, con la que Hungría comparte 166 kilómetros de frontera, por lo que podemos esperar las palabras del papa sobre el dolor y la búsqueda de la paz”.
Francisco, que estuvo ingresado tres días en el policlínico Gemelli a fines de marzo por una bronquitis y que sufre problemas de movilidad, no quiso renunciar a este viaje aunque se limitará sólo a la capital.
Según estimaciones de la Iglesia local, los católicos son el 39%, los calvinistas reformados, como Orbán, son el 12%, los luteranos el 2%, el 27% no se definen como religiosos mientras que el 18% se definen como ateos.
Pero la Iglesia católica depende financieramente del Estado por lo que la relación con los gobiernos debe ser muy estrecha, según explicó en un encuentro con periodistas el padre Csaba Torok, administrador parroquial de la catedral de Esztergom y responsable de la Conferencia Episcopal de Hungría para las relaciones con los medios.
”El papa viene a un país cercano al escenario de la guerra y seguro que dirá algo fuerte y simbólico. Los húngaros también lo necesitamos, incluso los sacerdotes del país están un poco confusos porque la política de Orbán es muy favorable a la Iglesia, pero al mismo tiempo algunos rasgos no son muy amables”, añadió.
Francisco dedicará la primera jornada a la reunión con Orbán y la presidenta, Katalin Novák, además de pronunciar un discurso ante las autoridades civiles en el que se esperan sus llamamientos más políticos.
A los obispos, sacerdotes y religiosos les hablará en la concatedral de Santo Stefano, donde mencionará la necesidad de ayudar y acoger a los migrantes.
El sábado 29 de abril, segundo día del viaje, Francisco visitará el Instituto “Beato Laszlo Batthyany-Strattamann” para niños con discapacidad visual, y luego se encontrará con los pobres y refugiados, entre ellos ucranianos pero también procedentes de Asia y Africa, huéspedes de Cáritas.
Por la tarde presidirá un encuentro con los jóvenes en el Papp László Budapest Sportaréna, el estadio más grande de Budapest, con capacidad para 12.500 personas.
El domingo 30 de abril, tercer y último día del viaje, celebrará una misa en la plaza Kossuth Lajos y por la tarde dará un discurso al mundo universitario y cultural en la Facultad de Informática y Ciencias Biónicas de la Universidad Católica “Péter Pázmány”.
(con información de EFE)
Seguir Leyendo: