El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, pidió a los países miembros del bloque involucrarse en el conflicto entre Taiwán y China y los instó a patrullar el estrecho con sus fuerzas navales.
Europa debe estar “muy presente en este dossier que nos atañe en el plano económico, comercial y tecnológico. Por ello, insto a las marinas europeas a patrullar en el estrecho de Taiwán para mostrar el apego de Europa a la libertad de navegación en esta zona absolutamente crucial”, escribió Borrell en el periódico francés Journal du Dimanche.
El pasado martes, durante la apertura de un debate centrado en China en el Parlamento Europeo, Borrell aseguró que Taiwán y este conflicto son “cruciales para Europa” ya que está en juego “el estrecho más estratégico del mundo, en especial, en cuanto al comercio”.
“Debemos estar presentes allí a través de operaciones de libertad de navegación”, agregó Borrell, al tiempo que aseguró que Taipei “forma parte absolutamente de nuestro perímetro estratégico para garantizar la paz, para defender nuestros intereses”.
La postura de Borrell puede ser entendida, a su vez, como una sutil respuesta a las polémicas declaraciones que, semanas atrás, emitió el presidente francés, Emmanuel Macron, durante un viaje a China.
En medio de su visita de tres días a Beijing, que llamó la atención por su tono optimista en el marco de las hostilidades rusas en Ucrania y la ambigua postura adoptada por Xi Jinping, el funcionario francés consideró que el conflicto sobre Taiwán es externo a Europa.
“La pregunta que nos hacemos los europeos es la siguiente: ¿Nos interesa acelerar cuando se trata de Taiwán? No. Lo peor sería pensar que los europeos debemos convertirnos en seguidores en este tema y seguir el ritmo de Estados Unidos y una reacción exagerada de China”, dijo entonces.
Así, Macron explicó su temor de que el continente quede “atrapado en crisis que no son nuestras, lo que le impide construir una autonomía estratégica” y que lo pone en riesgo de convertirse en un “vasallo” de Washington.
En ese sentido, sugirió, también, reducir su dependencia de la “extraterritorialidad del dólar estadounidense”.
Las reacciones no tardaron en llegar y consistieron, principalmente, en críticas de la comunidad internacional, que consideró sus palabras diplomáticamente peligrosas y conceptualmente erróneas.
Entre las principales observaciones de funcionarios de Occidente destacaron las que advierten del avance de una nueva configuración del orden mundial que los líderes de Oriente parecen cada vez más tentados a instalar.
“¿Cree realmente Macron que no es asunto de Europa que China intente configurar un orden mundial basado únicamente en los intereses y poderes chinos? Macron ha logrado convertir su viaje a China en un golpe de relaciones públicas para Xi y un desastre para la política exterior de Europa”, escribió el diputado del Parlamento alemán, Norbert Röttgen, en Twitter.
En tanto, Joseph de Weck, autor de un libro alemán sobre el mandatario, cuestionó: “¿Hasta qué punto es inteligente decirlo abiertamente? Al decirlo permites que Xi tenga en cuenta que Europa no reaccionará con demasiada dureza. Rebajas la disuasión”.
“En el momento actual, la prioridad de todo político europeo debería ser mantener a Estados Unidos comprometido en Ucrania y tener una alianza lo más fuerte posible sobre Ucrania. Al hacer esto, obviamente debilita la alianza justo cuando algunos en Estados Unidos están empezando a dudar del compromiso sobre Ucrania”, sumó.
Macron se negó a hacer alusión a las repercusiones sobre sus dichos y se limitó a comentar, días más tarde, que su postura sobre la isla “no ha cambiado” y “es la misma” que la del continente, y respalda la idea de “una solución pacífica” para evitar “cualquier escalada”.
(Con información de AFP)
Seguir leyendo: