La “Guerra en las Sombras” de Vladimir Putin parece haber quedado al descubierto. Una investigación conjunta realizada entre las emisoras públicas de Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia alertó sobre una nueva estrategia de espionaje rusa que podría darle una importante ventaja al Kremlin ante una escalada de tensiones.
A diferencia de los hackeos que suelen atribuirse a piratas de este país, en este caso se trata de una operación más compleja, que data de hace 10 años, según el informe.
La investigación, basada en comunicaciones de radio interceptadas y fuentes de inteligencia, expuso que Rusia tiene desplegada una amplia flota de barcos pesqueros, de carga y hasta yates civiles en el Mar Báltico y el Mar del Norte, con los que espía a los países vecinos. Para ello, apagan sus transmisores -así mantienen en secreto su ubicación- y, en su lugar, encienden los aparatos de vigilancia submarina y realizam las tareas de rastreo.
“Estamos hablando de un sistema muy grande, una flota bastante grande. En total, estamos hablando de varios cientos”, alertó el investigador de la Real Academia Naval Noruega, Ståle Ulriksen, que colaboró en la investigación encabezada por la cadena danesa DR, la noruega NRK, la sueca SVT, y la finlandesa YLE.
Estas naves han sido identificadas navegando en rutas sospechosas, cercanas a lugares clave como parques de energía eólica, gasoductos, cables submarinos de electricidad y datos, zonas de entrenamiento militar, importantes yacimientos de petróleo y hasta muelles de aguas profundas, lo que sugiere que el Kremlin está recopilando datos para trazar mapas de la infraestructura en el lecho submarino y realizar posibles actos de sabotaje.
Un oficial de contrainteligencia danés que participó de la investigación comentó que estos episodios podrían darse en un escenario de conflicto total entre Rusia y Occidente, lo que le permitiría a Putin dejar sin electricidad a alguno de los países bálticos -por ejemplo-.
“Ahora lo vemos muy claro. Rusia dice que la cooperación con Occidente ha terminado y, ahora, es la confrontación”, comentó al respecto el jefe del Servicio de Inteligencia de Noruega, Nils Andreas Stensønes.
Mientras Moscú se desentiende de estas acusaciones -a las que el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, respondió asegurando que “prefieren culpar a Rusia por todo” y que “preferiríamos que se enfocaran en el ataque terrorista contra el gasoducto Nordstream y la necesidad de una pesquisa internacional transparente, urgente y amplia sobre estos actos sin precedente”-, la investigación ha traído nuevamente al centro de la escena episodios sospechosos relacionados con estos buques fantasma.
Tiempo atrás, los servicios de inteligencia holandeses habían señalado que Rusia estaba intentado obtener información para posibles sabotajes en el mar del Norte, luego de que barcos con bandera azul y roja fueran vistos tratando de ingresar en la zona en donde se asientan los parques de molinos de viento de los Países Bajos.
Si bien, en su momento, los tripulantes explicaron que sólo querían “ver cómo funciona la estructura de mando y control de estos sitios”, el jefe del Servicio de Inteligencia y Seguridad Militar holandés, Jan Swillens, explicó que “eso era una amenaza”. “Era la primera vez que veíamos a un buque ruso entrar en la zona de parques eólicos para hacer su reconocimiento”, se explayó.
Otro caso que encendió la luz roja fue el del Admiral Vladimirsky, que está registrado como un barco oceanográfico expedicionario pero, en realidad, es un barco espía.
Un experto de la Royal Navy, que se mantiene en el anonimato, siguió la ruta de esta nave durante todo un mes y descubrió que había navegado cerca de siete parques eólicos frente a la costa del Reino Unido y los Países Bajos, disminuyó su velocidad en estas áreas -para una mejor recopilación de datos- y permaneció los 30 días sin encender su transmisor.
A estos datos se sumó el acercamiento de un reportero de la cadena danesa DR a la nave, luego de múltiples esfuerzos por dar con su ubicación, y gracias a la cual se pudo comprobar que, a bordo, habían hombres fuertemente armados y camuflados con pasamontañas, lo que no sería necesario en una embarcación con fines de investigación.
Previo a ello, a su vez, el UK Defence Journal había dado cuenta en noviembre de la presencia de este mismo barco frente a la costa escocesa, puntualmente en Moray Firth y Lossiemouth, donde se ubica la flota de aviones de patrulla marítima del Royal Air Force.
Un tercer episodio llamó la atención de las autoridades. El pesquero Taurus de Moscú, que encabezó las exportaciones a Noruega entre 2015 y 2022, también fue avistado en zonas inusuales, cerca de polígonos de tiro militares, de bases donde está prohibido el tráfico naval y en las cercanías de la ciudad de Ålesund, justo cuando se realizaba un ejercicio de la OTAN.
Todas estas pruebas del entramado espía minuciosamente controlado por Putin ha reavidado las sospechas sobre la explosión del oleoducto Nord Stream en el Mar Báltico en septiembre, que destruyó por completo la infraestructura y provocó la pérdida de grandes cantidades de gas.
Si bien ya se ha definido que se trató de un acto de sabotaje, la investigación a cargo de Dinamarca, Suecia y Alemania aún no ha podido determinar al responsable aunque muchos apuntan contra Putin por su historial de juego sucio que, nuevamente, ha quedado en evidencia.
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