El fabricante sueco de licores The Absolut Company, anunció el martes que dejará de exportar a Rusia su vodka, uno de los más vendidos en el mundo, por los llamados a boicotear la marca en Suecia y en las redes sociales.
La compañía “decidió interrumpir la exportación de su marca a Rusia”, anunció en un comunicado, invocando la necesidad de proteger a sus empleados y socios “frente a las críticas masivas en todas sus formas”.
Un portavoz de Pernod Ricard, el grupo francés propietario de The Absolut Company, dijo que la decisión solo afecta a Absolut y no a las otras marcas del grupo, número 2 mundial de los licores.
Pernod Ricard confirmó a AFP la semana pasada que reanudó sus exportaciones de alcohol a Rusia, después de suspenderlas inicialmente debido a la invasión de Ucrania.
La decisión fue muy criticada por varios políticos, hasta el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, que había expresado su “decepción”.
Pernod Ricard había justificado su decisión de reanudar sus exportaciones para proteger a sus empleados en Rusia y por la decisión de Moscú de permitir importaciones de alcohol sin permiso “eludiendo así las sanciones”.
Estas explicaciones no convencieron a Suecia, donde varios bares y restaurantes famosos de Estocolmo dejaron de vender productos Pernod Ricard.
Entretanto, los ministros de Exteriores del G7 han prometido este martes intensificar las medidas contra Moscú.
“Seguimos comprometidos con la intensificación de las sanciones contra Rusia y la coordinación, así como con contrarrestar los intentos de Rusia y de terceros de eludir y socavar nuestras medidas sancionadoras”, dice un comunicado conjunto, en el que han condenado “una vez más” en los términos “más enérgicos posibles” la guerra.
Los titulares de Exteriores han reiterado su llamado “a terceros para que dejen de prestar asistencia a la guerra de Rusia”, amenazando con “graves costes”, al tiempo que han anunciado que reforzarán su “coordinación para prevenir y responder” a aquellos que apoyen materialmente la guerra de Rusia.
Esto último es un evidentemente aviso de advertencia a China, que en los últimos días, bajo la excusa de querer ser un mediador en la guerra, se ha mostrado por el contrario cada vez más servicial a los intereses de Putin.
“Estamos decididos, en consonancia con nuestros respectivos ordenamientos jurídicos, a que los activos soberanos de Rusia en nuestras jurisdicciones permanezcan inmovilizados hasta que se produzca una resolución del conflicto que aborde la violación por parte de Rusia de la soberanía y la integridad territorial de Ucrania”, han sostenido.
“Cualquier resolución del conflicto debe garantizar que Rusia pague por los daños que ha causado”, han destacado, agregando que “no puede haber impunidad para los crímenes de guerra y otras atrocidades como los ataques de Rusia contra civiles e infraestructuras críticas”.
Los representantes del G7 condenaron el “traslado ilegal y la deportación de ucranianos, incluidos niños, y la violencia sexual contra ucranianos relacionada con el conflicto”, así como “la irresponsable retórica nuclear de Rusia y su amenaza de desplegar armas nucleares en Bielorrusia”, anuncios que califican como “inaceptables”.
“Cualquier uso de armas químicas, biológicas o nucleares por parte de Rusia tendría graves consecuencias”, han dicho, recordando la importancia de los 77 años de no utilización de armas nucleares desde 1945.
Por otro lado, han denunciado la “militarización de los recursos alimentarios y energéticos” por parte de Rusia, ya que “ha agravado las vulnerabilidades económicas, ha exacerbado crisis humanitarias ya terribles y ha intensificado la inseguridad alimentaria y energética mundial”.
(Con información de AFP)
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