En una nueva muestra de oposición al líder ruso Vladimir Putin, un legislador comunista se burló del mandatario ruso mientras brindaba un discurso.
Mikhail Abdalkin, político residente en la región de Samsara, publicó en sus redes sociales el pasado febrero un video en el que se lo veía escuchando el discurso a la Nación del jefe del Kremlin pero con un particular detalle: de las orejas colgaban fideos.
Este episodio fue entendido en línea con una expresión rusa (Вешать лапшу на уши) que al traducirla es “colgar fideos de las orejas” y hace alusión a decir mentiras con el fin de obtener un beneficio a cambio. Este dicho es empleado con frecuencia sobre quienes mienten descaradamente, engañan intencionalmente o tratan de distraer a los oyentes del punto central con sus falacias.
En las imágenes, Abdalkin apela a la ironía y se muestra asintiendo con la cabeza y con una expresión seria en su rostro mientras el mandatario arremetía contra “siglos de colonialismo, dictados y hegemonía” de Occidente. Esta es casualmente la retórica de la que Putin se vale para justificar su agresión sobre Ucrania.
“Quería mostrar mi descontento y el descontento de las personas que vienen a mí”, comentó entonces y sumó que duda que “cualquier cambio en la política interna o en la economía del país ocurrirá en el futuro cercano o en las próximas décadas”.
El propio Putin publicó el video en sus redes sociales -YouTube, Facebook y Vkontakte- y lo acompañó de una breve respuesta también en burla: “Estoy completamente de acuerdo. Excelente discurso”.
Sin embargo, la broma le salió cara a Abdalkin, ya que la Corte de Novokuybyshevsk definió el pago de una multa por 150.000 rublos (unos 1.600 euros) tras ser acusado de “desacreditar” al ejército y las autoridades rusas.
El político se negó a aceptar estas acusaciones ya que, aseguró, “no creo que haya nada que desacredite a las fuerzas armadas (en el video)” y prometió apelar ante los tribunales por este veredicto “ilegal y políticamente motivado”.
“Espero una revisión justa, objetiva e imparcial”, dijo luego y confirmó que dicha instancia tendrá lugar en la semana del 27 de abril. “¿Qué opinan ustedes? ¿La decisión será imparcial o, una vez más, dictada desde arriba por las partes interesadas?”, agregó.
Por su parte, su abogado Alexei Lapuzin denunció que la multa no cumple con los requisitos del Capítulo 2 de la Constitución de la Federación Rusa sobre los derechos humanos y las libertades.
Abdalkin es uno de los tantos disidentes castigados por las autoridades rusas tras emitir una demostración en contra de Putin o sus decisiones. Esta persecución contra las voces opositoras cobró fuerza luego de que, iniciada la guerra en Ucrania, el Parlamento ruso aprobara una nueva legislación que -casualmente- penaliza la “desacreditación” de las fuerzas armadas rusas y la “difusión deliberada de información falsa”.
Con su entrada en vigor, la ONG Amnistía Internacional señaló que -para diciembre- las causas penales eran más de 100 y 180 respectivamente, y había también unos 5.518 procesos administrativos por “desacreditación”. Por otro lado, se abrieron más de 200 causas basadas en otras acusaciones por actividades relacionadas con el conflicto bélico.
Una de las víctimas de esta persecución es el político Vladimir Kara Murza, quien está acusado de alta traición, cooperar con países de la OTAN y difundir información falsa sobre el Ejército ruso en Ucrania. Cumple prisión preventiva desde hace un año y, la última semana, la Fiscalía pidió 25 años de condena firme.
Los magistrados utilizaron como uno de sus argumentos que el acusado apuntó contra las fuerzas del Kremlin por los bombardeos en zonas residenciales, hospitales y escuelas en Ucrania, durante su intervención en la Cámara de Representantes de Arizona, Estados Unidos, en marzo de 2022.
En su última declaración ante la Justicia respondió a ello defendiendose y sosteniendo: “Para una persona que no ha cometido ningún delito, la absolución sería el único veredicto justo. Pero yo no pido nada a este tribunal. Conozco el veredicto. Lo supe hace un año, cuando vi por el retrovisor a personas con uniformes negros y máscaras negras corriendo detrás de mi coche. Tal es el precio de alzar la voz en la Rusia de hoy”.
(Con información de AFP)
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