El Gobierno italiano, que preside la ultraderechista Giorgia Meloni, ha decretado el estado de emergencia nacional migratorio durante los próximos seis meses para hacer frente a un aumento de inmigrantes que llegan a las costas del sur del país.
Se espera el nombramiento de un comisionado especial y también se aprobó un financiamiento inicial de 5 millones de euros (unos 5,5 millones de dólares) como parte de la medida aprobada por la primera ministra y su gabinete.
La medida, a propuesta del ministro de Protección Civil y Políticas Marítimas, Nello Musumeci, se implementará en todo el territorio nacional. Entre los procedimientos que habilita, figura un aumento de las estructuras habilitadas para la repatriación de migrantes que no tengan derecho a permanecer en Italia, según avanzaron los medios con acceso a un texto que aún no ha sido divulgado por el Gobierno.
En un comunicado posterior a la reunión del gabinete, el gobierno informó que el estado de emergencia se consideraba necesario “para llevar a cabo con urgencia medidas extraordinarias para reducir la congestión” en un refugio de inmigrantes atestado en una pequeña isla italiana en el Mediterráneo.
NUEVOS CENTROS DE REPATRIACIÓN
La apertura de nuevos CPR (Centro di Permanenza per il Rimpatrio, en italiano) facilitará a las autoridades las actividades de identificación y deportación.
Sobre este asunto ya se había pronunciado el vicepresidente del Ejecutivo, Matteo Salvini, quien explicó esta mañana que veía necesario “al menos un centro de repatriación para cada región” y abogó por volver a aplicar una política más dura ante el fenómeno migratorio.
Salvini, quien actualmente ejerce también de ministro de Transportes, impulsó entre 2018 y 2019, entonces como responsable de Interior, una severa acción antimigratoria con algunas actuaciones que ahora se dirimen en los tribunales, como su negativa a conceder el desembarco en puertos a buques humanitarios.
Tras unas semanas especialmente intensas por la llegada de miles de migrantes al sur de Italia, donde hace menos de dos meses el naufragio de una barcaza dejó más de 90 muertos en la región de Calabria, Salvini aseguró que Italia es “absolutamente incapaz” de gestionar “mil llegadas diarias” y que “es crucial que Europa despierte e intervenga”.
“Lleva años charlando, pero nunca ha movido un dedo, y es hora de demostrar que existe una comunidad, una Unión, y que la solidaridad no es sólo responsabilidad de Italia, España, Grecia o Malta. Porque mil llegadas al día somos absolutamente incapaces de apoyarlas económica, cultural y socialmente”, dijo.
El promotor de la declaración ha sido su mano derecha, Matteo Piantedosi, actual ministro del Interior, tras una conversación mantenida con Musumeci a raíz de los últimos desembarcos, señalaron a EFE fuentes de Interior.
Con el estado de emergencia también será posible implementar procedimientos y acciones más rápidas para ofrecer a los migrantes soluciones de acogida en poco tiempo y con estándares adecuados, afirmaron desde el Gobierno, ya que colaborarán en la asistencia tanto Protección Civil como la Cruz Roja Italiana.
“Si intervenimos en los países desde los que nos movemos, neutralizando la mafia de los traficantes, quizás podamos evitar lo peor”, enfatizó Musumeci.
La medida, que “permite derogar algunas normas del ordenamiento vigente”, “será nacional” porque “necesitamos ayudar a las regiones porque existe el riesgo de enviar el sistema al colapso si continúa este ritmo de llegadas”, añadió, aunque insistió en la importancia de que Europa “se dé cuenta de que no hay mucho tiempo”.
MÁS DE 31.000 MIGRANTES EN EL PRIMER TRIMESTRE DE 2023
La norma fue aprobada el martes en un Consejo de Ministros después de que hayan desembarcado en las costas italianas más de 3.000 personas en los últimos tres días, al tiempo que decenas de embarcaciones, muchas de ellas en apuros, se dirigen al país en plena mejoría de las condiciones climáticas.
Durante la pandemia de COVID-19, el gobierno también impuso un estado de emergencia, lo que permitió al gabinete ordenar muchas medidas por decreto, eludiendo temporalmente el proceso parlamentario generalmente largo para solicitar financiamiento o regulaciones.
En gran medida sin éxito, el gobierno de Meloni, como otros antes, ha exigido más solidaridad de otros países de la UE, que a menudo no cumplen sus promesas de aceptar a los solicitantes de asilo.
Desde principios de este año, han desembarcado unos 31.000 inmigrantes —ya sean rescatados por barcos militares italianos o de caridad o que llegaron a Italia sin ayuda— según cifras del Ministerio del Interior. En el mismo período en cada uno de los dos años anteriores llegaron unos 8.000.
Las llegadas de migrantes, que viajan en embarcaciones no aptas para navegar desde las costas del norte de África, parecen destinadas a aumentar. El miércoles por la mañana, se esperaba que un barco de contrabandistas, con unos 700 pasajeros, llegara al puerto de Catania, en Sicilia.
El martes, unos 1.600 inmigrantes se alojaban en un centro de migrantes de Lampedusa y las autoridades esperaban que el clima mejorara para sacar de la isla por ferri a unos 400.
“Hay muchas mujeres con niños pequeños, además hay menores no acompañados”, dijo la directora del centro de migrantes, Lorena Tortorici, a la televisión italiana Sky TG24. “Estamos en una situación de emergencia. El personal está tratando de hacer lo que puede”.
El mayor número de inmigrantes llegados en lo que va del año proviene de Costa de Marfil, Guinea, Pakistán, Egipto, Túnez y Bangladesh, según el Ministerio del Interior.
(Con información de AP y EFE)
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