Su llegada fue sorpresiva aunque algunos ven detrás la astucia de su ex jefa política, Angela Merkel. Después del experimentado Jean-Claude Juncker, eterno Primer Ministro del ducado de Luxemburgo que se convirtió en Presidente de la Comisión, el arribo de Ursula von der Leyen cargaba con el prejuicio por su falta de habilidades comprobables para hacerse cargo de la Unión. Después de sus cuatro años en el puesto, la primera dama europea ahora es elogiada por Bruselas y el resto del mundo.
Algunos expertos diplomáticos especulan incluso que le gustaría ser Secretaria General de la OTAN, aunque el asiento en la organización atlántica esté vacante en octubre, un año antes de que finalice su mandato. Sin embargo, un portavoz de la Comisión descartó de antemano los rumores, calificándolos de “especulaciones infundadas”.
Como la figura de autoridad máxima de la Unión Europea (UE), no exenta de cuestionamientos por su fórmula para la gestión comunitaria, ya pelea el podio de mejor mandatario de la Comisión con el célebre político francés Jacques Delors. Doctora en medicina, con estudios en la London School of Economics, la mujer de 64 años es conocida por su alta responsabilidad y dedicación al trabajo.
VDL, como la mencionan en Bruselas, tuvo una carrera meteórica en la politica alemana. Se unió al Parlamento regional de Baja Sajonia en 2001, siguiendo la historia de su padre, quien dirigió la región entre 1976 y 1990. Fue ministra Federal de Familia y Asuntos Sociales. En 2013, se convirtió en la primera mujer en la historia alemana al mando de los ejércitos. Madre de siete hijos, Emmanuel Macron y Angela Merkel acordaron en 2019 su postulación para presidir la Comisión Europea.
Fue su perfil, con rasgos conservadores y progresista al mismo tiempo, que le permitieron presentarse con un equilibrio adecuado para responder a las exigencias del Partido Popular Europeo (EPP), pero en especial para el grupo de Visegrad, una organización intergubernamental que une a 4 países de Europa Central: Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia.
La distinguen de la diplomacia tradicional su personalidad austera, distinta y distante. Algunos comparan su estilo de entrega para el cargo, como el de un deportista de élite, una vida rigurosa: no bebe, lleva una dieta vegetariana, evita los eventos y cenas largas, descansa y de vez en cuando corre para estar en forma. Nada es improvisado. Incluso sus contactos con la prensa son medidos y estudiados.
Durante la pandemia del coronavirus coordinó el pedido masivo de vacunas. Muchos dentro de la Comisión, incluidos los observadores críticos, la elogiaron, aunque sus intercambios con los laboratorios con Pfizer o Moderna, pese a los mandatos judiciales, nunca se hicieron públicos. Se le atribuyó el fondo de recuperación de 750.000 millones de euros “creador de legado” para sacar de la recesión a las economías de la UE post COVID-19.
Desde la invasión rusa el invierno pasado, ha defendido enérgicamente la causa ucraniana. Ella ha impulsado parte de las duras sanciones contra Rusia y las entregas de armas a Ucrania. Además, ha considerado oportuno que se lleve a Vladimir Putin a comparecer ante la Corte Penal Internacional. La estrategia para detener el plan de préstamos ‘verdes’ de Estados Unidos, para los europeos un plan de subvenciones que ataca la competitividad del continente, se suma a las tareas que están en su escritorio.
Lo más reciente, su dura postura frente a China. La jefa de la UE acusó a los asiáticos de querer cambiar el orden mundial para imponer su dominio. Manejar su poder politico, economico y tecnologico para lograr por coerción su dominio comercial. La mandataria añadió que el presidente chino, Xi Jinping, quiere un “cambio sistémico” del orden internacional con China en el centro.
No obstante, muchos de estos “hitos” atribuidos a VDL están rompiendo los esquemas de sus socios demócratas cristianos alemanes (CDU). Su apoyo a inflar los gastos comunitarios han hecho añicos el dogma de la rigurosidad presupuestaria de sus socios partidarios. Para otros, aunque que Von der Leyen sea el presidente de la Comisión más popular, su liderazgo no asegura que las ideas arrojadas sean las mas eficaces.
Sus impulsos generan irritación entre los conservadores de línea más dura en el PPE. Por eso se habla de la candidatura alternativa para 2024 de la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, maltesa con credenciales culturalmente conservadoras, incluida la oposición al aborto. Esta joven abogada tomó notoriedad al hacer frente a las denuncias por corrupción que han desestabilizado al Parlamento Europeo.
Sin una palabra sobre si repetirá en 2014, el diario británico The Sun, fue quien especuló que la ex ministra de Defensa de Merkel sería candidata para suceder al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Su nombre zumba en los pasillos de la sede de Bruselas. Sin embargo, sus funcionarios cercanos han desmentido los rumores.
Mientras nadie sabe verdaderamente sus deseos, los europeos la conocen y la prensa internacional tiene titulares sobre ella. Time Magazine o Forbes, la convirtieron en la mujer del año 2022.
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