Al menos 51 personas murieron el pasado miércoles en un ataque perpetrado por presuntos ganaderos armados de la etnia fulani en el centro de Nigeria, en el estado de Benue, confirmaron hoy las autoridades locales.
“El número de muertos aumentó a 51 (después de que se identificaran inicialmente 46)”, tras el hallazgo de más cadáveres, declaró a medios locales este sábado Bako Eje, jefe de la localidad de Otukpo, donde se encuentra el pueblo afectado, Umogidi.
“El Gobierno federal debe cumplir con sus responsabilidades, no podemos cruzarnos de manos y ver cómo estos pastores vienen y toman nuestras tierras”, añadió.
Según Eje, este fue el segundo ataque que sufrió en sólo dos días la comunidad, después de que tres personas murieran el martes en otro asalto de hombres armados contra la misma aldea.
“Poco después del entierro (de esos tres muertos), los pastores volvieron al pueblo hacia las 16.15 horas (15.15 GMT) y mataron a 46 personas, incluyendo mi hijo de 33 años”, afirmó inicialmente el jueves este líder.
Ese mismo día, el coronel Paul Hemba, asesor especial para seguridad del gobernador de Benue, Samuel Ortom, confirmó el ataque y aseguró que “la policía y soldados han sido desplegados para ayudar”.
De momento se desconoce el motivo de los ataques, aunque las autoridades indicaron que creen que ambos estaban relacionados. Ningún grupo se atribuyó los ataques, pero las autoridades dijeron que sospechan de pastores locales, quienes en otras ocasiones se han enfrentado a granjeros por disputas territoriales en la región.
Benue, uno de los principales productores de alimentos de Nigeria, ha registrado en los últimos años casos de violencia entre los agricultores locales, predominantemente cristianos, y los pastores fulanis, de origen musulmán, por la escasez de tierra y recursos.
Los granjeros acusan a los pastores, la mayoría de ellos de origen fulani, de pastorear su ganado en sus granjas y destruir sus cosechas. Los pastores insisten en que las tierras son rutas de pastoreo establecidas en una ley de 1965, cinco años después de que el país se independizó.
El estado de Benue es una de las zonas más afectadas durante las décadas de enfrentamientos entre comunidades agrarias y pastores nómadas a lo largo de las regiones del noroeste y centro de Nigeria.
La producción agrícola en el estado ha ido en declive en los últimos años debido a estos frecuentes enfrentamientos, afectando todavía más a las familias de una región en donde la pobreza y el hambre afectan a muchas personas.
Por otro lado, hombres armados sin identificar raptaron el lunes a diez estudiantes de secundaria en el estado nigeriano de Kaduna, en el centro del país, donde este tipo de secuestros son frecuentes y se usan exigir lucrativos rescates, informaron las autoridades locales.
Algunos estados nigerianos -sobre todo del centro y noroeste del país- sufren ataques incesantes por parte de “bandidos”, término usado en el país para nombrar a las bandas criminales que cometen asaltos y secuestros masivos para lograr cuantiosos rescates.
La violencia continúa pese a las reiteradas promesas del presidente saliente de Nigeria, Muhammadu Buhari, de acabar con el problema y del despliegue de fuerzas de seguridad adicionales en la zona.
A esta inseguridad se suma la ocasionada desde 2009 por la actividad del grupo yihadista Boko Haram en el noreste del país y, a partir de 2016, también de su escisión, el Estado Islámico en la Provincia de África Occidental (ISWAP, por sus siglas inglés).
(Con información de EFE y AP)
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