Japón extendió sus sanciones contra Corea del Norte durante dos años más, incluida la prohibición de todo tipo de comercio con el régimen, en medio de un nivel histórico de tensiones que vive la península coreana con un número récord de pruebas armamentísticas por parte del dictador norcoreano Kim Jong-un.
“Haremos todos los esfuerzos posibles para resolver de manera integral los problemas sobre programas nucleares y de misiles, en estrecha coordinación con la comunidad internacional”, indicó el portavoz gubernamental, Hirokazu Matsuno.
El gabinete del primer ministro japonés, Fumio Kishida, aprobó esta prórroga antes de que expiren el próximo jueves las sanciones, que entraron en vigor en 2006 y que prohíben el comercio con el país y también el atraque en Japón de cualquier embarcación que haya hecho escala en algún puerto norcoreano.
La decisión de Tokio coincide con las maniobras navales realizadas esta semana por parte de Corea del Sur, Japón y EEUU cerca de la península coreana que buscaban hacer frente a las “crecientes amenazas submarinas” que plantea el régimen de Kim Jong-un.
Estas maniobras se produjeron poco después de que Pyongyang anunciara dos tests de un dron submarino nuclear que supuestamente puede generar tsunamis radiactivos para golpear flotas y puertos.
Además de los tests armamentísticos, Japón también decidió mantener estas sanciones en respuesta a los secuestros perpetrados por Corea del Norte hace décadas y que siguen siendo el principal obstáculo entre Tokio y Pyongyang, que no mantienen relaciones diplomáticas.
Entre 1977 y 1983, Corea del Norte secuestró al menos a 17 japoneses -9 mujeres y 8 hombres-, según cifras oficiales del Gobierno de Japón, para que actuaran como profesores de idioma y cultura japonesa para los espías norcoreanos.
Este viernes, los enviados diplomáticos para asuntos nucleares de Corea del Sur, Japón y EEUU pidieron a la comunidad internacional que repatríe a los trabajadores norcoreanos en el extranjero de cara a reducir el envío de remesas que sirven para financiar el programa de armas de destrucción masiva de la dictadura de Kim Jong-un.
Los tres enviados, el surcoreano Kim Gunn, el japonés Takehiro Funakoshi y el estadounidense Sung Kim emitieron un comunicado al término de su encuentro trilateral en Seúl en el que condenaron los repetidos lanzamientos de misiles balísticos del régimen “así como su desestabilizadora y creciente escalada retórica relacionada con el uso de armas nucleares”.
La reunión llega apenas 10 días después de que el dictador norcoreano inspeccionara cabezas nucleares tácticas, un tipo de armamento que en Pyongyang nunca antes había exhibido y que Corea del Norte está volcada en mejorar sus armas atómicas de corto alcance para su uso potencial contra Corea del Sur o países vecinos como Japón.
En el comunicado los tres diplomáticos destacaron “que de acuerdo a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU 2397 de 2017 los Estados miembros deben repatriar a todos los trabajadores de la República Popular Democrática de Corea (nombre oficial de Corea del Norte) que estén generando ingresos en sus jurisdicciones”.
El texto “deplora la violación de derechos humanos” que supone el desvío de los ingresos de estos trabajadores para financiar el programa nuclear y de misiles e incide no solo en los trabajadores que realizan labores físicas (normalmente en sectores con el maderero o de la construcción) sino también en el creciente número de ingenieros de comunicaciones norcoreanos que logran contratos bajo nacionalidades falsas.
“También estamos profundamente preocupados por la forma en la que Corea del Norte financia estos programas -de armas- mediante el robo y el lavado de fondos, así como la recopilación de información a través de actividades cibernéticas maliciosas”, añade el escrito.
Solo en 2022 se estima que Corea del Norte logró robar criptodivisas valoras en 1.700 millones de dólares a través de su ejército de piratas informáticos.
(Con información de EFE)
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