China, el país más poblado del mundo, está a punto de perder ese puesto. Y la razón se debe a abrumadora reducción en la tasa de natalidad que podría poner en riesgo el futuro del gigante asiático.
Durante décadas China mantuvo el trono de ser el país con la mayor población mundial y esto puede responder a las políticas aplicadas desde 1949 con la fundación de la República Popular por Mao Zedong quien había exhortado a su pueblo a tener más bebés para “fortalecer la patria”.
Sin embargo, el desmedido crecimiento demográfico del país y la hambruna desatada por el sistema comunista que se aplicó en la nación, conocido como “El Gran Salto Adelante”, que mató a más de 30 millones de personas por desnutrición, hizo que los líderes del país emplearan otras medidas para evitar el crecimiento de la natalidad.
El régimen de Beijing implementó la política del hijo único, la cual resultó ser un acelerador para la caida de la tasa de natalidad en el país. Lanzado en 1980 para evitar un boom demográfico, el programa buscaba equilibrar el crecimiento poblacional, pero acabó acelerando la llegada del resultado contrario. China abandonó la política en 2016, pero la tasa de natalidad ha seguido cayendo en picada.
La última vez que el número de la población en China se había reducido dramáticamente, fue durante de época de Mao con sus políticas comunistas que mataron de hambre a más de 30 millones de personas. “Esta vez, la caída no se debe a la hambruna, la guerra o una catástrofe, sino a los rápidos cambios sociales y económicos”, asegrura una publicación realizada por la revista de National Geographic.
“Los crecientes costos de casarse y criar a los hijos, y la política restrictiva del hijo único”, son algunos de los fenómenos sociales que está afectado el crecimiento poblacional en China. “Como para marcar el momento, el reinado de siglos de China como la nación más poblada del mundo llegará a su fin este año, con India superándola y ocupando la primera posición”, dice la publicación.
En algunas provincias, como Anhui, existe un fenómeno denominado como el de “hombres sobrantes”, debido a la creciente imposibilidad de contraer matrimonio que hay en algunas regiones del país.
El pueblo tiene docenas de solteros de entre 30 y 40 años, y esto se debe a lo costoso que es para los jóvenes casarse hoy en día y también una consecuencia de la política del hijo único, que afecto directamente a las mujeres.
En Anhui, donde la búsqueda de una esposa es cada vez más compleja, existe un evidente desequilibrio de género. Anteriormente nacían 131 niños por cada cien niñas, un reflejo de un sesgo tradicional por los hijos varones exacerbado por la política de hijo único. Hoy China tiene un superávit de unos 30 millones de hombres, más de la mitad en edad de contraer matrimonio.
En las tradiciones chinas algunos padres de hijos varones suelen buscar préstamos para comprar un automóvil y un apartamento, con el único propósito de atraer a una esposa para sus hijos. El precio que se le paga a la familia de la novia, podría llegar a costar aproximadamente 29.000 dólares, dice la publicación de National Geographic. “Incluso conocer a los padres de un prospecto puede costar 2.500 dólares″, agrega.
Estos altísimos costos, sumados al desequilibrio de género, son un factor determinante para que caiga el número de matrimonios y con ellos la tasa de natalidad.
Esto hace que muchos hombres pasen por el penoso momento de ser identificados como la “rama desnuda”, una expresión china para un varón que no agrega “ningún fruto al árbol genealógico”.
China tiene 1.400 millones habitantes y 153 áreas urbanas, en comparación con Estados Unidos que tiene 50, eso equivale al siete veces el tamaño de Nigeria, 42 veces el de Perú o 140 veces Suecia.
Sin embargo, en los últimos siete años, el número de nacimientos se ha reducido casi a la mitad, de 18 millones en 2016 a 9,6 millones en 2022. Y lo peor es que advierten que la población china seguirá cayendo un 50 por ciento o más para 2100, cuando podría ser sólo la mitad del tamaño de la India y comparable en tamaño a la de Nigeria.
Expertos en el tema como el sociólogo, Wang Feng, de la Universidad de California, se preguntan: “¿Cómo apoyará una fuerza laboral que ya se está contrayendo a una población de ancianos que se espera que casi se duplique durante el próximo cuarto de siglo? ¿Y cómo fomentará Beijing los nacimientos después de reprimirlos durante más de tres décadas y media?”.
“Este es un declive histórico sin precedentes”, dice Wang. “Para fines de siglo, China será bastante irreconocible en términos de lo que sabemos sobre la historia y la posición de China en el mundo”, agregó.
La situación de China es excepcionalmente desalentadora, asegura la publicción de la revista de National Geographic, no solo por su tamaño e influencia global, sino también por una distinción no deseada: “es probable que se convierta en el primer país en envejecer antes de volverse rico”.
Esta hipótesis parte, teniendo en cuanta que en la actualidad el producto interno bruto (PIB) per cápita de China sigue siendo menos del 40 por ciento del de Japón y el 20 por ciento del de EEUU. Con lo que se podría estimar que, que ese dicho de que China superaría a Estados Unidos como potencia económica, estaría esfumándose con el avance del tiempo.
El mandatario chino, Xi Jinping, prometió “mejorar la estrategia de desarrollo de la población” y “establecer un sistema de políticas para aumentar las tasas de natalidad”. Sin embargo, “ningún país ha resuelto nunca este problema”, dice Yong Cai, demógrafo de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. “Este es un nuevo capítulo aún por escribir para la raza humana”.
En 2021, China registró 7,6 millones de matrimonios, una caída del 43 por ciento desde su pico de 2013 y el octavo año consecutivo de caída. “El cambio es impulsado en parte por el desequilibrio de género y los altos costos del matrimonio”, dice la publicación. “El rápido aumento de los niveles de educación, riqueza y urbanización de China”, junto con, “la afirmación de los derechos y la autonomía de las mujeres, la pandemia de COVID-19 y los bloqueos recurrentes redujeron aún más las cifras”, asegura National Geographic.
La Liga de la Juventud Comunista de China realizó una encuesta entre jóvenes de 18 a 26 años y descubrió que el 44 % de las mujeres y el 25 % de los hombres no estaban seguros de si se casarían. Los porcentajes fueron más altos para las mujeres jóvenes que viven en las ciudades más modernas del país.
“¿Era siquiera necesaria la política del hijo único?”, se preguntó Wang. “Casi el 75 por ciento de la disminución de la fertilidad en China se produjo antes de que entrara en vigor la política del hijo único”, dijo el sociólogo.
“China alcanzó tasas de fertilidad por debajo del nivel de reemplazo a principios de la década de 1990″, explica Wang, “así que esto ha empeorado durante décadas”.
En 2016, China finalmente puso fin a esa política restrictiva, con lo que esperaba que los “deseos reprimidos” de tener familias más grandes provocarían un nuevo baby boom.
Sin embargo, después de un ligero repunte, el número de nacimientos siguió cayendo en picada. Los cierres pandémicos y la desaceleración económica solo aceleraron la caída, como dije Cai a National Geographic, “agregando nieve a la escarcha”.
“¡La política de los tres hijos está aquí!”, era una de las campañas que impulsó el estado acompañada por una encuesta que preguntaba: “¿Te gustaría dar a luz?”.
De los primeros 30.500 encuestados, 28.000 dijeron que “nunca considerarían” tener tres hijos.
La encuesta desapareció rápidamente de internet. “Si la gente no puede permitirse uno o dos hijos, ¿cómo podrían permitirse el lujo de tener tres?”, se pregunta el demógrafo Xiujian Peng de la Universidad Victoria de Australia.
Una estimación de 2019 colocó el precio promedio para criar a un niño en 76.000 dólares de acuerdo con la publicación de National Gepgraphic, siete veces el PIB per cápita de China.
Esta inminente desacelación en el crecimiento de la poblaciónde China, hace que el futuro de la nación se tambalee, al punto que la Academia de Ciencias Sociales del gigante asiático, estima que la pensión social para los empleados urbanos podría agotarse para 2035. Lo cual podría traer a la nación asíatica “consecuencias socioeconómicas muy desfavorables”, concluye la academia.
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