China Renaissance, la compañía fundada por el conocido banquero chino Bao Fan, quien desapareció misteriosamente a mediados de febrero antes de que se revelase que estaba “cooperando en una investigación” de las autoridades del país asiático, suspendió hoy su cotización en la Bolsa de Hong Kong.
En un comunicado remitido al citado parqué, la firma explicó que no podrán presentar a tiempo sus resultados auditados del ejercicio 2022 debido precisamente a que los auditores no han podido contactar todavía con Bao para aclarar lo sucedido y conocer si la investigación podría dar lugar a “procedimientos adicionales” de control de las cuentas.
El banco de inversión, cuyo valor en bolsa cayó más de un 27 % desde que se conoció la desaparición de su presidente y consejero delegado, mantendrá su cotización suspendida hasta que pueda presentar los resultados auditados de 2022, aunque su junta no pudo especificar una fecha para su publicación.
En el comunicado, China Renaissance asegura que ha “hecho sus mejores esfuerzos” para atender las peticiones de los auditores pero apunta que el paradero de Bao “no es una cuestión que esté bajo control del grupo” y que las cuestiones por las que el ejecutivo no está disponible “todavía están sin resolver”.
El grupo sí que hizo pública este fin de semana una cuenta de resultados no auditada, que refleja un descenso interanual del 9,1 % en la facturación y unas pérdidas netas de 563,7 millones de yuanes (81,8 millones de dólares) frente a los beneficios de 1.624 millones de yuanes (235,7 millones de dólares) de 2021.
China Renaissance informó el pasado 16 de febrero de la desaparición de Bao, y diez días después indicó que había “tenido conocimiento de que el señor Bao está actualmente colaborando con una investigación que están llevando algunas autoridades de la República Popular China”, sin ofrecer más detalles al respecto.
El segundo comunicado pareció confirmar la tesis ofrecida por algunos medios que apuntaban que la situación de Bao se asemejaba a las ocurridas en 2015, cuando al menos cinco ejecutivos de compañías diferentes desaparecieron de forma similar, entre los que destacó el presidente del conglomerado Fosun, Guo Guangchang, del que posteriormente fue revelado que estaba colaborando con las autoridades en unas pesquisas.
La prensa económica del país especuló en febrero con la posibilidad de que el suceso podría estar relacionado con una investigación iniciada por las autoridades contra Cong Lin, expresidente de China Renaissance, a cuenta de sus años como directivo del mayor banco estatal del país, ICBC.
Bao, conocido por ser el ‘arquitecto’ de algunas de las mayores fusiones de compañías tecnológicas del país, habría intentado mover parte de su fortuna desde China y Hong Kong a Singapur, territorio donde a finales del año pasado trató de crear un fondo para gestionar su patrimonio, según el diario Financial Times.
A finales de febrero, el poderoso órgano anticorrupción del Partido Comunista de China (PCCh), la Comisión Central para la Inspección de la Disciplina (CCDI), prometió reforzar su campaña contra las conductas ilícitas en el sector financiero.
El portal de noticias económicas Caixin recordó entonces que esta campaña, activa desde hace años, se ha saldado con la imputación de numerosos funcionarios de organismos reguladores y de altos ejecutivos de empresas.
(con información de EFE)
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