Bielorrusia entra nuevamente en los planes de Vladimir Putin

El líder ruso busca mantener la amenaza nuclear y anunció el desplazamiento de armas atómicas a territorio de bielorruso

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El presidente ruso Vladimir Putin,
El presidente ruso Vladimir Putin, derecha, y el dictador de Bielorrusia, Alexander Lukashenko (AP)

En la última semana el presidente Vladimir Putin profundizó su táctica de presión a Occidente ordenando a sus mandos militares preparar el desplazamiento de armas nucleares a territorio de Bielorrusia.

La nueva estrategia del líder ruso para transferir armamento con ojivas nucleares a territorio de su aliado Lukashenko fue recibida por Washington como una respuesta de Putin a los planes de Kiev de lanzar una próxima contraofensiva sobre las tropas de Moscú y pretende generar temores de una escalada a medida que los aliados de Estados Unidos y la Organización del Atlántico Norte (OTAN) consideran reforzar las capacidades armamentísticas de Ucrania con sistemas modernos entre los que se incluyen tanques y aviones de combate.

Sin embargo, no está claro que el desplazamiento de armas nucleares rusas a Bielorrusia modifique de manera relevante el curso de la guerra, aunque expone la estrategia de Putin por mantener la amenaza nuclear como elemento de mayor gravedad en la visión de los líderes occidentales.

La analistas militares estadounidenses y europeos calificaron la postura nuclear de Putin como su táctica protectora en Ucrania. Al mismo tiempo, funcionarios de la OTAN sostienen que la posición del líder ruso está incrementando el nivel de incertidumbre incluso en los ciudadanos rusos que temen una reacción de Occidente y se perciben como el blanco de cualquier contra-ofensiva contra el Kremlin.

La posición mayoritaria de funcionarios y cuadros militares de Europa Occidental sostiene que la opción nuclear de Putin no es más que una forma con la que el líder ruso pretende mejorar su posición de poder para equilibrar sus frustraciones en el campo de batalla. La comunidad internacional sabe que Rusia tiene capacidad de ejecutar ataques con armas nucleares en cualquier ciudad de Europa. El hecho de que ahora estén desplazando algunas armas tácticas pequeñas no cambia el escenario. Con ello, Rusia pretende presionar para generar un mapa favorable del conflicto que facilite e instale una percepción en la que Ucrania y quienes que la apoyan evalúen que el esfuerzo de combatir no justifique el precio de hacerlo. De allí que para Ucrania es imperativo que Occidente ayude a resistir a sus fuerzas militares.

El Pentágono cree que la estrategia de amenazas reiteradas de Putin en hacer uso de un arma nuclear como instrumento de dominación e imposición de fuerza militar y política va a ir perdiendo impulso en el caso de que sus fuerzas alcancen con éxito los objetivos militares trazados por Moscú desde primer el día de la invasión a Ucrania.

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El Pentágono cree que la estrategia de amenazas reiteradas de Putin en hacer uso de un arma nuclear como instrumento de dominación e imposición de fuerza militar y política va a ir perdiendo impulso en el caso de que sus fuerzas alcancen con éxito los objetivos militares trazados por Moscú desde primer el día de la invasión a Ucrania. (AP)

Los dichos de Putin ratificando durante la semana que Moscú desplazará a Bielorrusia y mantendrá allí una dotación de armas nucleares de corto alcance es más de lo mismo en la estrategia de Putin al pretender maquillar su debilidad y los reveses militares sobre el terreno.

La armas nucleares tácticas tienen un alcance más corto y un rendimiento menor que las cabezas nucleares instaladas en misiles balísticos. No obstante, cuando detonan ese tipo de armas pueden liberar cuarenta veces más de kilotones que las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki en la Segunda Guerra Mundial, aquellas alcanzaron un rendimiento de 13 kilotones, con lo cual la destrucción de vastas áreas estaría asegurada.

En esa dirección, la inteligencia de la OTAN sostiene que si Putin piensa utilizar armas tácticas con capacidad nuclear, no necesita desplazarlas a Bielorrusia ya que ese tipo de armas pueden ser operadas por aire a través de grandes bombarderos, ser ensambladas en misiles de corto alcance o incluso ser disparadas por piezas de artillería adaptadas.

A través de información de inteligencia que el Pentágono dispone, Washington cree que Rusia cuenta con un arsenal de proyectiles tácticos cercano a las 1.900 armas, mientras que Estados Unidos dispone de unas 200 ojivas nucleares con capacidad de operación y respuesta inmediata en Europa. El número es suficiente para una respuesta devastadora que colocaría a toda Rusia al borde de la destrucción en el hipotético caso que Putin se atreviera a usar solo una de sus pequeñas armas nucleares tácticas. En consecuencia, adquiere relevancia el informe de la oficina de inteligencia militar para respuesta rápida de la OTAN del pasado día martes, en él se califica la decisión de Putin de transferir armas tácticas a Bielorrusia como respuesta al despliegue de las bombas de gravedad nuclear-B61 que Washington almacena en Alemania, Italia, Bélgica y Turquía.

La única voz que dio entidad más amplia al mensaje de Putin sobre el tema fue la de Daryl Kimball, director de la Asociación de Control de Armas, quien declaró que Putin podría decidir desplegar un arma nuclear táctica ante un escenario de derrota catastrófica en Ucrania. Sin embargo, para Kimball el riesgo de un ataque nuclear por el momento es mínimo -ya que de suceder- Rusia se convertiría en un completo paria internacional, lo que ocurriría incluso con aquellos países que se han posicionado como neutrales durante el primer año de la guerra.

Daryl Kimball, director de la
Daryl Kimball, director de la Asociación de Control de Armas, declaró que Putin podría decidir desplegar un arma nuclear táctica ante un escenario de derrota catastrófica en Ucrania. (REUTERS)

La amenaza rusa de esta semana se dio a conocer por medio de un mensaje del líder del Kremlin en la televisión rusa y no es nueva, el año pasado Putin había colocado su capacidad nuclear en alerta máxima y dijo que sus advertencias no eran una amenaza vacía sino que configuraba un aviso al mundo de que no permitiría que la integridad y la seguridad de Rusia se ponga en peligro, y que si eso ocurría, todas las capacidades defensivas podrían ser utilizadas. Washington, Bruselas y la OTAN la calificaron como retórica imprudente y peligrosa para la propia Rusia y para la humanidad. No obstante, esta semana un portavoz de la OTAN dijo a la prensa estadounidense que la transferencia de armas tácticas a Bielorrusia no obliga a la alianza a cambiar de postura en la región ya que se cree que la conducta de Putin en materia de transferencia de armas tácticas se produce en momentos en que el Reino Unido está suministrando a Ucrania municiones con uranio empobrecido. Aunque el uranio empobrecido no es pasible de ser considerado como un arma nuclear.

Al respecto, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, respondió en conferencia de prensa que las municiones de uranio empobrecido no encarnan una amenaza radiactiva y descalificó el argumento de Putin por faltar a la verdad como lo ha hecho en muchas oportunidades. “Las municiones no pueden ser consideradas como nucleares. Su capacidad sólo es perforante sobre blindajes especiales. En consecuencia, si Rusia está preocupada por sus blindados, sus tanques y por el bienestar de sus soldados, lo mejor que puede hacer Putin sería replegarlos hacia el territorio de su país, sacarlos de Ucrania y cesar su violación de la frontera ucraniana”; agregó Kirby.

El problema que plantea la estrategia de Putin es que ambas partes disponen de armas nucleares y ello aumenta el riesgo de que esas armas sean utilizadas por alguna de las ellas o peor aun, por ambas. Lo cierto es que la explosión de cualquier arma nuclear generaría efectos devastadores a largo plazo por la radiación ionizante.

Bielorrusia fue uno de los cuatro estados miembros de la ex-Unión Soviética que transfirieron armas nucleares a la Federación Rusa cuando el régimen comunista colapsó en la década de 1990. El plan de Putin de regresar a Bielorrusia marcaría la primera transferencia de armas nucleares desde la caída de la ex-Unión Soviética. Para ello, Putin fue preparando el terreno y modernizando los aviones bielorrusos al punto de hacerlos operativos para transportar ojivas nucleares y, desde el año pasado, proporcionó misiles Iskandar de corto alcance al gobierno de Bielorrusia.

Las agencias de inteligencia Occidentales sostienen que la transferencia de este tipo de armas tácticas involucra a Bielorrusia de forma mucho más activa en la guerra, hasta ahora Minsk pudo mantenerse al margen y no enviar tropas a Ucrania sin que por ello Moscú se fastidie, pero eso puede cambiar en la medida que Putin está dependiendo cada vez más de Bielorrusia. Esto muestra la debilidad política de Rusia, ya que al llevar adelante esa transferencia Moscú está invirtiendo el proceso histórico que fortalecía a Rusia y la colocaba en una posición favorable que parece estar perdiendo.

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