Como ex director del FSB, la agencia de inteligencia rusa, se supondría que Vladimir Putin estime el parecer de sus agentes secretos por encima de cualquier otro. Pero los hechos muestran lo opuesto: el presidente ruso ignoró la sugerencia de los espías desplegados en Ucrania de aplazar la invasión debido a sus riesgos, según reveló un nuevo informe de un prestigioso centro de estudios británico.
De acuerdo al análisis del Royal United Services Institute (RUSI), el grupo de expertos en defensa y seguridad más antiguo del mundo, los servicios especiales rusos reclutaron una “gran red de agentes” en Ucrania antes de la invasión de Moscú. Según el informe, es probable que el FSB recibiera órdenes de preparar planes para una Ucrania ocupada ya en el verano de 2021.
Moscú ha intentado colocar a agentes de alto rango en Ucrania para que dirijan sus propias redes, en lugar de encargarse de las operaciones desde Rusia. Según la investigación británica, los rusos pudieron contar con unos 800 funcionarios.
Las fuerzas rusas han sido capaces de “corromper objetivos” y reclutar bajo operaciones de falsa bandera para construir estas “grandes redes rápidamente”, según el informe. En las operaciones de falsa bandera, los ucranianos pueden pensar que están trabajando en nombre de Kiev, y sus acciones benefician en última instancia a Moscú.
Quienes se infiltraron en las élites políticas o económicas ucranianas podían entonces “reclutar a personas no como agentes rusos, sino como sus clientes personales que, por tanto, favorecen sin saberlo los intereses rusos”, según el informe, que añadía que muchos agentes que trabajaban para Rusia llevaban décadas en el lugar.
El espionaje ruso obtuvo resultados concretos. Gracias a sus actividades en el terreno, la Inteligencia rusa sabía que la invasión sería difícil y sugirió a Vladimir Putin posponerla para una mejor preparación. Una actitud prudente que, sin embargo, no fue acompañada por el presidente ruso, convencido de una rápida victoria militar y de la desintegración del gobierno de Volodimir Zelensky.
Según RUSI, los servicios de Inteligencia cometieron un error al segundear esta convicción del presidente ruso. Para los analistas británicos, los agentes carecieron de honestidad y transparencia, decidiendo finalmente avalar los planes del Kremlin con informes falsamentes “positivos” sobre la situación.
Esta dinámica quedó patente en un episodio ocurrido frente a las cámaras cuando, en vísperas de la invasión, Putin humilló en público a su jefe de espías en el exterior Sergey Naryshkin, quien se había atrevido a sugerir un paso diplomático y fue presionado hasta que respondió lo que el presidente quería escuchar.
La decisión de Putin de ignorar la información de Inteligencia hizo que, una vez comenzada la invasión, la feroz resistencia ucraniana sorprendió a las tropas rusas, que tuvieron que desistir de su objetivo original de conquistar la capital Kiev.
El informe de RUSI también advirtió que la red de espionaje ruso sigue siendo “viable” más de un año después del inicio de la invasión, “proporcionando un flujo constante de inteligencia humana a las fuerzas rusas.
Además, aunque algunos de los que trabajan en nombre del Kremlin han sido identificados, muchos, y sus operaciones, aún no han salido a la luz.
“Una parte significativa de los agentes rusos tanto en Ucrania como en otros países siguen operando activamente”, escribieron los analistas británicos.
Sin embargo, Rusia no ha provocado hasta ahora la “crisis política interna” para la que trabajaban los “poderosos agentes de las autoridades estatales” de Ucrania, según el informe.
Al mismo tiempo, las autoridades ucranianas se han centrado en identificar a los ciudadanos que colaboran con las fuerzas rusas. Miles de personas acusadas de colaborar con Rusia han sido detenidas desde el comienzo de la guerra.
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