El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró este martes que espera que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, “se retracte” de la tramitación de una polémica reforma judicial que ha suscitado las mayores protestas de la historia de Israel.
“Espero que se retracte”, dijo el mandatario en respuesta a una pregunta de la prensa tras regresar a la Casa Blanca de un evento en Carolina del Norte.
Antes de volar hacia Washington, Biden ya dejó clara su oposición al proyecto, que, entre otras cosas, daría al Gobierno israelí control casi total sobre el comité de selección de los jueces, y que Netanyahu paralizó el lunes temporalmente para llegar a un consenso con la oposición.
“No pueden continuar por este camino”, aseguró Biden, que poco después confirmó que no tiene planes de invitar a Netanyahu a visitar la Casa Blanca “en un futuro cercano”. El demócrata añadió que si bien no ha hablado personalmente con el mandatario israelí, le transmitió un mensaje a través del embajador estadounidense.
“Con suerte, el primer ministro (Netanyahu) actuará de una manera que busque un acuerdo genuino. Pero aún está por ver”, aseguró el estadounidense.
Respuesta de Netanyahu
El primer ministro le recordó este miércoles a Biden, que Israel es un “país soberano que toma sus decisiones por la voluntad de su pueblo y no en base a presiones del exterior, incluso de los mejores amigos”, en un comunicado difundido por su oficina.
El lunes Netanyahu anunció que aplazaba la tramitación de la polémica reforma judicial en la Knéset (Parlamento israelí) para dar tiempo a lograr un amplio consenso con la oposición, después de tres meses de masivas protestas en las calles de todo el país e incluso la convocatoria de una huelga general ese mismo día.
“Conozco al presidente Biden desde hace más de 40 años y aprecio su compromiso de larga data con Israel”, indicó Netanyahu, quien apuntó que la alianza entre Israel y EEUU “es inquebrantable y siempre supera los eventuales desacuerdos”.
Según medios israelíes, Netanyahu está molesto desde hace semanas con Biden porque todavía no ha sido invitado formalmente a la Casa Blanca desde que asumió de nuevo como primer ministro de Israel a finales de diciembre; algo que supuestamente se debe a preocupación de Washington por la reforma judicial.
Aunque el presidente Isaac Herzog ya arrancó ayer un proceso de diálogo con representantes del gobierno y de la oposición, los grupos convocantes de las protestas están decididos a mantener su pulso en las calles hasta que no se eche para atrás definitivamente la reforma judicial planteada por la coalición de Netanyahu, que busca aumentar el control del Ejecutivo sobre la Justicia, blindando leyes ante su revisión judicial y eligiendo a los jueces.
Además de la oposición, amplios sectores sociales como el financiero, el jurídico o incluso el militar, consideran la reforma una amenaza para la democracia porque socava la separación de poderes y la independencia de la Justicia.
“Mi administración está comprometida con el fortalecimiento de la democracia mediante el restablecimiento del equilibrio adecuado entre los tres poderes del Estado, lo cual nos esforzamos por lograr a través de un amplio consenso”, subrayó hoy el primer ministro, quien tiene tres juicios abiertos por corrupción.
Netanyahu cesó el domingo a su ministro de Defensa, Yoav Gallant, después de que este se pronunciara públicamente a favor de frenar la reforma ante la amplia contestación social que provocó, que ha llevado incluso a miles de reservistas a negarse a servir, lo que suponía a su juicio un “peligro real e inminente para la seguridad de Israel”.
Como respuesta, un récord de más 650.000 israelíes salieron a las calles de todo el país, sobre todo en Tel Aviv, en protestas improvisadas que se convocaron rápidamente por las redes sociales, después de trece semanas consecutivas de manifestaciones desde que se anunciara la reforma.
El lunes, el mandatario israelí anunció su decisión de suspender la tramitación de parte de la reforma “por responsabilidad nacional” con la intención de llegar a un acuerdo con la oposición antes de la próxima sesión parlamentaria, aunque sin abandonar por completo el proyecto, que espera salga adelante en los próximos meses.
La Knéset (Parlamento israelí) entrará en receso todo el mes de abril, por la Pascua judía, y el Gobierno se dio de plazo hasta la pausa del verano en julio para hacer los ajustes necesarios a la reforma, vista por la oposición y amplios sectores sociales como una amenaza para la democracia.
(Con información de EFE)
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