Los sindicatos franceses protagonizan este jueves una nueva jornada de protestas y bloqueos contra la reforma de las pensiones de Emmanuel Macron, con las refinerías paralizadas y cancelaciones del transporte masivo, después de que el mandatario se comprometiera a aplicar la medida “antes de fin de año”.
La interrupción del suministro de las refinerías ha aumentado la preocupación por la escasez de combustible para los aviones en los aeropuertos de París, sumándose a una creciente lista de dolores de cabeza en la crisis que incluyen montones de basura en París y preguntas sobre la inminente visita de Estado del rey Carlos III.
Macron dijo el miércoles que estaba dispuesto a aceptar la impopularidad porque el proyecto de ley que eleva la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años era “necesario” y “en el interés general del país”.
En París, cientos de manifestantes inundaron el jueves por la mañana las vías del tren en la Gare de Lyon, interrumpiendo el tráfico y causando un retraso de al menos media hora, según el operador ferroviario nacional SNCF.
“Y seguiremos, seguiremos, seguiremos hasta la revocación” de la reforma, coreaban.
El jueves estaban previstas protestas en todo el país, en la última jornada de paros nacionales iniciados a mediados de enero contra los cambios en las pensiones.
El ministro del Interior, Gerald Darmanin, anunció el despliegue de unos 12.000 policías, 5.000 de ellos en París.
Da miedo envejecer
A primera hora del día, los manifestantes bloquearon el acceso por carretera a la Terminal 1 del aeropuerto Charles de Gaulle de la capital, según mostraron imágenes de la televisión francesa.
La mitad de los trenes de alta velocidad de todo el país fueron cancelados, según la SNCF, mientras una fuente sindical afirmaba que una cuarta parte del personal estaba en huelga.
Al menos la mitad de los trenes de cercanías con destino a París no circulaban.
En el suburbio de Nanterre, Paul Kantola, un carpintero de 57 años, dijo que tenía que levantarse a las 5 de la mañana para llegar a tiempo al trabajo, pero que estaba de acuerdo con los manifestantes.
“Da miedo envejecer en estas condiciones. Ya cuando tienes una pensión no es suficiente para vivir”, dijo.
Los basureros municipales de París se han comprometido a mantener una huelga continua hasta el lunes, mientras miles de toneladas de basura se pudren en las calles.
Siguiendo instrucciones de Macron, la primera ministra, Elisabeth Borne, invocó hace una semana un artículo de la Constitución para aprobar la reforma sin votación parlamentaria.
El Gobierno sobrevivió el lunes por poco a una moción de censura, pero la indignación ha generado la mayor crisis interna del segundo mandato de Macron.
Una encuesta del domingo mostró el índice de aprobación personal de Macron en solo el 28 por ciento, su nivel más bajo desde el apogeo del movimiento de protesta antigubernamental de los “Chalecos Amarillos” en 2018-2019.
El combustible de los aeropuertos, “bajo presión”
Alrededor de una quinta parte de los maestros de escuela no se presentaron a trabajar el jueves, dijo el Ministerio de Educación.
Los bloqueos en las refinerías de petróleo también iban a continuar, con sólo un sitio de TotalEnergies en cuatro trabajando en el país.
El Ministerio de Transición Energética advirtió el jueves de que el suministro de queroseno a la capital y sus aeropuertos se estaba volviendo “crítico”.
La Dirección General de Aviación Civil ha advertido de que sus reservas de combustible en los dos principales aeropuertos de París están “bajo presión”, y ha instado a los aviones a repostar en las escalas en el extranjero.
En los últimos días han estallado protestas espontáneas a diario, que se han saldado con cientos de detenciones y acusaciones de mano dura por parte de la policía.
Amnistía Internacional ha expresado su alarma “por el uso generalizado de fuerza excesiva y detenciones arbitrarias del que han informado varios medios de comunicación”.
El jefe de la policía de París, Laurent Núñez, negó el jueves este extremo, afirmando que las fuerzas de seguridad sólo detuvieron a personas que se congregaron “con ánimo de cometer actos violentos”.
El miércoles por la noche, cientos de personas volvieron a salir a la calle en París, la ciudad de Lyon (sureste) y la ciudad de Lille (norte), según las autoridades.
Sin legitimidad
Aunque el Tribunal Constitucional todavía tiene que dar la última palabra sobre la reforma, Macron dijo el miércoles en una entrevista televisada a los canales TF1 y France 2 que los cambios tenían que “entrar en vigor a finales de año”.
Macron se retractó de sus declaraciones anteriores, en las que afirmaba que las multitudes que se manifestaban “no tenían legitimidad”, y dijo que las protestas organizadas eran “legítimas”, pero que la violencia debía condenarse y que los bloqueos no debían impedir la actividad normal.
El gobierno ha afirmado que la reforma es necesaria para evitar que el sistema entre en déficit y para equiparar a Francia con sus vecinos europeos, donde la edad legal de jubilación suele ser más elevada.
Los críticos afirman que los cambios son injustos para las personas con trabajos físicamente exigentes y para las mujeres que interrumpen su carrera para tener hijos.
Las tensiones también han suscitado dudas sobre si Francia podrá acoger al rey Carlos III del Reino Unido cuando llegue el domingo para su primera visita de Estado al extranjero como monarca.
(Con información de AFP)
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