Andrei Masalovich, de 62 años, es un ex agente ruso de la KGB. Según dijo, se volvió “famoso” el pasado mes de febrero luego de ser sancionado por Estados Unidos. Pero Masalovich, o el “ciberabuelo” como es conocido, es una figura reconocida en la “deep web”, sobre todo por su producto de rastreo y vigilancia, Avalanche, que es utilizado por regímenes represivos para vigilar a activistas medioambientales, periodistas y ONG.
El Departamento del Tesoro norteamericano asegura que Avalanche ayudó a Rusia a “atacar la democracia en Estados Unidos, Ucrania y en todo el mundo”.
Pero a Masalovi, quien además contaba con un canal de YouTube -Cyberded (Ciberabuelo en ruso)-, parece haberle importado poco las acusaciones del gobierno de Joe Biden. “Me desperté esa mañana y me encontré famoso”, le dijo a la revista Forbes. Reconoció, además, que estaba feliz por la publicidad que le dio esa medida.
La publicación norteamericana lo describió como un “arquetipo de mercenario de la vigilancia moderna al servicio de regímenes represivos y empresas energéticas rusas dirigidas por multimillonarios sancionados”.
Avalanche es considerada la versión rusa de Cambridge Analytica, la compañía británica que utilizaba el análisis de datos para desarrollar campañas para marcas y políticos con el objetivo de modificar los comportamientos de las audiencias y que se vio involucrada en el escándalo de Facebook ante las denuncias de haber adquirido ilegalmente información de 50 millones de usuarios de la red social en Estados Unidos.
Avalanche se encarga de rastrear información pública de toda la web y utiliza bots para acceder a grupos privados, recopilando datos de redes sociales como Facebook y TikTok, y sitios específicos de la comunidad a los que el cliente en cuestión quiera dirigirse.
Un antiguo empleado de Lavina-Pulse, la empresa propietaria de Avalanche, reveló a Forbes que la compañía tiene otra actividad menos conocida: utilizar bots para amplificar y desamplificar contenidos en las redes sociales. Dos ex empleados comentaron que, sin informarles quiénes eran los clientes, se les encomendó la tarea de configurar servidores para controlar las cuentas falsas utilizando una gran cantidad de números de teléfono y correos electrónicos falsos, y de programar los bots para que se dirigieran a una comunidad determinada.
Pero las actividades de manipulación y vigilancia web de Masalovich no sólo estuvieron dirigidas a Estados Unidos y a Meta; el “ciberabuelo” también operó contra los activistas medioambientales para responder a sus clientes en el campo energético. Entre ellos, se destaca el gigante nuclear de Rusia, Rosatom, y filiales de los gigantes petroleros Rosneft y Gazprom.
El ex agente de la KGB no desmintió estas actividades y le reconoció a Forbes que los ecologistas son un “verdadero problema” para sus clientes del sector petrolero y energético. De hecho, en Rusia varias organizaciones medioambientales fueron designadas agentes extranjeros por el gobierno de Vladimir Putin, y consideradas enemigas del Estado. A Arshak Makichyan, uno de los activistas más destacados, se le retiró la nacionalidad a principios de este año.
“En Rusia nos seguían en línea y fuera de la web”, declaró Makichyan a la revista norteamericana.
Entre los usuarios rusos de Avalanche se encuentran también el FSB -sucesor de la KGB, y una de las principales agencias de inteligencia del país-, y el GRU, la agencia de inteligencia exterior del Kremlin.
Incluso, Masalovich reconoció a Forbes que su producto se utilizó para vigilar la organización en la web de las protestas contra la invasión a Ucrania que fueron brutalmente reprimidas en Rusia a principios del año pasado. Aunque afirmó que Avalanche fue utilizado por las autoridades para esa actividad, se negó a dar más detalles.
Un antiguo empleado sostuvo que disidentes políticos de Asia y América Central también han sido objetivos de Avalanche. En Vietnam, por ejemplo, el régimen encarceló a varios activistas medioambientales y prodemocráticos. Asimismo, en la página web de Masalovich hay fotos que demuestran visitas regulares a Myanmar, país cuya junta militar reprimió brutalmente a la disidencia y se convirtió en un importante socio comercial de Rusia.
Según Meta, los nicaragüenses también fueron víctimas de Avalanche. No obstante, el ex agente de la KGB no confirmó ni desmintió si la dictadura de Daniel Ortega también se encuentra entre sus clientes.
Pese a estos reportes y a las sanciones de Estados Unidos, Masalovich también tiene a sus escépticos. Entre ellos, Gavin Wilde, ex director para Rusia del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. “Creen en este mito en el que se apoyaron empresas como Cambridge Analytica, en el que existe la idea de que si puedes reunir suficientes puntos de datos sobre la población objetivo, de alguna manera puedes moldear algorítmicamente la esfera de la información en masa”, opinó.
En respuesta a las acusaciones de que su software no es tan potente como afirma, Masalovich dijo con una fuerte dosis de sarcasmo: “Realmente no entiendo por qué varios clientes siguen utilizando Avalanche desde hace más de una docena de años”.
La invasión de Rusia a Ucrania llevó a Masalovich a buscar más negocios en el extranjero. En particular, en naciones enfrentadas a Estados Unidos.
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