China vendió a Rusia más de 12 millones de dólares en drones y piezas de repuesto, una muestra de la creciente cooperación entre el régimen de Xi Jinping y Vladimir Putin en el marco de la invasión a Ucrania.
Los envíos, que incluyen productos de DJI, el fabricante chino de drones más conocido del mundo, y de empresas más pequeñas, a menudo llegaron a Rusia a través de intermediarios y exportadores de poca monta, informó el diario New York Times, que revisó datos oficiales de aduanas rusas de un proveedor de datos externo.
En total, casi 70 exportadores chinos vendieron 26 marcas distintas de drones chinos a Rusia desde la invasión.
La marca más vendida fue DJI, el más importante fabricante de drones cuadricópteros suspendidos. Esta empresa ya es objeto de controles de exportación por parte de Estados Unidos. Sin embargo, sus ventas a Rusia han continuado, a pesar de que ha dicho que suspendió los envíos tanto a Rusia como a Ucrania.
El Departamento de Comercio añadió a DJI a una lista negra en 2020 que impide a las empresas estadounidenses vender tecnología sin permiso expreso. La medida ha hecho poco para afectar el dominio de DJI en la industria, y los productos de la compañía representaron casi la mitad de los envíos chinos de drones a Rusia, según los datos de aduanas. Una parte de ellos fueron vendidos directamente por DJI, a través de iFlight Technology, filial de DJI.
Un portavoz de DJI dijo al NYT que la compañía no podía encontrar ningún registro de ventas directas a Rusia desde el 16 de abril de 2022, y que investigaría otras firmas que parecían estar vendiendo a Rusia.
La segunda marca más vendida fue Autel, un fabricante chino de drones con filiales en Estados Unidos, Alemania e Italia; los exportadores vendieron casi 2 millones de dólares de sus drones, y el último lote se envió en febrero de 2023. En su sitio web, la empresa anuncia ventas a las fuerzas policiales de Estados Unidos. Autel dijo en un comunicado enviado por correo electrónico al NYT que no tenía conocimiento de ninguna venta a Rusia y que estaba llevando a cabo una investigación interna sobre el asunto.
La administración Biden prometió el mes pasado tomar medidas contra las empresas que venden tecnologías críticas a Rusia. Sin embargo, los complicados canales de venta y las vagas descripciones de los productos en los datos de exportación dificultan la demostración de la presencia de componentes estadounidenses en los productos chinos, lo que podría constituir una violación de los controles de exportación estadounidenses.
El resultado fue un suministro constante de nuevos aviones no tripulados a Rusia. Reabastecer las reservas de drones se ha convertido en una cuestión clave al igual que la adquisición de proyectiles de artillería y misiles.
Algunos expertos señalan que el flujo de drones chinos debería considerarse del mismo modo que el de armas más mortíferas. Incluso los escasos 12 millones de dólares en envíos “moverán la aguja de lo que está ocurriendo en el frente”, dijo al New York Times Cole Rosentreter, director ejecutivo del fabricante canadiense de drones Pegasus, que ha asesorado a los ucranianos sobre el uso de drones durante la guerra.
Además, según el diario estadounidense, es probable que las ventas oficiales sean sólo una parte de un flujo mayor de tecnologías a través de canales no oficiales y otras naciones amigas de Rusia, como Kazajstán, Pakistán y Bielorrusia.
El suministro chino de drones es una nueva muestra del apoyo del régimen de Xi Jinping al esfuerzo bélico de Rusia. La ayuda es en primer lugar económica, ya que China siguió siendo uno de los mayores compradores de petróleo ruso, ayudando a financiar la invasión. Además, ambas partes también han realizado maniobras militares conjuntas y funcionarios estadounidenses han advertido de que China sigue considerando la posibilidad de vender armas letales para su uso en Ucrania.
Esta semana, el presidente chino Xi Jinping volvió a mostrar su apoyo a al presidente ruso Vladimir Putin en un encuentro para discutir un plan de paz en Ucrania. Sin embargo, el Secretario de Estado, Antony Blinken, advirtió que la visita es una “cobertura diplomática para que Rusia siga cometiendo” crímenes de guerra.
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