Diputados independientes anunciaron este viernes la presentación de dos mociones de censura “transpartidaria” contra el gobierno francés, firmada también por legisladores de la oposición de izquierda, en respuesta a la polémica adopción de la reforma de las pensiones.
“El voto de esta moción nos permitirá salir airosos de una profunda crisis política”, dijo el presidente del grupo parlamentario LIOT, Bertrand Pancher. La adopción de esta moción tumbaría el gobierno, pero también la impopular reforma que decidió sacar adelante el jueves sin someterla a la votación de los diputados.
La moción fue firmada por 91 diputados de varios partidos, anunció el presidente del grupo parlamentario centrista y regionalista, pero no recibió el respaldo escrito de ningún diputado del partido conservador LR, cuyos apoyos serán necesarios en el momento en que se vote para que tenga éxito.
“Lamento que ningún diputado de LR sea firmante pero espero que sean muy numerosos a la hora de apoyarla”, señaló Pancher en declaraciones a la prensa en la sede de la Asamblea.
“Hago un llamamiento a la responsabilidad de todos los diputados para proteger la democracia”, afirmó el diputado opositor, quien subrayó que hay “una profunda crisis política”.
Asimismo, el partido de extrema derecha Agrupación Nacional de Francia presentó también una moción de censura.
La legisladora de RN, Laure Lavalette, también dijo que su partido votaría a favor de todas las “mociones de censura presentadas”, después de que independientes y miembros de la amplia coalición de izquierda NUPES presentaran una primera convocatoria de este tipo.
El reglamento de la Asamblea Nacional establece que hay que esperar al menos 48 horas entre la presentación de una moción de censura y su debate y votación, por lo que -a falta de una decisión de la Mesa de la cámara- como pronto se trataría a partir del domingo a las 14.00 GMT.
Hace falta una mayoría absoluta para derribar al Gobierno, lo que supone reunir 289 votos, que en estos momentos son 287 debido a que hay varios escaños vacantes.
Otros partidos de la oposición habían anunciado ayer la presentación de sus propias mociones de censura. Esta primera tiene como firmantes también a partidos de izquierda.
La líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, había avanzado que presentaría una propia pero que también votaría cualquier otra, aunque sea de la iquierda, para tumbar el Ejecutivo de la primera ministra, Élisabeth Borne.
“Lo importante -subrayó Le Pen- no es quién se presente a la moción, lo importante es que el Gobierno caiga”.
El presidente Emmanuel Macron no ha hablado en público, de momento, ni se ha manifestado en redes sociales.
En al menos media docena de ciudades francesas se han convocado nuevas manifestaciones para esta tarde a fin de continuar con las protestas que ya comenzaron ayer en París y otros lugares contra la aprobación de la reforma de las pensiones por decreto.
Los manifestantes cortaron el tráfico en París el viernes mientras los enojados críticos, los opositores políticos y los sindicatos de toda Francia arremetieron contra la decisión del presidente, Emmanuel Macron, de forzar la aprobación de un proyecto de ley que retrasa la edad de jubilación de los 62 a los 64 años en el Parlamento sin someterlo a votación.
Macron ordenó el jueves a la primera ministra Elisabeth Borne que ejerciese un poder constitucional especial para aprobar la impopular reforma de las pensiones sin votaciones en la Asamblea Nacional, la cámara baja del Parlamento francés.
Su calculado riesgo enfureció a los legisladores de la oposición, a muchos ciudadanos y a los sindicatos. Miles de personas protestaron el jueves en la Plaza de la Concordia, frente a la Asamblea. Con la caída de la noche, la policía cargó contra los inconformes en oleadas para despejar el lugar. Entonces, pequeños grupos se trasladaron a las calles próximas del elegante barrio de los Campos Elíseos, donde provocaron incendios callejeros.
Escenas similares se repitieron en muchas otras ciudades, desde Rennes y Nantes, en el este del país, a Lyon y la ciudad portuaria de Marsella, en el sur, donde se destrozaron los vidrios de numerosas tiendas y oficinas bancarias, según medios franceses.
En declaraciones a la emisora de radio RTL el viernes, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, dijo que 310 personas fueron arrestadas durante la noche y que la mayoría de las detenciones, 258, se efectuaron en París.
Los sindicatos que organizaron huelgas y marchas contra el plan del gobierno dijeron que en los próximos días habrá más movilizaciones. “Esta reforma de la jubilación es brutal, injusta, injustificada para el mundo de los trabajadores”, declararon.
Macron ha hecho de los cambios en el sistema de pensiones la principal prioridad de su segundo mandato y sostiene que la reforma es necesaria para impedir que el fondo entre en déficit mientras Francia, como muchas otras naciones ricas, enfrenta una caída en la tasa de natalidad y un aumento en la esperanza de vida.
El presidente decidió invocar el poder especial durante una reunión del gobierno celebrada minutos antes de la votación prevista en la Asamblea Nacional, donde no había garantías de que saliese adelante. El Senado había dado luz verde a la medida antes del jueves.
La oposición exigió la renuncia del gobierno. Si la moción de censura sale adelante, para lo que se necesita la mayoría absoluta de la cámara, sería la primera exitosa desde 1962 y forzaría la salida del ejecutivo, además de la retirada del plan.
Macron podría volver a elegir a Borne, si así lo decide, y se nombraría un nuevo gobierno. Si la moción sale rechazada, se considerará que la reforma de las pensiones ha sido aprobada.
(Con información de AFP y EFE)
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