A pocos días de haber sido designado por unanimidad para conducir el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) por segunda vez, Rafael Grossi mantuvo una extensa charla con Infobae en la que abordó todos los temas. Tras un balance de su gestión al frente de la Agencia desde 2019 y de marcar cuáles serán sus objetivos hasta 2027, Grossi habló de las negociaciones que llevó adelante en Teherán hace apenas una semana, reuniones que calificó de “complejas”. “Cuando Irán está enriqueciendo uranio a niveles muy altos tiene que saber que eso genera efectos y que a raíz de eso tiene que tener una transparencia intachable”, indicó en referencia las advertencias de Israel.
El director del OIEA también hizo referencia a la posibilidad de crear un área de exclusión alrededor de Zaporizhia, la principal central nuclear de Europa ubicada en Ucrania y bajo control militar ruso. “Estamos tratando de evitar que esa instalación se transforme en un objetivo militar porque un accidente nuclear no ahorrará consecuencias para ambos lados y para Europa”, señaló. Reconoció que no habla con Vladimir Putin ni con Volodimir Zelensky desde hace meses y que no hay negociaciones directas entre ambas partes sobre la central, lo que dificulta el objetivo inmediato de asegurar la zona.
Por último, Grossi indicó que el reciente acuerdo entre los Estados Unidos, Reino Unido y Australia para proveerle a éste último submarinos nucleares, se encuadra dentro de los parámetros internacionales pese a la queja del régimen chino que ve una amenaza en la renovada alianza en el Pacífico. “El marco legal existente prevé la posibilidad de este tipo de acuerdos”, concluyó despejando dudas sobre su legalidad.
A continuación, la entrevista completa:
— Sé que estuvo hoy en la Comisión de Regulación Nuclear de los Estados Unidos en Washington. Cómo le fue y qué temas se trataron.
— Bueno, justamente este es un momento muy particular, ¿verdad? Es un momento donde todos los temas que tienen alguna derivación o lo nuclear en su centro están en un momento muy importante y no fácil digamos. Cuando analizamos la agenda internacional desde Ucrania, pasando por Irán o Corea del Norte, o ya en una agenda más amplia en materia de seguridad energética o de calentamiento global o lo que sea lo nuclear ha adquirido una impronta. Siempre fue importante pero ahora adquiere una impronta quizás más relevante. Naturalmente Estados Unidos en ese contexto es siempre un actor incontorneable, un actor inevitable. Y en este caso estoy aquí en Washington justamente como usted mencionaba con el marco regulatorio, los reguladores americanos, porque justamente frente a todos estos acontecimientos hay una cantidad de elementos que tienen que ver con las inspecciones nucleares en las que la voz del regulador americano es importante y la voz del director general de la OIEA también entonces tenemos que conversar.
Al mismo tiempo ha habido algunos acontecimientos importantes. Usted habrá visto que en el día de ayer el presidente Joe Biden anunció junto a sus contrapartes del Reino Unido y de Australia un proyecto importante destinado a dotar a Australia de submarinos nucleares y el presidente Biden se refirió a nosotros en su alocución. Habló de la OIEA y habló en particular del director general. ¿Por qué? Porque estamos avanzando, ellos están avanzando en proyectos que implican enfoques novedosos de inspecciones. Que son criticados por algunos por razones políticas y geopolíticas, y donde la Agencia tiene que asegurar que no haya una derivación de proliferación de armas nucleares a raíz de este episodio porque como es obvio Australia es un país que no tiene armas nucleares. Entonces frente a esto, frente a Irán, voy a estar en el Consejo Nacional de Seguridad conversando con mis contrapartes allí sobre este tema, la OIEA está en una posición importante y para mí entonces es indispensable este tipo de consultas en este momento.
— Sobre el acuerdo entre Estados Unidos, Australia y Reino Unido le voy a preguntar sobre el final. Pero me gustaría también que me cuente: el pasado 10 de marzo fue designado para un segundo mandato al frente del Organismo Internacional de Energía Atómica y quería saber sobre estos pasados años que fueron muy ajetreados, muy intensos. Sobre todo el último, imagino. Y quería saber qué balance hace de esos años y cuáles son sus objetivos de aquí al 2027.
— Bueno, efectivamente cuando fui elegido director general del Organismo en el año 2019 poco podía imaginar que me iba a tocar, como a todos los que han estado en la gestión ejecutiva internacional o nacional, un fenómeno como la pandemia. La pandemia afectó mucho a la Agencia porque nosotros somos básicamente un inspectorado internacional que para cumplir su misión tiene que viajar y estar en todo el mundo y frente a un mundo que se cerraba, ¿verdad? Y luego obviamente el tema de Irán que se fue degradando. Durante mi gestión era un tema que venía muy controlado, muy manejado a través del famoso JCPOA, o PAIC en español (Plan de Acción Integral Conjunto), el acuerdo integral que había, que el presidente (Donald) Trump decide unilateralmente retirarse, Irán comienza también a retirarse y vuelve este problema que era un problema que aparecía como contenido internacionalmente, vuelve a eclosionar de una manera traumática. Y naturalmente la guerra en Ucrania.
O sea que se ha visto una configuración muy complicada frente a la cual yo traté de llevar adelante una gestión sumamente proactiva, presente digamos en todos estos temas. Y creo que eso suscitó -yo diría que más allá de las diferencias que existen, que son obvias- la adhesión de los países, y para mí fue muy importante que en esta reelección recibí un apoyo incondicional de Rusia y de Estados Unidos. De Rusia y Ucrania. De China y de Estados Unidos. O sea, todos han reconocido la labor útil que en estas circunstancias una gestión independiente, técnica, objetiva -porque no estamos siempre de acuerdo, no vaya usted a pensar que las tratativas son siempre fáciles- era algo positivo. Entonces eso es bueno. Yo creo que de aquí en más en este período, en este nuevo período que se va a abrir en diciembre va a haber dos órdenes de cuestiones. En primer lugar tenemos que seguir avanzando en la solución de las crisis que tenemos abiertas. Lo más urgente es Zaporizhia. Lo más urgente es Ucrania. En Ucrania estamos en todo el país desplegados en todas las instalaciones nucleares ucranianas pero en particular en Zaporizhia. Y como usted sabe yo estoy hace tiempo negociando, y esto me llevó a reuniones con (Volodimir) Zelenski, con (Vladimir) Putin, negociando algún esquema de protección para la central en tanto el conflicto sigue abierto. En Irán estuve la semana pasada en Teherán donde logramos algunos preacuerdos interesantes para volver a dotar a la agencia de capacidad de inspección que había estado perdiendo.
Y naturalmente todo esto acompañado por lo que yo creo también es muy importante y desde una perspectiva de un medio en Iberoamérica como Infobae creo que es relevante, una Agencia que esté sumamente presente en la solución de problemas como la medicina, como la seguridad alimentaria, como la gestión del agua, la protección del medioambiente. Donde el gran público a veces quizás y naturalmente ignora que el Organismo tiene una función muy importante también. Entonces yo veo a la OIEA como un instrumento de paz pero también de desarrollo y es allí donde estoy tratando de orientar mi gestión.
— Dijo hace un instante que el tema nuclear en Irán en los últimos años se fue degradando y que eso significó un desafío para usted. Estuvo hace una semana en Irán, en Teherán. Qué puede contarnos sobre las reuniones que tuvo allí, si fueron tensas, y si quedó satisfecho con las explicaciones que le dieron los técnicos iraníes. Porque como todos sabemos hay una sospecha de un enriquecimiento excesivo de uranio que preocupa a la comunidad internacional.
— Sí, efectivamente. Para mí era indispensable este viaje porque yo lo planteé como un viaje por supuesto en el marco de mi función técnica pero más político, porque habida cuenta de esta degradación de los contactos con Irán, la pérdida de visibilidad, de inspecciones, a mí me pareció que era indispensable y así se lo planteé a las autoridades iraníes de tener un diálogo político de alto nivel donde yo pudiera explicar las dificultades, por qué estas dificultades no conducen en mi opinión a un aligeramiento de las tensiones en la región y eventualmente un papel constructivo que la OIEA pudiera tener también, por ejemplo, en el retorno al JCPOA. Así que en primer lugar ver al presidente (Ebrahim) Raisi, con el cual no había tenido oportunidad de entrevistarme, al presidente (Hasan) Rohaní sí lo había visto. El presidente Raisi es relativamente una nueva administración, ya con un tiempo en el poder pero con los cuales no había tenido la oportunidad de hablar. El ministro de Relaciones Exteriores, Amir Abdollahian, y la comunidad nuclear por así decir. Entonces las reuniones obviamente yo diría que tensas no fueron, fueron complejas, fueron complejas porque ellos tienen una visión de las cosas muy marcada, no han estado satisfechos en todas las circunstancias con nuestra insistencia, con nuestra proactividad en cuanto a las respuestas que ellos tienen que dar de algunas cosas que no han dado respuestas claras. Entonces en lo que yo creo que hubo un entendimiento -si bien no podemos hablar aún de un acuerdo- en la necesidad de trabajar de otra manera. Puesto en un idioma más simple: que así no podíamos continuar. Que es evidente que era un diálogo de sordos como diríamos coloquialmente en español. No se podía continuar y que esto iba a llevar probablemente a un informe mío muy grave, muy negativo a la junta de gobernadores que podía eventualmente terminar en el Consejo de Seguridad. Y justamente mi actitud es siempre de abrir espacios de diálogo y con ese espíritu fui a Teherán. Tenemos algunos preacuerdos, los voy a tratar de consolidar, y el tiempo dirá si este diálogo es fructífero o si ha resultado en realmente un nuevo momento. La historia prueba que el relacionamiento ha sido históricamente con altos y bajos y mi esfuerzo está orientado hacia consolidar una fase constructiva. Está claro que vivimos en un momento donde en la región hay tensiones, Israel y otros países, Arabia Saudita, se posicionan normalmente con relación a lo que ven que sucede en Irán.
— Claro.
— Entonces es por eso que la Agencia puede ahí jugar un papel para facilitar una distensión y para aportar la indispensable transparencia. Irán no me está haciendo un favor, Irán tiene obligaciones contractuales digamos como miembro del Tratado de No Proliferación de cumplir con las inspecciones. Pero las cosas no han sido siempre tan armónicas.
— Entonces, ¿considera fundados los temores de Israel sobre las verdaderas intenciones del plan nuclear de Irán o cree que son exagerados?
— Yo trato de no juzgar intenciones porque eso conlleva una carga, entiendo que en Israel, los analistas o usted como analista internacional y director de un medio las tenga y ese es su rol. Yo como director general del Organismo trato de abstenerme de juzgar intenciones. Pero sí soy muy claro en informar hechos y exigir el cumplimiento estricto de las obligaciones. Entonces, cuando Irán, por ejemplo, está enriqueciendo uranio a niveles muy altos tiene que saber que eso genera efectos y que a raíz de eso tiene que tener una transparencia intachable. Porque si no está contribuyendo a una opacidad potencialment peligrosa.
— Director, lo llevo a otro lado del planeta que conoce a la perfección que es Ucrania y del cual hablamos brevemente. ¿Cuándo fue la última vez que habló por teléfono o personalmente con Vladimir Putin o con algún alto funcionario de Rusia?
— Con Vladimir Putin específicamente en octubre y con funcionarios muy allegados a él constantemente.
— ¿Y con Zelensky?
— Con Zelensky estuvimos hace un par de meses allí y también con él, con su canciller (Dmytro Kuleba), con su primer ministro (Denís Shmihal), constantemente.
— ¿Y lo que habla con una parte, con la otra, coincide con usted en su visión de proteger, de crear una zona de exclusión o de seguridad en las plantas nucleares, sobre todo Zaporizhia?
— Coincide en el objetivo, en todo lo demás no. Coincide en el objetivo. En todo lo demás no, porque unos y otros tienen yo diría aspiraciones diferentes. Rusia ha ocupado esa planta y considera que debe mantenerla en su territorio. Las Naciones Unidas y yo como director de un organismo que está dentro de la esfera de las Naciones Unidas no podemos endosar anexiones por la vía de la fuerza obviamente. Ucrania quiere recuperarla. Y nosotros estamos tratando de evitar que esa instalación se transforme en un objetivo militar porque un accidente nuclear no ahorrará consecuencias para ambos lados y para Europa, digamos, potencialmente también. Entonces, el espacio que yo estoy tratando de abrir en esa especie de jungla de intereses políticos contrapuestos es un espacio de entendimiento en torno a preservar la integridad física de la instalación, nada más. Y ahí es donde surgen las dificultades. Pero bueno, mi objetivo es no abandonar, continuar. Hemos hecho algunos avances. Y también es parte de mis consultas aquí en Washington indudablemente y junto con los otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
— Su objetivo inmediato para Zaporizhia, por ejemplo, ¿es reunir en una misma mesa a los responsables de las áreas nucleares de cada país para que se pongan de acuerdo o seguir siendo el nexo?
— Yo creo que en este momento no hay negociaciones directas. No veo un espacio para negociaciones directas. Sí veo un espacio para que acuerden separadamente conmigo ciertas conductas o ciertos principios básicos para proteger la central independientemente de lo que haga el otro. Pero con un objetivo convergente.
— Hace días, hace cuatro días, vimos y usted ya lo comentó, bombardeos sobre Zaporizhia, sobre la ciudad. Y sé que el peligro no es tanto que se bombardee sobre la central nuclear que está muy protegida, usted me va a corregir, si no el problema son los constantes cortes de luz y la regeneración de energía que pone en peligro al núcleo.
— Claro.
— ¿Cuál es el peor escenario que usted vislumbra ante esto?
— Bueno, lo que ha estado sucediendo con mayor frecuencia es lo que usted bien apunta como la interrupción del flujo eléctrico exterior que es lo que asegura la función de refrigeración de la central. Si la central se queda sin refrigeración usted tiene un derretimiento del núcleo. Lo que pasó, por ejemplo, en Fukujima. Entonces esto es lo que hay que evitar. Hemos tenido seis, seis episodios donde la interrupción absoluta de alimentación externa llevó a que la planta fuera refrigerada a través de generadores diésel de emergencia. Lo cual es ridículo. Es decir, los generadores son la última defensa y uno puede darle luz a su casa quinta cuando se le corta la luz y está perfecto que sea con un diésel, pero la central nuclear más grande de Europa, seis centrales de 1.000 megavatios cada una, es una cosa tremendamente peligrosa. Pero también quiero señalar que es cierto lo que usted dice en cuanto a que es menos probable el bombardeo directo pero ha ocurrido también. Ha ocurrido también en varias ocasiones. Y yo he podido verlo cuando yo he estado en Zaporizhia, ha sido impactada en varias ocasiones la central. Entonces lo que está ocurriendo es algo gravísimo y frente a lo cual la Agencia tiene que reaccionar. Y reaccionar no solo denunciando sino proponiendo soluciones concretas. Yo soy un, digamos, en mi gestión trato de tener un organismo propositivo. A mí los organismos internacionales que denuncian y twittean no me convencen. Parecen una ONG. Nosotros no estamos para eso, tenemos otra función y la comunidad internacional espera otra cosa de nosotros. Entonces por eso es que tenemos nuestra gente ahí que tiene una función también disuasiva eso y estamos tratando de proponer estar soluciones. Pero debo reconocer que aún no lo he logrado y debo reconocer que es complejo y es difícil pero sigo adelante indudablemente.
— Por sus palabras o por información se puede inducir que se está cerca de conseguir un área de exclusión o de seguridad que estimo incluiría la ciudad de Zaporizhia. Qué implicaría esto en términos prácticos, digo, para que lo entienda la audiencia y yo mismo. ¿Que Rusia ya no va a estar más a cargo de la planta, que Ucrania tampoco estará a cargo de la planta y que ustedes toman la planta?
— No, eso es una hipótesis que se ha manejado y que algunos manejan a futuro. Pero no es el momento de eso aún. Lo que yo veo aún es una voluntad de combate en ambos bandos y creo que lo manifiestan ellos, no hace falta que yo se lo diga a usted. O sea, ambos apuestan a una victoria militar y es por eso que la protección de la planta en la manera en la que yo la estoy planteando es una medida, digamos, intermedia, antes de lograr algo más ambicioso como lo que usted indica, algún tipo de desmilitarización. No sé si eso será posible o no, o el retorno definitivo de la planta a Ucrania u otras alternativas que puedan suceder y que yo no puedo en este momento imaginar. O las puedo imaginar pero no tengo ninguna prueba de que vayan a suceder. Por eso es que no podemos esperar a que la realidad del campo de batalla nos marque lo que es posible si no forzar ciertas medidas para que lo que está sucediendo en el campo de batalla no derive también en un accidente radiológico de gran dimensión.
— ¿Depende más de Rusia o de Ucrania que Zaporizhia no sea el próximo Chernóbil o Fukujima?
— Yo creo que depende de los dos porque están en guerra y en una zona de combate es a veces difícil, hay mucha gente que me ha preguntado pero quién es, en primer lugar yo no soy el árbitro, el referí en esto. Si tuviera ese mandato lo haría pero no lo tengo. Entonces lo que yo tengo que tratar es evitar que haya un daño. Y creo que en esto ambos tienen una responsabilidad. Ambos dos. Y yo lo que busco también es rodear esta convicción mía de un apoyo de la comunidad internacional para que ambos contendientes comprendan que también tienen una responsabilidad general frente a la comunidad internacional. Y esto es lo que yo converso con (Emmanuel) Macron, con Estados Unidos, con el gobierno alemán y con otros, ¿no?
— Salvo estos dos protagonistas de esta guerra los otros países, las otras potencias nucleares coinciden con su visión de que es necesaria un área de exclusión de seguridad.
— Sí, coinciden. Obviamente tienen cada uno sus matices porque obviamente las grandes potencias occidentales son aliados, o apoyan digamos, no sé si aliado técnicamente cabe totalmente como concepto, pero apoyan abiertamente y militantemente a uno de los dos, es decir a Ucrania. Entonces, también allí la visión de ellos está siempre teñida de ese factor. Pero sí creo que hay una gran comprensión del papel que puede jugar la agencia y un apoyo al papel que puede jugar la agencia.
— Por último director, lo saco de Ucrania y lo llevo a Australia. En las últimas horas se firmó este acuerdo que hablábamos al principio entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia de proveer a Australia de submarinos nucleares. China se quejó y dijo que forzaba las leyes internacionales y los tratados internacionales. ¿Pero se viola algún tipo de norma internacional con este acuerdo?
— La objeción de China es comprensible porque se trata de una decisión que tiene importantes repercusiones o que tendrá importantes repercusiones en el plano estratégico militar del así llamado Indo-Pacífico. Más allá de eso yo debo decir sin entrar en polémica con China que el marco legal existente prevé la posibilidad de este tipo de acuerdos. Porque lo que va a suceder aquí es lo siguiente, para ponerlo de una manera que los lectores y la audiencia pueda comprender. Como se trata de un navío militar mientras éste navío militar está en operaciones naturalmente mis inspectores no pueden estar inspeccionando lo que pasa con ese material nuclear. Entonces el marco legal existente ya desde los años 70 implica o contempla, contemplaba y contempla, la posibilidad de excluir ese material nuclear temporariamente del régimen de inspecciones mediando un acuerdo especial. Entonces lo que me ha sido comunicado a mí, el primer ministro (Anthony) Albanese de Australia y la canciller (Penny) Wong es decirme bueno, nosotros invocamos este derecho de retirar mientras está la operación del submarino este material de las inspecciones. Entonces mi repuesta es muy bien, para esto tenemos que tener un acuerdo especial. Y lo que hacemos ahora es iniciar un proceso técnico de negociación para llegar a ese acuerdo especial que deberá ser aprobado por la junta de gobernadores del Organismo en su momento. De modo tal que es un proceso que se ha iniciado. Es un proceso técnicamente complejo. Debo decir que si bien esto estaba previsto en la normativa nunca sucedió.
— Claro.
— Por eso es que hay tanta conmoción, tanta emoción, y tanto debate en el mundo. ¿Pero cómo es esto? Y también hay confusión y por eso para mí es una excelente oportunidad hablar con los medios para explicar. Porque también hay una amalgama que se hace entre propulsión naval nuclear y armas nucleares. Y si usted vio ayer el propio presidente Joe Biden insistía él de manera pedagógica cuando lo anunciaba y decía no son armas nucleares. Por qué el propio presidente de Estados Unidos tiene que estar diciéndolo, porque hay una tendencia a mezclar una cosa con otra. Entonces, acá hay una labor muy importante, yo creo que es una prueba para el Régimen Internacional de No Proliferación de la cual el Régimen debe salir airoso. Y es por eso que es una gran responsabilidad para estos tres países y también para la Agencia. Naturalmente va a haber debate fuerte. Yo preveo un debate muy fuerte, muy vivo y muy conflictivo pero bueno, esto hace a la decisión de los países y yo entiendo que justamente usted apuntaba a China, puede haber otros países que tengan objeciones y es el deber nuestro explicar.
— Director Rafael Grossi muchísimas gracias por este contacto con Infobae.
— Bueno, un placer. Muchísimas gracias por esta oportunidad de dirigirme a todo el público hispanoparlante que ustedes atienden y siempre dispuestos a mantener el contacto con Infobae América cuando sea necesario. Muy amable y muchísimas gracias.
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