Irán se prepara para celebrar la milenaria fiesta del fuego, previa al Año Nuevo persa, con nuevas tensiones por las llamadas a protestas, las advertencias de las autoridades y el despliegue de las fuerzas de seguridad.
La fiesta de “Charshanbe Suri” tiene raíces zoroástricas y los iraníes la celebran desde hoy al anochecer, saltando y bailando alrededor de hogueras para atraer la buena fortuna en el Año Nuevo persa que comienza el 21 de marzo.
Esta festividad preislámica con 1.700 años de antigüedad suele reunir a multitudes y este año activistas han llamado a acudir a las calles para continuar las protestas desatadas por la muerte en septiembre de Mahsa Amini.
“Volvamos a las calles, arrojaremos al fuego la ira revolucionaria”, llamó un grupo de jóvenes activistas en redes sociales.
Ese llamamiento fue repetido por varios grupos de activistas y se produce cuando las protestas desatadas por la muerte de Amini han casi desaparecido de las calles tras una represión que ha causado casi 500 muertos y en las que han sido ahorcados cuatro manifestantes, uno de ellos en público.
Anoche ya se produjeron algunas tímidas protestas en varias ciudades iraníes, tras semanas de calma, según vídeos compartidos por activistas en redes sociales.
Ante el anuncio de nuevas protestas las autoridades no han dudado en advertir a la ciudadanía y en anunciar el despliegue de policías.
Así, el jefe de Policía de la región de Teherán, Abbas Ali Mohammadian, anunció que desde las 15.00 hora local de este martes se desplegará a agentes por toda la capital para hacer frente a “aquellos que perturben la paz”.
Por su parte, la Fiscalía de la provincia de Isfahan ha advertido que se castigará con un año de cárcel y 74 latigazos a aquellos que se manifiesten o protesten, entre otros casos.
La muerte de Amini bajo custodia policial tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo desató las mayores protestas en décadas contra la República Islámica, protagonizadas por jóvenes al grito de “mujer, vida, libertad”, con un marcado tono feminista.
Las protestas han desaparecido, pero muchas mujeres continúan su lucha dejando al aire sus melenas, en un gesto de desobediencia ante unas leyes que consideran injustas.
El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, afirmó la semana pasada que el uso del velo islámico es una obligación legal y una necesidad religiosa de las mujeres iraníes para mantener una vida “casta” y garantizar la seguridad de la sociedad.
(Con información de EFE)
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