China reabrirá este miércoles sus fronteras a los turistas y volverá a emitir todas las clases de visas después de un receso de tres años durante la pandemia, en un intento de impulsar su economía y su industria turística.
China es uno de los últimos países grandes que reabre a los turistas. El anuncio se hizo el martes, después de que el gobierno declarase una “victoria decisiva” sobre el COVID-19 en febrero.
A partir del miércoles se reanudará la tramitación de todas las visas. También se permitirá la entrada sin visa en destinos como la isla de Hainan y para cruceros que lleguen a Shanghái que no tenían requisito de visas antes del COVID.19.
Los extranjeros con visas anteriores al 28 de marzo de 2020 que sigan siendo válidas podrán entrar en China. Se permitirá el acceso sin visa para extranjeros que lleguen a Guangdong, en el sur de China, desde Hong Kong y Macao.
El comunicado no especificaba si se requerirían certificados de vacunación o pruebas negativas de COVID-19, aunque el vocero del Ministerio chino de Exteriores Wang Wenbin dijo el martes a la prensa que China ha “optimizado las medidas de pruebas remotas de personas llegadas a China desde países relevantes”, lo que permitiría el registro previo con pruebas de antígenos en lugar de pruebas de ácido nucleico.
“Todo esto ha sido bien implementado, y en general el riesgo epidémico es controlable”, dijo Wang en una conferencia de prensa diaria.
La decisión “facilitará más los traslados de personas chinas y extranjeras”, según un aviso en los sitios web de varias embajadas y misiones diplomáticas chinas.
Los conocedores del sector turístico no esperan una afluencia masiva de visitantes a corto plazo, ni un impulso significativo de la economía. En 2019, los ingresos por turismo internacional representaron solo el 0,9% del producto interior bruto del gigante asiático. Pero la reanudación de la emisión de visados para turistas marca un impulso más amplio de Beijing para normalizar los viajes entre China y el mundo, después de haber retirado en enero su advertencia a los ciudadanos contra los viajes al extranjero.
China se había aferrado a una estricta política de “cero COVID” que incluía confinamientos repentinos y pruebas diarias de COVID-19 para tratar de frenar el virus. La mayoría de esas normas se abandonaron en diciembre en medio de una creciente oposición.
Las normas de visas se suavizaron tras una aprobación inicial de las salidas de grupos de ciudadanos chinos. Los resultados de esas pruebas fueron positivos, y las condiciones de la pandemia han mejorado en general, dijo Wang.
“China seguirá haciendo mejores acuerdos para el movimiento seguro, sano y ordenado de las personas chinas y extranjeras basado en evaluaciones científicas y a la vista de la situación”, indicó. “También confiamos en que todas las partes se sumen a China para crear condiciones favorables para los intercambios transfronterizos”.
Pero es posible que los visitantes no acudan en masa de inmediato.
Las opiniones desfavorables sobre China entre las democracias occidentales se han endurecido debido a la preocupación por los derechos humanos y la agresiva política exterior de Beijing, así como a las sospechas en torno a la gestión del COVID-19, mostró en septiembre una encuesta mundial del Pew Research Center.
(Con información de AP y Reuters)
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