Todos, ucranianos y rusos, se desangran allí. Volodimir Zelensky informó que en las últimas dos semanas fueron abatidos más de mil soldados enemigos en aquel punto dramático de la guerra. Pero las bajas propias son también numerosas. Todo es apocalíptico en Bakhmut, como en su momento ocurría en Mariupol -al sur del país-, ya en manos invasoras.
La batalla por la ciudad comenzó a profundizarse durante el avance ruso en Donetsk, en julio pasado. Desde entonces, ambos ejércitos se encuentran empantanados en una lucha donde cada avance es repelido y la sangre en el terreno se confunde con la nieve y el barro. Los ocupantes de Vladimir Putin no consiguen quedarse con ese poblado pese a tenerlo prácticamente rodeado por todos los flancos.
Pero entre los rusos existe la creencia de que alguna mano negra está saboteando los esfuerzos por conquistar esa ciudad fantasmagórica. Yevgeny Prigozhin, el oligarca cercano a Putin que es amo y señor del mercenario Grupo Wagner, fustigó durante meses al Ejército de su país por la falta de avances, poca planificación y escasez de recursos. Es quien juró tomar Bakhmut con sus propios combatientes a cualquier costo. Lo hace con soldados entrenados, pero sobre todo con los convictos que reclutó en prisiones a lo largo de Rusia. Sin embargo, está incumpliendo su promesa.
Su alto perfil despertó sospechas en Moscú. Prigozhin se lanza como una figura política. Se sueña presidente. Él mismo insinuó que sus aspiraciones radicaban en Ucrania. Sin embargo, el Kremlin olfateó que podría querer ser candidato en 2024 específicamente en Rusia, donde también hay elecciones. Su envalentonamiento, ¿contaba con el visto bueno de Putin? Misterio.
Lo cierto es que el aura de invencibilidad que tenía su banda de mercenarios está en duda. Pero esa sensación palpable estaría alimentada desde dentro de Rusia. Un análisis de la ofensiva hecho por el think tank norteamericano Institute for the Study of the War señala que el “Ministerio de Defensa ruso puede estar gastando deliberadamente fuerzas del Grupo Wagner en Bakhmut en parte para descarrilar las aspiraciones políticas de Prigozhin”.
Aleksey Mukhin, un reconocido politólogo ruso que colabora frecuentemente con los medios de comunicación estatales y con cercanía al Kremlin, multiplicó esta versión de que las fuerzas convencionales del ejército ruso no ayudan a los contratados por Prigozhin. Al parecer, el Grupo Wagner no cosechó simpatías en el frente de batalla.
“Es probable que el ministro de Defensa ruso, Sergey Shoigu, y el jefe del Estado Mayor ruso, el general Valery Gerasimov estén aprovechando la oportunidad para gastar deliberadamente fuerzas de élite y de convictos del Grupo Wagner en Bakhmut, en un esfuerzo por debilitar a Prigozhin y desbaratar sus ambiciones de una mayor influencia en el Kremlin. El Ministerio de Defensa ruso ha estado restringiendo cada vez más la capacidad de Prigozhin para reclutar convictos y conseguir munición, obligando a Prigozhin a reconocer públicamente su dependencia del Ministerio de Defensa ruso”, señala el instituto con sede en Washington.
Esa presión -a fuerza de vidas rusas- provocó una genuflexión inesperada hasta hace unos meses. Prigozhin dijo que en los últimos días el Ministerio de Defensa le había suministrado municiones provenientes de Zaporizhia, la ciudad de Donetsk y de Avdiivka. Y aclaró: “No hay conflicto entre los combatientes de Wagner y los del Ejército”. Le faltó añadir: “Perdón y gracias, general Shoigu”.
Por su parte, otro think tank, el polaco Rochan Consulting -especializado en Rusia, Bielorrusia y Ucrania- no registró mayores cambios en aquella ciudad humeante: “En Bakhmut se libraron intensos combates en todas las direcciones. Al parecer, el flanco sur fue el más presionado el lunes, ya que los rusos consiguieron avanzar por el sector residencial de esta zona”.
“Según el comandante de las fuerzas terrestres ucranianas, el general Oleksandr Syrsky, la situación en torno a Bakhmut sigue siendo difícil. No añadió nada nuevo: las unidades de asalto de Wagner avanzaban desde varias direcciones, tratando de romper las líneas defensivas ucranianas en dirección al centro de la ciudad”, informó Rochan Consulting.
Se espera una contraofensiva ucraniana para las próximas horas. Para ello, las fuerzas locales consiguieron desplegar nuevos refuerzos que estaban dispuestos a lo largo de la frontera con Bielorrusia y en Cherníhiv, una ciudad también del norte de Ucrania.
Bakhmut es un símbolo. La conquista definitiva de ese bastión por parte de Rusia podría constituir un duro golpe para Zelensky y un bajón importante en la moral de las fuerzas ucranianas. Fue allí donde el presidente ucraniano se acercó el 20 de diciembre pasado para honrar a los caídos y felicitar a los soldados que luchaban por la bandera azul y amarilla. Son muchas las vidas que allí se acaban.
Sin embargo, si ese símbolo finalmente es retenido por los ucranianos, Rusia habrá experimentado una derrota de proporciones épicas, imperdonable para la traidición rusa. Y sobre todo, el Grupo Wagner -el mismo que los primeros días de la invasión buscó a Zelensky para asesinarlo en Kiev- se habrá visto reducido casi a cenizas... junto a las aspiraciones políticas de su jefe, Prigozhin.
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