Ucrania no renuncia a Crimea: “Rusia ha hecho de ella una gran base militar”

La península ha sido clave para que Putin lograra conquistar territorios sureños como Kherson al principio de esta guerra. Además, la presencia de las tropas del Kremlin en ese territorio amenazan las exportaciones de grano, lo cual es vital para la seguridad alimentaria de muchos países

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El presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky. REUTERS/Viacheslav Ratynskyi
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky. REUTERS/Viacheslav Ratynskyi

Pese a que algunos les piden en “aras de la paz” que renuncien a Crimea, los ucranianos insisten en que no aceptarán ninguna solución que no implique la recuperación de esta península anexionada por Rusia en 2014 y que el Kremlin utiliza para atacar desde más cerca al resto de Ucrania.

“Rusia ha controlado Crimea durante casi nueve años, y ¿qué ha hecho con ella? Convertirla en su gran base militar”, dijo a EFE Mariia Tomak, líder de la Plataforma por Crimea, que recuerda que Moscú sigue utilizando su flota en la península para alcanzar con sus misiles regiones ucranianas de todo el país.

ZAPORIZHZHIA Y KHERSON

La representante de esta iniciativa puesta en marcha por el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, en 2021 para trabajar a nivel internacional por el retorno de Crimea a las fronteras ucranianas recuerda, además, que esta península fue clave para que Rusia lograra conquistar territorios sureños como Kherson al principio de esta guerra.

“Aceptar la ocupación de Crimea es condenar a las regiones de Zaporizhzhia y Kherson”, explica Tomak, que alude a las dificultades logísticas que para Rusia supone proveer de suministros a la península sin un corredor terrestre que la conecte con la Federación Rusa o con territorios ucranianos ocupados por Rusia.

SIN LIBERTAD DE NAVEGACIÓN

“La presencia de Rusia en Crimea será siempre un peligro para Ucrania”, declara a EFE Tamila Tasheva, representante de la presidencia ucraniana para Crimea.

Tasheva señala que ha sido la ocupación rusa de Crimea la que ha permitido a Rusia conquistar o bloquear los puertos ucranianos del Mar Negro, amenazando las exportaciones de un volumen de grano vital para la seguridad alimentaria de muchos países.

Buques mercantes, entre los que se incluyen varios sujetos al acuerdo de granos del mar Negro, esperan para cruzar el estrecho del Bósforo frebte a la costa de Yenikapi, en Estambul, Turquía. REUTERS/Umit Bektas
Buques mercantes, entre los que se incluyen varios sujetos al acuerdo de granos del mar Negro, esperan para cruzar el estrecho del Bósforo frebte a la costa de Yenikapi, en Estambul, Turquía. REUTERS/Umit Bektas

LA TRAGEDIA DE LOS TÁRTAROS

Tasheva nació en Uzbekistán, en el seno de una familia de tártaros de Crimea deportada por Stalin, que en 1944 envió a Asia Central por la fuerza a más de 230.000 tártaros crimeos para rusificar la península.

Tasheva regresó a Crimea con la declaración de independencia ucraniana en 1991.

Desde la ocupación rusa de 2014 trabaja para asistir a quienes luchan por los derechos humanos, la reunificación con Ucrania y la identidad tártara bajo la ocupación rusa, que, según Kiev, mantiene entre rejas a más de 180 presos políticos, de los que 116 son de origen tártaro.

UNA NUEVA RUSIFICACIÓN

Crimea tenía antes de la anexión rusa más de dos millones de habitantes. Unos cien mil buscaron refugio en otras partes de Ucrania y Moscú facilitó la inmigración a la península de cientos de miles de rusos.

“Rusia sigue la misma estrategia en todas partes”, afirma Tomak. “No quiere diversidad en Crimea, sino hacer una limpieza para no tener más que gente leal que no interfiera en su concepto de Crimea como una base militar”, añade.

EL ARGUMENTO HISTÓRICO

Si Crimea no fuera ucraniana sería tártara, pero en ningún caso rusa”, dice Tasheva sobre el supuesto carácter ruso que le conferiría haber sido parte de los imperios ruso y soviético durante más de dos siglos.

Antes de que la zarina Catalina la conquistara para Rusia en 1783, explica Tasheva, Crimea tuvo su propio Estado gobernado por los tártaros, el Kanato, durante más de tres siglos. “Los tártaros son el pueblo indígena de Crimea y no podemos dejarles sin su lugar en el que vivir”, afirma Tomak.

SIN ARMAS PARA CRIMEA

Las reservas occidentales respecto al objetivo ucraniano de recuperar Crimea afectan también a la ayuda militar que recibe Ucrania. “De momento no hemos recibido armas que nos permitan liberar Crimea”, dice Tomak, en referencia al alcance limitado de las armas occidentales que está recibiendo Kiev.

Vista de tanques T-72, en Crimea una fotografía de archivo. EFE/Sergei Ilnitsky
Vista de tanques T-72, en Crimea una fotografía de archivo. EFE/Sergei Ilnitsky

Ucrania ha logrado golpear infraestructuras y objetivos militares rusos en la península ocupada, pero lo ha hecho con material militar de su propia fabricación. Los ataques ucranianos sobre Crimea siguen provocando nerviosismo en Washington y algunas capitales europeas por temor a las represalias rusas.

ABRIR LA CAJA DE PANDORA

Otra razón invocada por Kiev para descartar cualquier compromiso que no implique recuperar Crimea tiene que ver con el precedente internacional que sentaría.

“Abriría una verdadera caja de pandora, porque otros Estados agresivos lo utilizarían para hacer lo mismo en otros territorios si Rusia y (el presidente ruso, Vladímir) Putin, se salen con la suya”, dice Tomak.

(Con información de EFE)

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