El Ministerio de Defensa ruso confirmó que utilizó misiles Kinzhal en Ucrania, lo que también fue reportado por Kiev, que estimó en seis los misiles hipersónicos de esa clase lanzados en la fuerte ofensiva de las primeras horas del jueves. Los objetivos rusos fueron una vez más infraestructuras civiles, una estrategia considerada un crimen de guerra por la comunidad internacional.
“Desgraciadamente, un misil del tipo Kinzhal alcanzó un objeto de infraestructura”, declaró Serhi Popko, jefe de la autoridad militar de la región de Kiev.
Los Kinzhal (Daga en ruso) son misiles de emplazamiento aéreo que tienen un alcance de más de 2.000 kilómetros y una velocidad diez veces mayor que el sonido (Mach 10), pudiendo alcanzar hasta 12.350 kilómetros por hora. A partir de Mach 5, la velocidad ya se considera hipersónica.
Este misil de alta precisión puede portar tanto ojivas nucleares como cargas convencionales.
Según un informe citado por la agencia de noticias rusa TASS, en julio de 2018, este tipo de armamento podría llegar a superar los 3.000 kilómetros, en caso de ser lanzado desde un bombardero Tupolev Tu-22M. Esta daga rusa es un proyectil muy difícil de interceptar debido a su capacidad de maniobra. Su característica hipersónica le permite cambiar su trayectoria en el aire y desviarse en caso de que sea necesario.
El ejército de Putin ya ha usado este tipo de misil previamente en Ucrania. En agosto, reportó que habían sido lanzados en tres oportunidades, comenzando en julio. “Y las tres veces mostró características brillantes”, celebró entonces el ministro de Defensa, Serguei Shoigu.
Los misiles Kinzhal (“daga” en ruso) forman parte de un conjunto de nuevas armas hipersónicas que el presidente Vladímir Putin presentó en 2018 en un belicoso discurso en el que dijo que podían alcanzar casi cualquier punto del mundo y evadir un escudo antimisiles desarrollado por Estados Unidos.
No obstante, la cadena CNN apuntó que en esencia, todos los misiles son hipersónicos, ya que casi cualquier ojiva lanzada desde un cohete a kilómetros de distancia en la atmósfera alcanzará esta velocidad en dirección a su objetivo. Esto hace que no se trate de una tecnología nueva.
Potencias militares como China, Estados Unidos, Corea del Norte, y la propia Rusia, están trabajando actualmente en el desarrollo de un vehículo de planeo hipersónico (HGV, por sus siglas en inglés). Su particularidad radica en que es altamente maniobrable, y que puede ajustar el rumbo y la altitud mientras vuela a una velocidad hipersónica, lo que la convierte en un arma casi imposible de detener.
El Kinzhal, en tanto, es una versión modificada del misil Iskander, también utilizado en varias oportunidades durante la guerra en Ucrania. Ambos tienen maniobrabilidad limitada, pero no son HGV. Su principal ventaja es que pueden ser lanzados desde aviones de combate MiG-31, lo que le otorga un mayor alcance y la capacidad de atacar desde múltiples direcciones, según un informe del año pasado del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales.
En esa línea, el diario El Mundo argumenta que, más que misiles hipersónicos, los Kinzhal son misiles “muy rápidos, pero que no cumplen con las características de maniobrabilidad que se le suponen a un misil hipersónico”. “El problema es que, cuando hablamos de ‘misiles hipersónicos’, no es suficiente que el misil vaya muy deprisa. También se le exige que sea capaz de eludir las defensas enemigas, y cambiar de rumbo cuando lo precise”, agrega el periódico español.
El año pasado, especialistas en armamento y los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido restaron importancia a las capacidades hipersónicas de Rusia y al grado de importancia de su uso en el campo de batalla. Cuando fueron desplegados, el Ministerio de Defensa británico dijo que Moscú probablemente los utiliza para “disminuir la falta de progreso en la campaña terrestre de Rusia”. Mientras que Lloyd Austin, secretario de Defensa norteamericano, consideró que Putin estába “tratando de restablecer algo de impulso” en su invasión de Ucrania.
“No lo veo como un punto de inflexión. Creo que Rusia los usa para ganar impulso. Hemos visto que atacan pueblos, ciudades y civiles. Pensamos que lo seguirán haciendo, pero no creo que eso cambie las reglas del juego”, afirmó Austin en una entrevista con la cadena CBS.
Rusia lleva persiguiendo armas hipersónicas desde la década de 1980, pero ha acelerado sus esfuerzos en respuesta a la retirada de Estados Unidos del Tratado de Misiles Antibalísticos en 2002 y a los despliegues de misiles de defensa de Estados Unidos en territorio norteamericano y en Europa, de acuerdo a un informe del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos publicado el año pasado. Además del Kinzhal, Moscú está trabajando en otros dos programas de armas hipersónicas: el 3M22 Tsirkon (o Zircon) y el Avangard.
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